Yo no voy a tener,
mas ¡ay si la tuviera!,
la fortuna de ver
a una mujer cualquiera
decir que sí al ruego
que le hace el pretendiente,
con los ojos de fuego
y la palabra ardiente,
con la voz temblorosa,
tenue, pero muy clara,
exponiendo orgullosa
su proyecto a la cara,
un modo de implorar,
y casi de exigir,
una forma de amar
para poder vivir.
La súplica escuchada,
la petición oída,
corresponde a la amada
dar respuesta sentida
teniendo muy en cuenta
que hay dos sentimientos
y ella contempla atenta
los enamoramientos.
Y está entonces la moza
doblemente encantada;
un corazón que goza
y un alma enamorada;
tiene allí a su vera
a quien ya la idealiza
y en forma verdadera
su cariño agudiza;
mas aunque raro sea
su amor es aún más grande,
no quiere que se vea
por mucho que se ande,
pero no se detiene
en aplicar valores,
sabe que le conviene
unir los dos amores;
por ello con nobleza,
de pleno convencida,
responde con presteza
que sí, y de por vida.
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Domingo, 22 de Junio del 2025
Domingo, 22 de Junio del 2025