El lunes día 28 desde que me quedé sin luz y durante casi todo el tiempo me puse junto a mi aparato de radio, que, por cierto, se alimenta con un pequeño panel solar, y seguí minuto a minuto las ocho horas que trascurrieron hasta que ya parecía que salíamos del apagón en un 50%.
La radio, se ha convertido en un elemento imprescindible para poner en nuestras mochilas de supervivencia y junto a ella hemos de poner mucha atención para saber en quienes confiamos nuestros votos a la hora de votar cuando lleguen las elecciones y sobre todo en dejar de consumir tantas y tantas falsas noticias que se encargan de sembrar en la opinión pública infinitas teorías, fobias y filias hacia nuestros políticos. Políticos a los cuales no salvo en ningún caso, ni por partido, ni por ser del gobierno o la oposición: Todos me parecen igualmente “torticeros” y el que no lo sea que lo demuestre.
Vamos al asunto que nos ocupa en este segundo artículo sobre el “apagón.
Es importante que sepamos que el sector energético en Europa constituye una red única, al menos teóricamente, debajo del cual hay un mercado mayorista de energía a nivel de país (en España se llama Operador Ibérico de Energía OMIE). La energía diariamente se compra y se vende en este mercado, tanto a nivel de país como de Comunidad Europea, y de esa actividad se deduce la variabilidad del precio del MW (megavatio).
Sobre el papel, el mercado europeo se regula por una serie de normas que en todo caso garantizan la libre circulación de energía, la regulación para asegurar la transparencia, la protección del consumidor y el desarrollo de redes de interconexión.
Los países europeos compran y venden energía en función de sus demandas interiores y la disponibilidad de potencia exportable.
La segunda cuestión es el carácter heterogéneo de las distintas fuentes de energía que cada compañía pone en el mercado. Cada país tiene su propio parque de centrales de producción eléctrica cada uno de ellos adscrito a un tipo de energía nuclear, eólica, solar, térmica e hidráulica básicamente. De esa manera, podemos hablar de megavatios nucleares, solares, hidráulicos, etc.
Un mercado energético integrado de la UE es la forma más rentable de garantizar un suministro energético seguro, sostenible y asequible a los ciudadanos de la UE. Gracias a las normas comunes del mercado energético y a la infraestructura transfronteriza, la energía puede producirse en un país de la UE y suministrarse a los consumidores en otro.
¿En qué lado queda España en este mercado? Lo primero es decir que somos una “isla” en la red, es decir nuestra posición en la topología de la red es un extremo. En España, las comercializadoras de energía eléctrica son empresas que venden electricidad a los consumidores finales, después de haberla adquirido en el mercado mayorista. Estas comercializadoras actúan como intermediarias entre los generadores y distribuidores de electricidad y los usuarios finales. Existen numerosas comercializadoras, incluyendo grandes empresas como Endesa, Iberdrola, Repsol y Naturgy, así como pequeñas empresas independientes.
Energías renovables versus energía térmica
En España, las energías renovables, especialmente la eólica y la solar fotovoltaica, han experimentado un crecimiento significativo, alcanzando un récord histórico en la generación eléctrica. El 56,8% de la electricidad generada en 2024 fue de origen renovable. La energía eólica continúa siendo la tecnología renovable más prominente, seguida por la solar fotovoltaica y la hidráulica.
En principio estos datos nos deberían poner muy contentos a los españoles porque responden a los esfuerzos que se han realizado en este país en los últimos 25 años para derivar a lo que se ha dado en llamar “energías limpias”. Pero las cosas no son fáciles y desde luego que tampoco lo son las decisiones a tomar para seguir por un camino u otro.
Las energías renovables españolas no son bien vistas, recibidas y compradas por Europa. Esto puede ser una contradicción, pero responde a un hecho evidente y es que los países europeos, especialmente Francia y también Alemania, están retardando su proceso de conversión a las energías limpias. Los megavatios renovables españoles son más baratos que los megavatios nucleares y térmicos de Europa y en ese mercado del que les hablaba no son vistos con buenos ojos. Estamos exportando si mal no recuerdo el dato, aproximadamente un 5% de energía a Europa y sin embargo importamos alrededor de un 15% luego nuestra balanza de pagos es negativa. Francia no quiere de ninguna manera que pase esta energía renovable a Europa.
El parque renovable español ha aumentado hasta un nivel que está siendo competencia de las propias centrales nucleares en España y ese es un problema en el mercado interior. El gobierno ha apostado por el cierre de las nucleares en un plazo relativamente corto, pero está dejando de hacer una importantísima tarea e nuestra red: Implementar sistemas de almacenamiento.
Si producimos mucha energía renovable y no la podemos vender fácilmente. ¿Cuál es la solución? Evidentemente potenciar el almacenamiento de energía o acumulación y desde luego asegurase de que el cierre de las nucleares no sea demasiado perturbador para nuestro sistema energético, lo cual es bien complicado de conseguir. Estamos hablando de mucho dinero que se dejaría de ganar por parte de las operadoras y comercializadoras energéticas.
El “paciente español” salva de los errores a sus malos gestores
Resulta muy interesante estudiar el fenómeno del apagón desde el punto de vista sociológico. No pocas tesis doctorales se podría hacer del perfil del ciudadano medio en este país. La mala racha de desastres y desgracias parece que ha puesto de moda una “pedagogía de la conformidad” y en mi opinión muchos responsables políticos se están salvando de irse “al paro” por mala gestión. Resulta increíble el aguante y la paciencia de todo un país frente a las actuaciones de sus gobernantes. Dicho sea de antemano, que nuestra policía, ejército, sanitarios, bomberos y servicios de protección civil están demostrando una gran profesionalidad que debemos agradecer. Tanta y tan buena profesionalidad contrasta muchísimo con la incapacidad de nuestros políticos para actuar en estas catástrofes y situaciones de alarma. Lo diré alto y claro: Incompetencia de nuestros políticos, de todos, los que gobiernan y los que no gobiernan. Los políticos, mientras España estaba a oscuras estaban viendo la manera de enmascarar su incompetencia o de atacarse entre ellos en un absurdo plan de “quítate tu para que me ponga yo”.
¿Dónde están los técnicos en este país? ¿Quién les escucha? ¿Por qué algunos técnicos venden impunemente falsos informes a las administraciones que se los encargan? Es evidente que tenemos que exigir una responsabilidad en las tomas de decisiones de los que dan las ordenen. No es de recibo que al frente de empresas como REE (Red Eléctrica de España) esté una exministra puesta a dedo por el gobierno, para que luego el propio presidente del gobierno diga que REE es una empresa privada. ¿Cómo se puede decir esto y no caerse la cara de vergüenza a quien lo diga? Y si dejamos eso y nos vamos al caso valenciano, ¿cómo es posible que el Sr. Mazón tenga tan poca vergüenza de seguir en el cargo con más de 224 personas que fallecieron en la Dana?
Los españoles en lugar de comprar mochilas de supervivencia deben madurar y votar con criterio a sus mandatarios, olvidarse de las trasnochadas ideas del siglo pasado envueltas en las tinieblas de las guerras y los conflictos de antaño y ser más exigentes con sus gobiernos. En cualquier país europeo ya habían dimitido un par de ministros como mínimo. Si son incompetentes que se marchen a su casa a parasitar en empresas privadas, no a vivir de los dineros públicos. Esto que digo ya lo explicó hace muchos años Nicolas Maquiavelo en su gran obra “El príncipe” que yo le regalaría por reyes a estos mediocres de políticos que mantenemos con sueldos astronómicos. Para ejemplo, les diré que la señora presidenta de REE gana al año 546.000 € y no sabe absolutamente nada de lo que es una red eléctrica. Este es el núcleo del problema, este es el edifico que alberga a los sumisos ciudadanos españoles que nos conformamos con explicaciones o con silencios intolerable.
Vivimos en una permanente distopía, es decir en una burbuja mantenida por el miedo y la propaganda. Once trenes no pueden quedarse aislados mas de 10 horas en medio de la nada esperando a que los maravillosos bomberos españoles vengan a rescatarlos. Quedarse sin luz diez horas no es una broma, en la que recuperamos las linternas y los aparatos de radio. Centenares de miles de ciudadanos se quedaron tirados literalmente en las calles de este país a merced de la buena voluntad entre ellos mismos y de las mantas de Cruz Roja. ¿Quién ha de pagar estos daños?
Durante las horas que estuve junto a mi radio, tuve una pesadilla, tuve la sensación de sentirme absolutamente indefenso, obligado a escuchar estupideces del Señor Feijóo y del presidente Sánchez y otros acólitos de un lado y del otro. Pude comprender que mi vulnerabilidad se fundamenta en la incompetencia de unas personas que miran para otro lado cuando se las señala.
¿Cuándo vamos a despertar los españoles?
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Domingo, 4 de Mayo del 2025
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