Cada año, Tomelloso se viste de fiesta para celebrar una de sus tradiciones más queridas: la Romería en honor a la Virgen de las Viñas. Es un evento que moviliza a miles de personas y que une la devoción, la cultura popular y la identidad local en un mismo latido colectivo.
Pero en los últimos tiempos, junto a la alegría y el fervor, han surgido algunas sombras: el consumo excesivo de alcohol y otras sustancias ha ido ganando protagonismo, alterando en algunos casos el ambiente familiar y comunitario que caracteriza esta celebración.
La Romería de Tomelloso es conocida por sus carrozas “de verde”, las reatas de mulas enjaezadas y la Procesión de las Antorchas, elementos que reflejan la riqueza cultural de la región. No obstante, incidentes como el ocurrido en 2023, cuando un joven sustrajo el pañuelo de la Virgen y exigió cinco bidones de calimocho como rescate, han generado debate sobre el papel del alcohol en estas celebraciones.
Sin embargo, cada vez más personas se hacen una pregunta esencial: ¿es posible disfrutar de la romería con la misma intensidad, sin recurrir al alcohol ni a las drogas?
La respuesta es sí. Y en Tomelloso, ya hay ejemplos vivos de que es posible.
Desde nuestra asociación, AARFATOM —Asociación de Alcohólicos Rehabilitados, Familiares y Amigos de Tomelloso— llevamos años participando activamente en la romería del domingo con nuestra propia carroza. Lo hacemos en un ambiente completamente libre de alcohol y drogas, como muestra de que se puede celebrar con alegría, compromiso y dignidad. Para nosotros, cada paso en la romería es también un paso en el camino de la recuperación, de la superación personal y del apoyo mutuo.
Nuestra presencia en la romería tiene un valor simbólico y práctico: mostramos que la diversión sana es posible, que las tradiciones pueden vivirse sin recurrir a excesos, y que las personas en proceso de rehabilitación no solo tienen un sitio en la fiesta, sino que la enriquecen con su ejemplo de fortaleza y transformación.
El verdadero corazón de esta celebración no está en lo que se consume, sino en lo que se comparte: el encuentro entre generaciones, las reatas de mulas, los cantos, las promesas, la emoción en el Santuario de Pinilla. Todo eso se puede —y se debe— vivir con plenitud, sin sustancias que alteren el sentido de lo que celebramos.
Tomelloso tiene la oportunidad de ser un referente en este cambio de mirada. Una romería más consciente, más segura, más abierta a todos. Porque la diversión no está reñida con la sobriedad; al contrario, cuando se celebra desde el respeto y la alegría real, se cuida más lo que verdaderamente importa.
Una romería sin alcohol ni drogas no solo es posible. Es, sencillamente, mejor. Es también una forma de honrar lo que somos, de cuidar lo que nos une y de asegurar que esta tradición siga viva y sana para las generaciones futuras.
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Domingo, 27 de Abril del 2025
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