Cuatrocientos cincuenta años, nada menos, cumplió el pasado 22 de abril la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Tomelloso. Con ese motivo, la institución más antigua de la ciudad recogerá el próximo 28 de agosto el Viñador de Honor 2025. Este reconocimiento, otorgado directamente por la Alcaldía según el Reglamento de Honores y Distinciones, rinde homenaje —justificó el primer edil, Javier Navarro, durante su anuncio— a una institución que representa el origen, la raíz y la voz más antigua y viva de la ciudad.

Hemos hablado con el presbítero de la Asunción, José Ángel Martín Acosta, que ha mostrado su orgullo por un reconocimiento que pertenece a todos cuantos han hecho de la parroquia un referente de Tomelloso.

—¿Qué ha supuesto para la parroquia recibir el Viñador de Honor 2025, el máximo reconocimiento del municipio?

—Es un gran honor, nunca mejor dicho, puesto que lleva como título Viñador de Honor. Para la parroquia es una enorme satisfacción y nos llena de orgullo en el mejor sentido de la palabra. Es un reconocimiento a la labor y el trabajo de tantas personas que, en estos 450 años, han entregado su vida para que la Parroquia de la Asunción sea hoy un referente clave en la vida de Tomelloso.

—Casi medio milenio de historia no es poca cosa…

—Efectivamente. Son generaciones que no solo levantaron la parroquia, sino que la han mantenido y la han hecho crecer. Gracias a ellas hemos llegado hasta lo que hoy somos y lo que estamos viviendo en este año tan especial.

—Usted es la cara visible de la conmemoración, pero detrás hay un equipo muy amplio trabajando.

—Claro. Hay un equipo motor que va preparando todo y contagiando a otros equipos, pero detrás de ellos está toda la parroquia. Estoy pensando en los coros parroquiales —el infantil y juvenil, el de la misa de nueve—, en los catequistas, en las personas mayores de la Pastoral de la Salud que siguen colaborando sin rendirse… Eso es lo que demuestra que la parroquia está viva: tantas personas distintas, sumando cada una lo que puede.

—Las celebraciones organizadas hasta ahora han tenido una gran respuesta de público.

—Sí, aunque más que el número, lo importante era cumplir el objetivo: dar visibilidad pública a la parroquia y mostrar que, aunque hoy haya cinco en Tomelloso, la Asunción sigue siendo un referente. No queríamos quedarnos solo en lo de dentro, sino que la gente de fuera también se interrogara sobre su fe y viera la alegría de seguir a Cristo.

—Todavía queda por delante la segunda parte de este aniversario. ¿Qué nos espera?

—Ahora vamos a centrarnos más en lo de puertas adentro. Queremos dar a conocer el patrimonio, la vida de la parroquia como comunidad viva y también reflexionar con tres charlas: una histórica, otra espiritual y otra pastoral. La primera la impartirá Javier Escudero el 28 de noviembre; después Natividad Cepeda hablará de Ismael de Tomelloso; y, por último, el párroco de Valdepeñas, Emilio Jesús Montes, abordará cómo pasar de una iglesia de mantenimiento a una iglesia misionera.

—En cuanto a la recogida del Viñador de Honor, ¿cómo la van a afrontar?
—Prefiero que haya sorpresas, aunque sí hay alguna invitación especial. Pero, por encima de todo, me gustaría que fuera toda la parroquia quien estuviera en primera fila, porque, aunque me toque a mí recogerlo, el galardón pertenece a toda la gente que vive su fe en la Asunción y en Tomelloso.

—Aunque el Teatro Municipal no dará cabida a todos los feligreses.
—Efectivamente. Gracias a Dios, hay más parroquianos que butacas en el teatro.