Con este pequeño gesto que supuso recorrer juntos los 18 kilómetros dando pedaladas, los niños y niñas del cole San Antonio se convirtieron en peregrinos de Esperanza, siendo luz para otras personas que viven dificultades o están alejadas de Dios. Y es que una vez más, reconocemos que, aunque pequeños de estatura son grandes de corazón y dan testimonio de alegría, solidaridad, misericordia y esperanza mientras se inician en acciones concretas que promueven la amistad y la ayuda a los demás.

Una vez allí aprovecharon para recordar algunos datos relacionados con la virgen María junto a su Hijo Jesús puesto que en breve celebraremos una semana muy especial y diferente a las demás: la Semana Santa.

Esta fiesta, dentro del calendario litúrgico nos brinda la oportunidad de reconocer que Cristo nos asegura una herencia que no se puede destruir, la Resurrección y la Vida, que Él, la ESPERANZA VIVA en mayúsculas, es posible incluso en los momentos más oscuros de la existencia y que la victoria puede surgir después de la muerte a todos los que aceptan su don de perdón y salvación.

Desde el Centro Educativo se agradece a las familias la confianza puesta en sus maestros para realizar las actividades programadas y que tanto se disfrutan, así como el ayudarles a preparar el material necesario para hacerlas posibles.

Aprovechamos estas líneas para agradecer también que fueran acompañados de Pedro Luis Jiménez, un ciclista con mucha experiencia y grandes dosis de generosidad con su tiempo y persona, que ha sido brújula en este peregrinaje para llegar con el alumnado al destino deseado y ha cuidado de la seguridad de todos.