Tomelloso

Pilar Nieto: “El Instituto Eladio Cabañero ha sido mi casa”

La profesora de inglés se despide tras permanecer 38 años en la docencia

Carlos Moreno | Martes, 24 de Junio del 2025
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Con emoción, y la indiscutible profesionalidad que siempre le ha acompañado, el pasado 13 de junio Pilar Nieto impartía su última clase en el Instituto Eladio Cabañero. Como apuntaba el director, José Ángel Martínez “el curso que viene se hará raro no ver esa energía que irradia, esa actitud positiva, esa empatía con el alumnado, esa excelencia”. Profesores y alumnos le rindieron un bonito homenaje sorpresa a una mujer que antes de recalar en Tomelloso dio clase en Socuéllamos, Alcañiz y Puerto de Sagunto. Curiosamente, Pilar se dedicó a la docencia por el empeño y empujón que le dio su cuñado, el profesor de matemáticas, el siempre recordado y añorado, Ángel Luis Cabañas.

-Se emocionó mucho con esa sorpresa de sus compañeros y alumnos…

-Me explotaba todo en ese momento. No podía imaginarme que tras dar mi última clase  me encontraría con los alumnos esperándome en la escalera. Pensaba que todo acabaría allí, pero Rocío me dijo que continuara hacia el salón de actos, subí al escenario y me puse a llorar de la emoción, de hecho al principio no fui capaz de ver a mi marido y a mi hija. El corazón se me salía del agradecimiento. Todo el mundo supo guardar el secreto y estoy muy agradecida.

-Cuando se alcanza la jubilación, suele echarse una mirada atrás ¿qué sensación le queda tras casi cuatro décadas de profesora?

-Suelo mirar mucho más hacia delante que hacia atrás. Cada día he tenido la sensación de que era el primero, manteniendo siempre viva la ilusión y las ganas de hacer bien las cosas. He sido afortunada, la vida me ha tratado bien y tengo muchos recuerdos y momentos buenos. Sobre todo con la gente tan fantástica que he conocido, tanto entre los profesores como entre los alumnos. Todos me han enseñando mucho e, incluso, algunos de ellos forman parte de mi vida. He disfrutado mucho con mi profesión.

-La enseñanza es algo difícil, pero muy gratificante a la vez…

-Es difícil porque trabajas con personas y eso siempre implica un reto y una responsabilidad. Pero es cierto que es gratificante por las muchas satisfacciones que da. Ver crecer a los alumnos, cómo evolucionan y progresan, no hay nada en el mundo que pueda pagar esto. Veo algunos, ya con más de cuarenta años, y los sigo viendo como alumnos

-Hablamos de una de las profesiones más vocacionales que existen ¿no cree?

-Ser docente no era mi primera opción, no tenía muy claro si quería decantarme por la enseñanza y, por tanto, no puedo decir que fuera vocacional. Pero desde el primer día que di clase sentí que este mundo me engancharía y así fue. Lo que al principio no era vocacional, acabó siéndolo.  

-En la docencia se imparten conocimientos y también valores…

-Siempre hay que difundir sanos valores. A veces hay que explicar cosas que son fundamentales, tanto en casa como en la escuela.

-Hay quien dice que la educación se ha ido complicado cada vez más ¿comparte esta aseveración?

-Enseñar viene a ser siempre lo mismo: es transmitir unos conocimientos y una educación. Las complicaciones han venido por los continuos cambios de normativas que se han ido produciendo. Cada cierto tiempo, alguien, que parece que tiene la panacea, pone sus normas, sin escuchar a los profesionales. Esto genera una burocracia que te quita mucho tiempo para hacer otras cosas y un cambio de terminología. Pero una vez que estás en el aula, la esencia de la educación permanece, solo estás tú y los alumnos. Y esto es lo bonito.

-Buena parte de su trayectoria ha sido en el Eladio Cabañero que este año ha conmemorado sus cincuenta años ¿qué puede decir de este instituto?

-El Instituto Eladio Cabañero forma parte de mi vida. Gracias a este instituto tengo la familia que tengo. Aquí vine primero como alumna, aquí conocí a  mi marido, mis hijos también han estado aquí, he ido viendo el crecimiento del centro,  la ampliación de las instalaciones, la llegada de más recursos…Este instituto es mi casa. Tengo que dar las gracias a toda su comunidad educativa, especialmente a mi director  que siempre me ha apoyado en todo lo que le propuesto.

-Ha enseñado inglés, el idioma más extendido en el mundo, el denominado idioma de la ciencia, que debería ser una lengua que deberíamos dominar casi todos…

-El inglés abre puertas porque es el idioma más internacional. Siempre he pensado que hay que aprender idiomas porque cuando te comunicas con alguien en su idioma, la relación  que se establece no es la misma que si te tienen que traducir. Hablar lenguas facilita los contactos, es un modo de derribar barreras, porque entiendes mejor otras culturas y otros modos de pensar.

-El Instituto Eladio Cabañero ha participado en el programa  de Escuelas Embajadoras del Parlamento Europeo ¿cómo se gestaron esos proyectos en los que usted se implicó al máximo? 

-Soy una firme defensora de la escuela pública. Todo el mundo tiene derecho a una educación de calidad y esto implica que los centros nos proyectemos también al exterior. Hay muchos conocimientos que no se aprenden en el aula, se fijan mejor en esos viajes que hemos realizado a países de Europa: conoces a otra gente, ves que no somos tan diferentes. Durante quince años hicimos un intercambio con una escuela privada inglesa, gracias al contacto de una amiga mía, donde iba gente con un status económico muy elevado. Pero a la larga los alumnos de uno y otro centro se relacionaban de igual a igual. A modo de anécdota recuerdo que una alumna le preguntó a una estudiante inglesa que dónde iban de rebajas. Le respondió que a Estados Unidos y le devolvió la pregunta a nuestra alumna; le dijo que iba de rebajas a Albacete. En definitiva, se abría mucho el mundo con estas iniciativas.

-¿Qué consejo daría a una juventud muy preparada que, sin embargo, no lo tiene fácil en un mundo tan competitivo como el actual?

-Que siempre sean ellos mismos. Y aunque se dejen aconsejar por gente que tiene más experiencia, a la larga ellos tendrán que elegir su camino. Si eligen bien, tendrán éxito seguro, al margen de la profesión que desempeñen o los ingresos que obtengan. Lo importante es ser feliz con lo que haces, tener seguridad en uno mismo  e intentar hacer siempre las cosas lo mejor posible.

-¿En qué empleará ahora el tiempo de su merecida jubilación?

-Soy una persona muy activa, siempre tengo que estar haciendo cosas, de lo contrario no me siento bien. Una vez que se pase todo esto y asimile que estoy en otra fase de mi vida, aunque nunca dejaré de ser profesora, mi prioridad será obtener el certificado de patrón de barco. Mi pasión es el mar y, aunque no tengo poder adquisitivo para comprar un barco, ahora los alquileres son mucho más asequibles y me gustaría poder  llevar algún día uno. Y por otro lado, me gustaría implicarme en algún voluntariado y también  sacar tiempo para cuidar un pequeño campo de olivas que tenemos en la familia. Mi corazón esta partido entre Castilla-La Mancha y Valencia pienso hacer cosas en la tierra y en el mar.


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