Tomelloso

“Lo bonito de esta profesión es ayudar a la gente para que tenga una mejor calidad de vida”

Fisioterapia Bono es un ejemplo de empresa familiar que lleva casi cuatro décadas prestando un gran servicio a los tomelloseros - La Voz habla con Manuel y Alberto,las dos generaciones de la empresa

Carlos Moreno | Miércoles, 2 de Julio del 2025
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Los diplomas y títulos académicos que cuelgan de las paredes de la sala de espera de Fisioterapia Bono llevan casi todos el nombre de Manuel Bono Sampedro, el excelente profesional que fundó la empresa en el año 1988. Pero decimos casi porque aparece también el nombre de Alberto Bono Muñoz, el segundo eslabón de la cadena y el evidente futuro de un centro que lleva cerca de cuatro décadas prestando un gran servicio a los tomelloseros y más allá. Prueba de ello es la fotografía que el judoka, Jorge Galán, campeón del mundo en categoría máster, dedica a los profesionales del centro elogiando su trabajo.

La entrevista tiene lugar en las instalaciones del centro en la calle Juan José Rodrigo y se incorporará al final, Ángela, esposa de Manuel, que desempeña también un rol clave en una empresa familiar que ha sabido ir adaptándose a las exigencias de los tiempos, invirtiendo en los equipos más avanzados.  Nada más entrar nos encontramos con un equipo de terapia ondas de choque y una bomba diamagnética que logra activar la regeneración de los tejidos dañados y la estimulación de las células corporales que interesen en un momento dado y, algo esencial para cualquier paciente; elimina el dolor. 

-¿Cómo fueron sus inicios?

-Cuando terminé la carrera, trabajé en la Seguridad Social, donde todavía permanezco, y también en la Mutua de la Fraternidad. Pero mi ilusión era tener mi propia clínica y proyecto. Es el marco ideal para desarrollarte en la profesión. Por suerte o por desgracia, yo me tuve que ir moldeando profesionalmente en solitario. Apenas había libros de fisioterapia, y así cuando no sabía alguna cosa, me apoyé en una enciclopedia médico-quirúrgica que pude conseguir, estaba en francés, y que era la única que había. Poco que ver con la cómoda situación que tenemos hoy con  el acceso a internet y youtube que te permiten solucionar muchas dudas.

-Los avances de la fisioterapia están siendo espectaculares. Poco tiene que ver su oficio ahora con el de sus comienzos ¿no cree?

-Antes se trabajaba mucho con manos y ejercicios;  las máquinas venían a ser un apoyo. Pero con el paso del tiempo los equipos dan unas prestaciones inimaginables años atrás. De hecho, actualmente no damos ni la mitad de los masajes que dábamos antes. Las manos siguen siendo importantes, a la hora de valorar al paciente y esa confianza y seguridad que le das, pero la revolución experimentada por los equipos lo ha cambiado todo.

-Son ya treinta y siete años con su clínica ¿qué sensación le queda cuando echa una mirada atrás?

-Sobre todo la de seguir ayudar a la gente, esto es lo más bonito de la profesión; ayudar a quitar el dolor, eliminar molestias, conseguir que alguien recupere funcionalidad…en definitiva ayudar a las personas a que tengan una mejor calidad de vida.

-Al principio se les encasillaba en el ámbito de la recuperación de lesiones deportivas, pero el abanico de servicios que ofrecen es muy amplio…

-Es cierto. Tenemos fisioterapia respiratoria, suelo pélvico,  fisioterapia para embarazadas, fisioterapia oncológica, traumatológica, vascular, neurológica…hasta fisioterapia estética. El campo es amplísima. A mí me llegan pacientes de todas las edades, con problemas muy diferentes.

-En Tomelloso fue el primero en montar un clínica de fisioterapia y ahora la competencia es creciente ¿cómo analiza esta evolución en su sector?

-Cuando terminé mis estudios la gente apenas conocía y tampoco sabía pronunciar la palabra fisioterapia. Éramos todos masajistas (risas), pero luego ocurrió el proceso inverso y todos éramos fisioterapeutas. Como en todas las profesiones , unos avanzan y tratan de estar al día y otros que se pueden quedar más anquilosados. El intrusismo profesional es algo preocupante; cualquiera se pone a dar un masaje y cuando haces esta labor sin saber a ciencia cierta lo que haces puede traer malas consecuencias. Hablo de masaje que es lo más sencillo, pero hay quienes  se dedican también a pinchar y otras labores más delicadas.

-¿Ha tenido mucha fidelidad en su clientela?

- Sí. Tengo pacientes de hace treinta años. Vienen ellos y también sus hijos. El boca a boca y la confianza lo han hecho posible.

-Su centro se asegura un relevo generacional con Alberto que ya trabaja codo con codo con usted. ¿Cómo están llevando este proceso?

-Me hizo mucha ilusión cuando me dijo que iba a estudiar fisioterapia. Me ha complicado la vida para bien, con ilusión, obligándome a formarme en cursos de formación y a seguir aprendiendo. Reconozco su formación es mejor y mayor que la mía, pero yo aporto la experiencia. Nos compenetramos muy bien. 

-En este buen ejemplo de empresa familiar está también Ángela, su mujer, también desempeña un papel fundamental ¿no es así?

-Aunque no sea fisioterapeuta, ella es el alma de la empresa. Los pacientes pasan más tiempo con ella y, muchas veces, ella consigue más información y pistas sobre la patología que pueden tener que a nosotros. Ella tiene una empatía que le permite conectar con los pacientes, entre otras cosas, porque ha trabajado toda su vida de cara al público.

-¿Ejerce muchas veces el fisioterapeuta de psicólogo del paciente?

-Tiene que serlo, y si no lo es, mal asunto. Un futbolista que reaparece después de una lesión (ahora habla Alberto) necesita ese apoyo psicológico porque puede estar falto de confianza o tener miedo a romperse de nuevo. De hecho, en la carrera se estudia psicología. Mi experiencia en el Atlético Tomelloso está siendo muy buena en este sentido, he ido aprendiendo mucho y adquiriendo un bagaje de experiencia muy valioso.

-¿Piensan acometer algún nuevo proyecto a corto, medio o largo plazo?

-La idea es mantenernos en esa idea de tratamiento muy personalizado de cada paciente. Cada uno requiere el tiempo y dedicación que necesite y, si no se puede recuperar, que se lleve la sensación de que se ha hecho todo lo posible. Esa ha sido mi filosofía en estos casi cuarenta años, nos ha ido bien y queremos seguir siendo fieles a ella. 



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