En el año 2005 salió un juego que definió una generación en PlayStation 2: God of War. Fue el inicio de una larga franquicia ligada a la marca Sony. Lo que comenzó como una trilogía ambientada en la mitología griega pronto se convirtió en algo mucho más grande. Tras años de desarrollo y con crecientes rumores sobre un nuevo título en la saga, el E3 de 2016 nos sorprendió con una revelación que dejó atónitos a los fans: Kratos estaba de vuelta, esta vez acompañado de Atreus, su hijo, viviendo nuevas aventuras en tierras escandinavas. No fue hasta 2018 cuando pudimos jugarlo, y en 2022 recibimos su esperada secuela.
El primer juego, lanzado en 2005, fue un hack and slash claramente inspirado en Onimusha y Devil May Cry. A diferencia de este último, donde debías ser muy hábil al machacar botones, God of War buscaba tu comodidad con un objetivo claro: hacerte sentir poderoso.
Sin embargo, el título lanzado en 2018 abandona completamente las mecánicas clásicas que lo hicieron famoso y adopta un sistema de combate similar al de los juegos Souls. Aquí, Kratos —ahora con una larga barba— empuña el Hacha del Leviatán, que funciona casi como el martillo de Thor. Puedes hacer combos con R1 y R2, lanzarla para congelar enemigos y luego combatir a puñetazos. Por su parte, Atreus es hábil con el arco: te ayuda en combate si pulsas cuadrado y puede ejecutar ataques rúnicos para aturdir a los enemigos.
Tanto Kratos como Atreus tienen sus propios árboles de habilidades. Es muy recomendable subir de nivel y adquirir mejoras, especialmente para Atreus, ya que su ayuda resulta fundamental en los combates. Los enemigos son variados, así que tendrás que ingeniártelas para enfrentarte a ellos con eficacia.
En la trilogía griega, para mejorar tus armas recolectabas orbes rojos a través de cofres. En este nuevo sistema, utilizas plata, que puedes gastar en las tiendas de Brok y Sindri, dos hermanos enanos y grandes herreros que te ayudarán a mejorar tus armas y armaduras.
Aunque los escenarios son pequeños mundos abiertos, al estar en Midgard —reino principal donde se desarrolla la historia—, puedes viajar a otros reinos gracias al Bifrost, y explorar zonas con la barca para obtener recursos.
Las criaturas que encontramos en cada reino son variadas y con diseños únicos. Por ejemplo, durante la aventura nos enfrentamos a draugr, pesadillas, elfos oscuros y de la luz, dreki, dragones, y a más de un dios Aesir o Vanir.
Es cierto que en el juego de 2018 los jefes finales son algo repetitivos. Sin embargo, en Ragnarök encontramos una gran variedad de enemigos, y también se mejora la mecánica del escudo, que ahora permite realizar ataques más potentes. Algunos combates son realmente exigentes, así que prepárate para morir muchas veces.
Eso en cuanto a la mecánica, pero ¿cuál es la historia de este nuevo God of War? Tras acabar con el Olimpo, Kratos vive ahora en tierras escandinavas con su hijo Atreus, quien debe cumplir la última voluntad de su madre: esparcir sus cenizas en el pico más alto de los Nueve Reinos. El viaje está lleno de peligros y Atreus no está preparado; debe aprender a cerrar su corazón si quiere sobrevivir. Esa es la trama principal de 2018, pero me ahorraré contaros la historia de Ragnarök para que podáis disfrutarla por vosotros mismos.
Para entender mejor este renacer de la saga, hay que destacar el gran reto que asumió Santa Monica Studio: resucitar a un personaje que, si bien les dio fama, parecía agotado. Tras la tercera entrega, lanzada en 2010, y más tarde Ascension en 2013, Kratos era visto por muchos como un personaje estancado, sin evolución, un monstruo que mataba a cualquiera que se cruzara en su camino. Por eso, Cory Barlog decidió dar un giro radical y contar una historia más introspectiva, con un enfoque más humano.
Aunque mantiene la esencia de los juegos anteriores, el cambio es evidente. Kratos vuelve a ser padre, y por primera vez lo vemos como una persona preocupada. Ya no es el mismo: es más sensible. Sigue siendo una bestia cuando tiene que serlo, pero su hijo lo transforma por completo. Le enseña que no todo el mundo es malo, que a veces hay que abrir el corazón y encontrar lo bueno. Kratos enseña a Atreus, y Atreus enseña a Kratos. Esa relación recíproca define perfectamente la paternidad como tema central del juego.
También cabe destacar la increíble banda sonora de Bear McCreary, en colaboración con la cantante Eivør. Sus composiciones recrean magistralmente el espíritu nórdico, erizando la piel y emocionando por partes iguales.
En definitiva, Kratos volvió por la puerta grande con uno de los mejores exclusivos de PlayStation, ganando además el GOTY en 2018. Si sois fans de la saga desde sus inicios, dadle una oportunidad: os encantará y emocionará a partes iguales. Y después de terminarlo, no os perdáis el documental Raising Kratos, que muestra en profundidad el proceso de desarrollo del videojuego.
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Jueves, 12 de Junio del 2025
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