A pesar de estos datos, la estadística también refleja que el 26,1% de los castellanomanchegos ocupados, podría teletrabajar total o parcialmente por su tipo de actividad. Algo que refleja que las empresas y las administraciones tampoco están muy receptivas a la implantación de esta modalidad de trabajo.

La secretaria de Empleo, Igualdad y Políticas Sociales de UGT CLM, Isabel Carrascosa, ha subrayado que el teletrabajo tiene beneficios y desventajas y ha reivindicado que esta modalidad de trabajo va asociada también a derechos laborales.

“Es cierto que, en nuestra región, y en el resto de España, el teletrabajo no está muy instaurado, pero sin embargo no ocurre lo mismo con otros países, tanto es así que actualmente se estima que más de un tercio de la fuerza laboral mundial está teletrabajando. Esto supone aspectos positivos para los trabajadores y trabajadoras pero también negativos. Por un lado, puede aportar mayor flexibilidad y control sobre el tiempo de trabajo, y portar la libertad de trabajar sin límite de ubicación geográfico, reducir gastos en desplazamientos, contribuir a la concentración y productividad, etc. Pero, por otra parte, es cierto que suele implicar un menor contacto directo con compañeros y compañeras de trabajo, cosa que puede llevar a una reducción de las relaciones interpersonales; así como un aumento del sedentarismo o del riesgo de no establecer horarios fijos y acabar trabajando más horas de las estipuladas; o la no separación entre el espacio personal y el laboral”. 

Por todo ello, Carrascosa advierte de los peligros que puede suponer el teletrabajo a la hora de la desconexión del trabajador y es que -según calcula el sindicato- 7 de cada 10 personas no pueden acceder a un teletrabajo con garantías de desconexión digital.

Y también ha puesto el acento en la falta de regulación. De hecho, son una minoría los convenios firmados que contienen cláusulas referentes al teletrabajo. Además, muchas empresas tienen malas prácticas por no dotar a los trabajadores de los medios necesarios.