Opinión

La paja por los suelos y los cereales tirados con los precios

Fermín Gassol Peco | Martes, 12 de Agosto del 2025
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Por los suelos, ese es el lugar donde sigue permaneciendo la paja después de cosecharse el cereal hace más de un mes. Una imagen inusual por estas fechas, que otros años se encontraba ya empacada o retirada del pedazo, parcela, finca…o como las quieran ustedes llamar. Parcelas con la paja aún sin recoger, esperando a que algún despistado o el viento la esparza y complique aún más su improbable recogida. Este es el panorama post cosecha que presenta nuestro campo español, en especial las dos Castillas.

Pero no es sólo este producto residual el que se encuentra tirado, no en el suelo, sino en los precios. El precio del trigo, por ejemplo, presenta una depreciación de la quinta parte desde hace dos años, la avena adolece de una disminución en su valor mucho mayor, situándose en la mitad que en el mismo periodo… y así podemos decir de la cebada, avena, triticale…algo que para nosotros los agricultores resulta ser una vez más, un negocio ruinoso. Si a esta penosa y reiterada circunstancia, que esto es un auténtico rosario de afrentas económicas, añadimos los recortes de la PAC, la ilusión por seguir cultivando estos bienes primarios, necesarios para comer, se está desvaneciendo por momentos. 

La cosecha de este año ha sido buena, el año pasado también lo fue. Sin embargo, la esperanza de resarcirse de pérdidas pasadas y de amortizar préstamos contraídos, de momento está paralizada debido a los precios tan rastreros que cada semana aparecen en las Lonjas. De manera que pareciera existir un techo maldito de ganancias que no es otro, que, en el mejor de los casos, "empatar los partidos".

Porque si antes se decía que “el cereal es paja mientras no entra en el granero”…ahora habría que decir que calidad de una cosecha no se evalúa por  los kilos cosechados almacenados en el granero…sino en el precio, en los euros depositados en las cuentas de Cajas y bancos.

Las causas de esta situación podrían estar en la cantidad de grano habido ante una demanda estacionada, pero las importaciones resultan ser las responsables de esta precaria situación. Una vez más, la agricultura como barata moneda de cambio, algo que ya escribí hace nada menos que diez y seis años bajo el título: “La agricultura, en el subsuelo” y del que reproduzco unos párrafos:

“El subsuelo es como ustedes saben lo que yace inmediatamente debajo  de la capa arable del suelo, por lo tanto no es visible. Habría que titular entonces a este escrito: ”La Agricultura  está en el suelo” pues es donde se siembran, germinan y crecen  todos los cultivos y el subsuelo quedaría para el hallazgo y explotación de minerales u otras materias. Podría titularlo así pero entonces tendría que decir: La Agricultura está por los suelos, frase con un significado muy distinto.

La agricultura en España siempre ha sido la cenicienta del cuento, la gran perjudicada desde no se sabe cuándo, año tras año. Precios de los cereales que llevan fluctuando entorno a las veinte de las antiguas pesetas desde hace que yo recuerde, veinticinco años al menos. Moneda de cambio barato para otras transacciones en el exterior y plataforma silenciosa para el negocio de intermediarios”.

Y así, seguimos para desgracia de nuestro sector primario.

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