Opinión

Instrucciones para revivir a un padre

Esther Plaza Serna | Viernes, 23 de Mayo del 2025
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Un padre, en la mayoría de los casos, suele ser una persona muy querida. Un padre, por lo general, se suele ir antes que los hijos, pero que esto sea así por las leyes de la naturaleza no significa que su pérdida sea fácil de asimilar. Si eres de los que ya no cuenta con esta figura de referencia, sigue estas instrucciones para revivir a un padre.

Da igual si su fallecimiento se ha producido a corto o largo plazo, seguro que tu padre está siempre en tu mente. Puede ser que algunas veces aparezca de manera improvisada, otras que hayas sido tú el o la causante de recordarlo, pero seguro también que, en cualquiera de estas ocasiones, su imagen te ha provocado desde una simpática sonrisa hasta una vergonzosa carcajada. Si ha sido así al menos una vez, superas el primer requisito para revivir a tu padre.

Para renacer a una persona tan querida también hace falta llorar. La cantidad y duración del llanto no es relevante. Con solo una lágrima basta para recuperar una vida. Las únicas que no son válidas son aquellas que llaman “de cocodrilo”. Llorar de verdad, mucho o poco, en alguna ocasión, es imprescindible para alcanzar el segundo paso para revivir a tu padre.

La tercera instrucción es la más personal, pues consiste en cotillear sus pertenencias: oler su ropa, observar fotografías en las que tú aparezcas a su lado, sentarte en su sillón o tocar sus herramientas de trabajo aún manchadas de cemento. Si lo necesitas, puedes pararte a llorar. Es probable que con alguno de estos objetos rememores momentos que creías olvidados o se intensifiquen aquellos tatuados en tu pensamiento. Eso es bueno para revivir a tu padre.

Come su comida favorita. Desde el cocido con garbanzos machacados y un buen chorreón de aceite hasta unos galianos manchegos que, aunque hasta ahora tú nunca te atrevías a probar, de pronto se ha convertido en un plato apetecible. Bebe y brinda por él. Ábrete una cerveza bien fría. Viértela en una copa de cristal recién sacada del congelador. Inclina la copa, ni mucho  ni poco, para hacer una capa de espuma que dibuje en tus labios un bigote blanco y espeso. Sonríe. Acabas de superar el cuarto paso para revivir a tu padre.

Escucha la música que te recuerde a él: Streets of Philadelphia, de Bruce Springsteen; Tears in heaven, de Eric Clapton o Losing my religión, de REM. Permítete el tiempo que necesites para llorar entre canción y canción. Ya estás más cerca de revivir a tu padre.

Por último, habla de él. Con tu madre, con tu hermana, con tu pareja, con tus amigas, con sus hermanas, con sus amigos, con todo aquel que te apetezca. Cuéntales las aficiones que compartís, como el interés por la lectura y el cine, aunque él fuera más de ensayos y tú más de novela, o aunque a él le gustaran más las películas del oeste y a ti un buen drama. Háblales de los viajes que hicisteis juntos. De aquella vez que fuisteis a Praga y visitasteis la casa de Kafka  y luego en  Viena la de Stefan Zweig, su escritor favorito. Vuelve a sonreír. Has alcanzado el último paso para revivir a tu padre.

Repite estas instrucciones, con las modificaciones que consideres oportunas, siempre que necesites dar vida a tu padre. 


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