Un año más, otra Semana Santa llena de torrijas, natillas,
procesiones y por supuesto películas religiosas. El año pasado hablé de como
Mel Gibson hizo su propia versión de las últimas horas de Jesucristo a base de palos,
pero este año y porque me quede con la espinita traigo por fin la película que
todos los años repiten una y otra vez en la televisión y aun así sigue siendo
inigualable: Ben-Hur.
Esta épica historia dirigida por William Wyler y
protagonizada por Charlton Heston cuenta la historia del príncipe judío Judah
Ben-Hur.
Traicionado por Mesala, su mejor amigo, por un crimen que no
cometió, es sometido a esclavitud y mandado a galeras. Esto hará que nuestro
protagonista jur e venganza por la persona que en su día fue como un hermano.
Siempre que ponen Ben-Hur en la televisión me pregunto lo
siguiente: ¿por qué es tan buena y qué tiene de especial? Es curioso como uno
de los grandes clásicos del cine sea ni más ni menos que un remake. Esta es la
tercera versión de la popular obra del general Lew Wallace titulada “Una historia
de Cristo”. La primera versión es un cortometraje de 1907 de 15 minutos,
después le siguió una película muda en 1925 recordada por la carrera de
cuadrigas donde murieron varios extras y por último, una versión moderna de
2016 que recomiendo que no la veáis.
Esta superproducción de 1959 fue lo nunca antes visto. En lo
técnico se sobrepasaron de presupuesto. Tiene los mejores decorados jamás vistos
en el cine, contaron con más de mil extras incluyendo anima les de todo tipo,
en especial camellos y caballos. El diseño de vestuario es espectacular, además
del maquillaje y peluquería y los efectos son artenasanales cuando no había
pantalla verde ni CGI.
Rodada en MGM Camera 65, de ahí las grandes bandas negras, y
actualmente rebautizado como Ultra Panavision 70 (70mm), fue algo único para la
época y se nota en esos grandes planos genera les para destacar grandeza visual
sobre todo en la recreación de Roma. No puedo olvidarme de la maravillosa banda
sonora del compositor Miklós Rózsa teniendo un tema para cada escena y muy
diferenciado entre ellos. Ahí están, por ejemplo, las escenas donde aparecen
los romanos o el tema de amor entre Judah y Esther y como no, la entrada a la
carrera de cuadrigas.
El ritmo es quizá lo que a muchos les eche para atrás y sin
embargo a mí sus tres horas y media se me pasan volando y eso que en la tele no
ponen ni la obertura ni el intermedio porque sí, en esa época había descanso en
las películas. Reíros de The Brutalist y su Intermedio de 15 minutos.
Las actuaciones de todo el elenco son increíbles. Si bien
Heston ya hizo un papelón como Moisés en Los Díez Mandamientos, aquí lo lleva
más allá. Judah es simplemente un hombre, no es un elegido por Dios, que en un
instante lo pierde todo, hasta su madre y su hermana y solo le queda la
venganza como motivación. Pero y aquí viene lo interesante, es gracias a sus
oportunos encuentros con Cristo cuando se da cuenta que a veces el perdón es lo
mejor.
Pese a que en la historia se base en la época de Jesucristo,
esta es una de las pocas donde Jesús no es el protagonista. Sí, aparece de vez
en cuando, pero me encanta como Wyler no le muestra la cara y solo vemos la
reacción de Charlton Heston, prueba de ello es la escena donde Jesús le da de
beber a Judah después de haber pasado un infierno por el desierto.
Acabo de mencionar el nivel técnico, actuaciones y temas a tratar,
pero se me olvida algo, quizá por lo que la mayoría recordamos esta película:
la carrera de cuadrigas.
Es la mejor escena de toda la película y a la par la
secuencia más difícil de rodar en aquella época. Tardaron tres meses en
realizarla, se construyó una pista de nada más que 73.000 metros cuadrados y la
escena de 16 minutos a tiempo real fue rodada en 5 semanas y por si os lo
preguntáis, por suerte no murió ningún extra ni doble de acción. Lo que veis
cuando una cuadriga atropella a alguien simplemente son muñecos. Se trata de una
escena legendaria para la posteridad e inigualable.
El resto es historia, ganó once Oscar incluyendo la de Mejor
Película siendo igualada en premios por Titanic y por El Señor de los Anillos:
El Retorno Del Rey.
Ben-Hur no sólo es la típica cinta que te ponen en Semana
Santa, es un peliculón nunca antes visto. Para la época era el no va más y hoy día
su legado perdura y es una joya del cine. Su historia es poderosa y con un
mensaje profundo pese a no ser parte de la Biblia. Temas como el perdón o la
redención son más importantes que la venganza. Junto con Quo Vadis y Rey De
Reyes, entre las tropecientas que existen, esta es la mejor de todas. Si
intentáis verla omitiendo un poco el tema festivo, descubriréis una pieza
atemporal y un clásico entre clásicos.
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Viernes, 18 de Abril del 2025
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Sábado, 19 de Abril del 2025