“In dubio, pro reo” es un principio jurídico fundamental del derecho penal. Se aplica en aquellos casos donde existen insuficiencias probatorias de culpabilidad. Es la derivada del principio de inocencia que acompaña a toda persona mientras no se demuestre su culpabilidad ante un determinado delito.  

Encabezo estas líneas con este párrafo dado que según parece existen aún ciudadanos y ciudadanas que no saben de su existencia. Y lo saco a la luz, más en concreto, debido las declaraciones vertidas por María Jesús Montero en relación con el mediático caso del jugador de fútbol Dani Alves. Para la vicepresidenta del gobierno, la sentencia absolutoria dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ha sido una vergüenza, expresión proclamada dos veces, en un congreso provincial del PSOE. Detrás de ella se puede ver a varios militantes de ambos sexos asintiendo sus palabras.

A estas horas, Ferraz ya se ha apresurado a decir que lo proclamado con vehemencia por la también ministra de Hacienda fueron consecuencia de la impotencia, ¿ante qué? Está claro que ante la sentencia. Y aquí yace el problema, el gravísimo problema que poco a poco se está colando de rondón en las declaraciones de los políticos ante sentencias que, o no son de su agrado o que sirven para intentar encender al personal en beneficio propio y que no tienen otro objetivo que politizar al poder judicial. En este caso ante una materia tan sensible como son aquellos temas relacionados con la mujer.

Porque María Jesús Montero no es una ignorante ni una indocumentada, una médica no puede serlo, y por supuesto que sabedora de este principio jurídico, sino una política populista, deslenguada y desconsiderada en este caso con las decisiones judiciales. 

Lo que resulta muy preocupante es que una ministra del gobierno repruebe sin el menor pudor una sentencia sólo porque la víctima sea una mujer. Aprovechar el momento emocional de una reunión política, para soltar un disparate que atenta contra los principios democráticos y de igualdad ante la ley.

Todas las asociaciones de jueces y fiscales han cargado contra estas declaraciones y la vicepresidenta aludida contrataca diciendo que sus palabras han sido tergiversadas…naturalmente que por el P.P. Hasta ahí llega su desvergüenza, en hacernos creer que lo que dijo…no lo dijo.

No sabemos si habrá recurso ante el Tribunal Supremo; si yo fuera la víctima, recurriría, pero nunca por seguir la opinión de María Jesús Montero