Opinión

Toreras en el viejo coso de Tomelloso (y IV). La Artafeña

Juan José Sánchez Ondal | Lunes, 26 de Mayo del 2025
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La última actuante, si es que llegó a torear, en el viejo coso tomellosero tuvo lugar, según el cartel, el sábado 25 de julio de 1936, festividad de Santiago, a las cinco de la tarde (eran las cinco en punto de la tarde), aunque la plaza se abriría una hora y media antes. 

Como indicaba el cartel, tendría lugar en un gran festival cómico a beneficio de la Cruz Roja española de la localidad. En él se lidiarían cuatro novillos de la ganadería de José Pérez Bernal. El primero por el Gran Lerín, el Guardia torero y su Ayudante. A continuación, dos novillos por la señorita torera Luisa Jiménez, Atarfeña (viuda del malogrado Atarfeño), acompañada de su cuadrilla y, como sobresaliente de espada, Fermín Rupérez, el Argentino. 

Por último, se llevaría a cabo la presentación del emocionante rejoneo en motocicleta por el intrépido conductor MISTER COBO. El cartel advertía que, de no morir el novillo de los rejones, sería estoqueado por la sexagenaria señorita MISS GUARDIA 1936, que, “dado el fin benéfico de la fiesta, lo matará en varias veces.” ¿Cómo se realizaba eso?

Tal vez llame la atención la práctica del rejoneo en motocicleta. pero, a lo largo de mis lecturas taurinas he encontrado curiosas singularidades y ocurrencias, aparte de suertes desaparecidas. Dejando aparte las diversas formas de banderillear o de saltar a los toros, en lo que se refiere al rejoneo o a la suerte de varas, se ha realizado, aparte de a caballo, en bicicleta, en motocicleta, en automóvil, en otro astado, en burro…sobre otro torero. Así, el 1 de julio de 1908, en la plaza de toros de Tomelloso, en un festejo a beneficio del Hospital de la villa, se anunciaban tres novillos de muerte de la ganadería de Petra Miramón de Alcaraz (Albacete), para Juan Manuel Oñate, Juan José López y Cándido Mena Rubio y se advertía que los picadores harían la suerte de la pica montados en burros.  Alrededor de 1908 toreaba un Maximiliano Jimenez, Jumillano, antes Jumillanito, que saltaba los toros y los rejoneaba también, en bicicleta. Y en la plaza de toros “México” de la Piedad, en novillada extraordinaria para el viernes 1º de enero de 1904 con la cuadrilla de señoritas toreras, se anunciaba como ¡Gran novedad! el rejoneo en bicicleta de Josefa Molas “Pepita”. En automóvil, en la “Jaca Plymouth”, rejoneaba en Salamanca en 1933, dentro de la actuación del nuevo espectáculo de Lapillera, taurino-musical automovilista “Los Ases”, “El formidable conductor automovilista y rejoneador señor Aguado”, (“El Adelanto”: Diario político de Salamanca 1933 septiembre 16, p. 5,). Sobre otro toro, con o sin montura, lo llevó a cabo Joaquín Lozano en Madrid, en el año 1820, anunciándose con el título de «El toro ensillado» y en 1908-1910 la practicaba Juan Domingo «El Temerario» y Vicente Martín «El Fideista». No hemos llegado a encontrar referencias de la suerte realizada sobre otro hombre, que describe Paquiro en su Tauromaquia: «Para ejecutar esta suerte se pone el diestro montado en el hombro de otro torero, que llevará en la mano derecha la muleta, y el de encima armado con la vara de detener, como si fuera verdaderamente a picar. De este modo el que tiene la muleta cita al toro conforme a las reglas que para el manejo de ella hemos dado, y el de encima, cuando está en la humillación, le pone la garrocha y lo pica.” 

Y, en fin, en cuanto a la suerte suprema, en Madrid, el domingo 23 de enero de 1870 en una Novillada en la que intervinieron las señoritas toreras Rosina Lopini y Rosina Paguini y el hermano de la primera Eugenio Lopini, lidiaron un toro embolado al que Eugenio dio muerte subido en unos zancos. 

Pero veamos quien era “La Atarfeña”. Se llamaba María Luisa Jiménez Carvajal y había nacido en Guadix, Granada, el 12 de noviembre de 1911, en el seno de una familia de siete hermanos. Allí vivió hasta 1920, en que se trasladaron a Granada, donde su padre, Alfonso Jiménez Tortosa, regentaba un hotel en la calle de San Matías, donde conoció al novillero Miguel Morilla Espinar “Atarfeño”, con el que inmediatamente contrajo matrimonio y al que comenzó a acompañar a las tientas, atreviéndose a participar con él ante los becerros. 

La pareja de “Atarfeños”

“Yo no era aficionada a los toros hasta que le conocí… declaró a un periodista. Tuvimos relaciones nada más que unos diez días, pues enseguida nos casamos… desde que nos conocimos me entró una gran afición a la fiesta de los toros. Yo he presenciado todas sus corridas desde que nos casamos, todas, hasta la fatal... En vida de Miguel yo iba también a las dehesas a torear con él, y el me adiestraba. Se hablaba incluso de que yo iba a debutar con él en un festejo en Granada”. 

María Luisa Jiménez era una guapa morena, de ojos negros rasgados, no muy alta, fina de tipo y muy atractiva. Le llamaban “La Pasionaria del Albaicín”. Atarfeño se despedía de la afición como novillero; un mes más tarde se había comprometido a darle la alternativa Juan Belmonte. Pero en esa novillada, poco después de las seis de la tarde del 2 de septiembre de 1934, en la vieja Plaza del Triunfo de Granada, el toro “Estrellita”, de Moreno Santamaría, le atravesaba el vientre. Una cornada terrible que le causó la muerte cuando lo llevaban en volandas las asistencias desde el ruedo a la enfermería. Dejaba viuda a Luisa y huérfano a Miguelillo, un niño de poco más de un año. 

Toros en Granada: Mariscal Ruiz y Pedro Luis, a hombros en La Peza | Ideal Luisa y su hijo Miguelillo

Tras la muerte de Atarfeño, Luisa decidió dedicarse al mundo del toro para honrar la memoria de su marido.  Meses después, el 9 de junio de 1935, según el cartel anunciador de su presentación “Se lidiarán, banderillearán, y serán muertos a estoque seis hermosos novillos de la acreditada ganadería de la señora viuda de Villamarta, con divisa verde botella y oro viejo. Primera parte, dos bravos becerros para la presentación de la valiente Luisita Jiménez “Atarfeña”, viuda del infortunado diestro Atarfeño, que alternará con Alfonso Ordóñez “Niño de la Palma II” de Ronda y Enrique Millet “Trinitario II” de Málaga”. No vistió aquel día traje de luces, sino de corto: pantalón negro no muy ceñido y chaquetilla de piqué blanco, sobre una camisa de seda de cuello abierto. Sobre su pelo ondulado, una gorrilla y una estrecha cinta negra de luto en el brazo izquierdo en recuerdo a su marido.  De Hombres,Toros y Caballos: LUISA JIMENEZ "LA ATARFEÑA" Debut de Luisa en la plaza de Granada en la que murió su marido

Aquel día La Atarfeña cosechó un ruidoso fracaso. No llegó a matar al primer novillo pues tuvo que ser sacada en brazos de sus subalternos del ruedo, porque sufrió un repentino desvanecimiento o mareo, atribuido al miedo, teniendo que despachar los dos novillos el sobresaliente. La prensa reseñó brevemente su actuación: «Luisita Jiménez, viuda de Atarfeño, en su primero demostró falta de entrenamiento. Entró a matar varias veces y por último se retiró a un burladero, donde sufrió un desmayo. Conducida a la enfermería fue asistida de un síncope». Hay constancia de que ese verano actuó en Santa Pola (Alicante), en compañía de Domingo Carrión, donde "demostró que está muy verde para estos menesteres"; en Munera (Albacete), donde, sufrió una cogida que le impidió dar muerte a los dos novillos de su lote, y en Zaragoza, la tarde del 10 de agosto de 1935, donde fue detenida en la misma plaza y pasó la noche en los calabozos de la comisaría, al negarse a matar su primer novillo. Como el público considerara que su primer becerro era demasiado pequeño, fue devuelto a los corrales Salió el sustituto y la Atarfeña consideró que éste era demasiado grande, negándose a darle ni un capotazo. 

 

La Atarfeña en traje de luces

Estuvo poco más de un año en activo. Se ha escrito que su última actuación tuvo lugar el domingo 3 de mayo de 1936 en Guadix, su ciudad natal. A partir de entonces se le pierde la pista hasta que, un par de semanas después, José Quílez, revistero de La Estampa, dio con ella, esquiando en Sierra Nevada, donde se preparaba para  cumplir un contrato que le había hecho una productora de cine de Hollywood para protagonizar una película de tema taurino. La Estampa el 30 de mayo de 1936 publicaba una entrevista con la torera sobre su misteriosa desaparición: “No es que me persiga nadie –declaró Atarfeña al periodista—pero tenía que huir de la curiosidad de la gente. Me hice torera para sacar adelante a mi hijo y he visto que hay muchas mujeres ya toreando y la competencia es muy dura. Mi secreto es que me retiro de los toros pues hace un mes una poderosa empresa norteamericana me ha firmado un fabuloso contrato, que pondrá a cubierto de necesidades y agobios para mucho tiempo a mi hijo”. 

 Foto publicada en Estampa (Madrid. 1928). 30/5/1936, p. 9

Cierto que José Quilez concluye su reportaje con estas palabras: “La Atarfeña, la gentil lidiadora de reses bravas, bajará de la Veleta o del solitario Pico de Muley Ha-cen cada vez que con su arte tenga que entusiasmar al público en las plazas de toros de España...”

¿Acaso, dadas las fechas, una semana después del alzamiento, no llegó a celebrarse el festejo anunciado en el cartel de Tomelloso? ¿Bajó Luisa de Sierra Morena para subir a Tomelloso? Algunos medios citan este cartel como la última noticia taurina conocida de esta lidiadora, aunque no hemos encontrado crónica de haber tenido lugar.  

A partir de entonces el destino de la Atarfeña mezcla datos con suposiciones. Para unos marchó a Méjico con su hijo, donde se instaló y ejerció la prostitución; para otros fue a Hollywood a rodar la película y regresó con saneados ingresos; para esotros, durante la Guerra civil española, fue apresada en la cárcel de Úbeda (Jaén) desde el 19 de febrero de 1937 hasta el 4 de febrero de 1938; fecha en que fue trasladada a la cárcel de Baza, recobrando la libertad el 29 de marzo de 1939, cuando las tropas franquistas ocuparon la ciudad bastetana, por lo que, en 1940, solicitó la Medalla de Sufrimientos por la Patria, que le daba derecho a recibir una pensión vitalicia, que no le fue concedida. 

Luisa Jiménez volvió a casarse en otras dos ocasiones, la última con 60 años. Murió en Granada el 2 de octubre de 1983, a los 72 años.

En 1985 el profesor De la Torre Calvín daba a conocer una supuesta obra inédita de Federico García Lorca: un poema que habría compuesto para Luisa Jiménez, cuyo manuscrito original se perdió durante la guerra civil y, gracias a su larga investigación realizada y al contraste con fuentes directas, entre ellas la propia "Atarfeña", consiguió recomponer. Reza así: 

“Granaína y morena, /ritmo y rango, /aire, clavel y albahaca. /un fino cuerpo, en la castiza capa, y en los labios, / los ecos gitanos de un tango. / El amor te hizo torera. Sangre y arena. / Que un toro mató a Atarfeño, torero de clara vena, / y quieres vengar su muerte/ por no morirte de pena. / Luisa Jiménez, torera. / Gitana estampa morena. /Ritmo y rango. /en tus pupilas serenas /se hace más honda la pena, / nostálgica de un fandango. / Sol amarillo caliente, / sombra y luto de la plaza. / Donde un torero valiente /de íbera alegoría / buscó gloria / y halló muerte. / Alma de mi Andalucía. / Guitarra de rubio vientre. / Que no cese la alegría. / que no le falte en su tumba / la flor de una bulería. / Y por corona, / el cordobés de ancha ala. / La gala triunfal, / la gala, / de la alegre Andalucía.”

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