Un día de lluvia envuelve el ambiente de una calma silenciosa y una intensidad grisácea. Es uno de esos días en los que la memoria y la nostalgia se hacen presentes, invitando a la reflexión y a la evacuación de tiempos pasados. En medio de este horizonte lluvioso, inicio el ritual de abrazar un libro. Este objeto tan cotidiano y personal, se convierte en mi fiel compañero. Mientras Leo y releo sus páginas, repaso los años de mi vida, permitiendo que los recuerdos emerjan como reflejos de lo vivido. Cada fragmento me transporta a momentos que formaron parte de mi día a día.
En este contexto surge el deseo que la lluvia persistía durante horas interminables. Desde este modo, puedo sumergirme en la evocación de recuerdos históricos, y viajando mentalmente desde mi infancia hasta el presente, la lluvia se convierte en un escenario perfecto para recorrer de los paisajes de mi propia historia. Durante este instante, todo fluye con naturalidad, aunque está impregnado de relatos y experiencias acumuladas a lo largo del tiempo. Cada vivencia estuvo marcada por decisiones importantes, situada siempre en el marco de la historia y el porvenir.
Ahora, miro hacia atrás y comprendo que he alcanzado parte de mis deseos e inquietudes, aunque soy consciente de que, en ocasiones el tiempo se ha escapado entre mis manos. Las esperanzas, todo aquello consumido a lo largo de los años, conforman la existencia de mi vida ahora me encuentro refugiado en este lugar donde a la vez solo permite el paso a los recuerdos y la contemplación de la belleza de lo vivido, mientras el tiempo transcurre. Desde este momento, observo todo aquello que he experimentado y que, quizás, había olvidado. Se ha convertido en una leyenda en mi pensamiento, la infancia, la adolescencia los proyectos, la familia las esperanzas alcanzadas y desarrolladas. Sin embargo, ahora me invade una sensación de satisfacción y de orfandad, Causada por la ausencia de seres queridos y de conocidos que ya no están, y por los años que ya no me quedan.
El tiempo, con su paso implacable, todo lo oculta, lo cierra, y, finalmente, lo condena al olvido. En este refugio de lluvia y recuerdos donde entiendo que la vida se compone de instantes que, aunque se marchen, siempre permanecen en alguna parte de nuestra memoria.
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Lunes, 8 de Septiembre del 2025
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