del sarmiento jugoso columpiado.

 Bien colmado, racimo, bien colmado,

 luces tu escaparate, tu espesura de pámpanos triunfales,

 colgadura del sol más bendecido y más dorado…”.

(Eladio Cabañero)

La mano que toma el racimo 

domina el año,

llena de alimento la alacena,

cubre el cuerpo del infante,

y encala de blanco las paredes.

Pan para cada día,

fruta de temporada

que sacia la boca de sed.

Manjar para el puchero

adiós a sopicaldos,

bienvenido carne de caldero.

La mano que carga la uva

abraza el rocío de la mañana

y lo mece entre pámpanas

de dulzor y futuro.

Mosto en oscuro destino

azúcar que fermenta a borbotones

ácidos con color a aroma

mira, gira, huela, sorbe y saborea.

Sobre la tierra mojada

y las manos encallecidas

ganas con sudor

el sustento que da la vida.

Hidalguía de eslabones

preñados de jugo,

paraje de hoja muerte

el fruto te da la vida.

La mano que toma el racimo

domina el futuro.