Tomelloso

«La vendimia es lo mejor que le pasa a Tomelloso»

Reproducimos los pasajes más destacados de la presentación que hizo nuestro compañero Francisco Navarro de la XII Fiesta de la Vendimia Tradicional

La Voz | Martes, 9 de Septiembre del 2025
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El pasado domingo tuvo lugar en la Bodega Orígenes la XII Fiesta de la Vendimia Tradicional de Tomelloso. Un acto, presentado por Francisco Navarro, en el que se nombró Vendimiador del año 2025 a Eusebio Becerra García. Les dejamos, íntegros, los pasajes más destacados de la intervención de nuestro compañero. 

Ya estamos metidos de lleno en la vendimia, que seguramente acabe cuando empezaba no hace tantos años. Tomelloso, este mar de viñas que nos da la vida, ha sabido adaptarse a todos los tiempos y circunstancias. Eso es lo define a esta ciudad y a sus habitantes: la adaptabilidad, la resiliencia…

Sin duda, el sector que más ha evolucionado ha sido el de la agricultura. La recolección es una prueba de ello. No la única. Hemos pasado en medio siglo de ver los últimos remolques tirados por mulas, a esas máquinas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción que recogen la uva de nuestros campos con una precisión de cirujano.

Pero hoy estamos aquí para celebrar la vendimia tradicional. La del acarreo con mulas, la de los mil kilos por carro, la de la jota de la sartén, la de los almuerzos de gachas, la comida de ajo de patatas, la cena ligera y a dormir a la saca. Esa que llegaba hasta casi los Santos y en la que, codo con codo, participaban hombres, mujeres y niños. La vendimia es esa empresa común que ha hecho y sigue haciendo grande a Tomelloso.

Bienvenidos a XII Vendimia Tradicional que en esta ocasión se celebra en la bodega Orígenes. Aquí, bajo este patio primorosamente empedrado comenzó el sueño de quince visionarios, que se materializó en la cooperativa Virgen de las Viñas, la más grande del mundo.

El olor a mosto es la magdalena de Proust de este presentador. Ese suculento aroma tan nuestro hace que lleguen, de golpe, a mi mente recuerdos vendimiadores.

El jaraíz de mi abuelo con Jesús Peseta dándole al barrón de la prensa vestido con sus camisas de estampados imposibles. Jesús era el eterno pisador de casa de mi abuelo, el único que repetía año tras año. El único al que mi abuelo, que era… como era, no le escatimaba el jornal. Se ajustaba a tanto y el vino y siempre sacaba ventaja… Con el vino.

Los Romeros, que están en el fin del mundo, oyendo el dulce acento de los vendimiadores de la Sierra de Segura y el comer todos de la sartén.

O como, en el pueblo, corríamos tras los remolques cargados de uvas para engancharnos en los laterales y coger algún dorado racimo del impecable colmo.

O de Nadia, la podenca de mi amigo Julián corriendo tras las liebres en el otoño del 78. Mi primera vendimia en regla, aquella de los tres papas. Veintiún días y medio sin cambiarnos de ropa.

O el cariño con el que nos trataba Eusebia, que hasta nos guisaba cocidos o de la parsimonia y la bonhomía de Vicente, años después.

Y es que la vendimia es lo mejor que le pasa a Tomelloso. Mucho mejor que la feria o la romería. Durante la recolección el aroma a mosto se une con el optimismo y la alegría.

De la grandeza de la vendimia y de la importancia del carrero que con sueño y penalidades trae la cosecha al jaraíz quiso el hermano Zoilo que sus hijos pequeños (y pisadores) Antonio y José Vicente fuesen conscientes. Y lo hizo tan bien, fue tan convincente, que en la entrada de su calle colgaron de acera a acera un cartel, que diría Serrat, en el que escribieron, “¡¡Bienvenido, señor carrero!!”.

PRESENTACIÓN DE EUSEBIO BECERRA

Eusebio —que es como un padre para este presentador— presume de ser de Tomelloso. Su mayor galardón —confiesa— es el de ser un tomellosero, como muchos otros.

Langosta, creo que no le da coraje que le mienten la estirpe, es, por encima de todo, una buena persona. Él dirá que ha hecho lo que tantos y tantos de su generación, trabajar sin hiel por el bienestar de los suyos.

Pero nuestro vendimiador del año, además, lo ha hecho con una sonrisa en los labios y siempre, siempre, con una palabra amable. Y alguna vez proclamando esas expresiones tan suyas con ese tono inequívoco, esa voz aguda que se ha convertido en algo propio.

Eusebio llega a la edad dorada habiendo plantado muchos árboles, vides, sobre todo, teniendo tres hijos (y seis nietos) y habiendo escrito un libro. Pero, no se puede tener todo, hace unos meses se le cayó el andamio que soportaba su familia. Se le ha ido (a él y a todos) después de casi 65 años juntos, su Mari. La educadora, la economista, la irremplazable navaja suiza. Y ahora, cada mañana, tiene que llevar a cabo seguramente la tarea más dura de cuantas ha llevado a cabo (qué no han sido pocas): la de vivir día a día sin su eterna compañera. Pero con el consuelo de estar rodeado de los suyos y de tantos y tantos como apreciamos a Eusebio Becerra. Para muestra este nombramiento que le hace su querido pueblo, equiparándolo a María Teresa Zafra, Eugenio Ruiz, la familia Penades, los agricultores de Tomelloso, Gregorio Moreno, AFAS, el Grupo Surco, Mostos Españoles, Rafael Torres, Pedro López Montero y María Teresa Novillo.

Qué decir de Eusebio Becerra al que tengo la suerte de conocer toda mi vida. El menor de cinco hermanos, nació en plena guerra civil en la calle Las Isabeles. Aprendió de su padre, otro hombre bueno, que no se comía el tocino de las gachas por dárselo a sus hijos en aquellos años de hambre.

En cuanto pudo, con nueve años, se incorporó a la dura tarea del campo, con doce años “me dieron el título de peón” y cuando su hermano Alejandro se fue a la mili se hizo gañán. Participó en el primer concurso de arada con 17 años, echo el rabo más derecho y se llevó veinte duros de premio, que le vinieron muy bien para la feria. Se sacó el carnet de camión a la primera, estudiando por la noche en la quintería a la luz de un candil. Se casó con Mari en 1963. Y comenzó su vida de conductor; camionero con Gonzalo Fernández, conductor de autobús en la Empresa Municipal de Madrid; en Samar la conocida empresa de autocares; chofer con un tráiler internacional (trabajando por dos pudo comprarse la primera tierra); los buses urbanos de Tomelloso, Samar de nuevo y Jumarsa (empresa de autobuses de Alcázar que dirigía un tomellosero) por último.

El 1980 dejó el volante y regresó al campo, sacrificando la comodidad de un puesto seguro por la inquietud agrícola de su hijo mayor. Fueron años duros, trabajando toda la familia, y, como cuenta “remando todos para el mismo lado, fuimos ampliando el patrimonio”, Sembrando melones en verano en tierra extraña (“siempre a medias, nunca a rento”), podando ajeno en invierno, unas veces sin agua, otras con mal tiempo, otras comprando maquinaria, adquiriendo tierras, emparrando viñas, plantando olivos, actualizando el negocio… Y siempre con préstamos en el banco que se pagaban religiosamente. La familia Becerra ha sido (y sigue siendo) un puntal en la cooperativa Virgen de las Viñas. Sus hijos Eusebio y Vicente defienden a capa y espada una explotación puntera. El legado de Eusebio está en buenas manos.

Esta es, muy resumida la epopeya vital de Eusebio Becerra García, Langosta, un tomellosero hecho a sí mismo, que nunca ha olvidado de donde viene y que siempre da las gracias a todas y cada una de las personas que le han ayudado en un camino, que como diría Michaeleen Oge Flynn en “El hombre tranquilo”, ha sido homérico.

CIERRE DEL ACTO

Antes de degustar el zurra fresquito que ha preparado Moral Teatro, es necesario dar las gracias a todas la personas y entidades que han hecho posible la celebración de este entrañable acto. A Bodegas y Viñedos VERUM y a Glomol por permitir la recogida de estas maravillosas uvas que le dan sentido a la Vendimia Tradicional. A Isabel Cañas, por la blusa del Vendimiador del Año. Belén y Ángel, propietarios de esta maravillosa bodega. A Moral Teatro, vendimiadoras y zurreras. A los tres grupos folklóricos de Tomelloso, Virgen de las Viñas. Manantial del Vino y El Bombo. A Ángel, Zoilo y los Amigos del Museo del Carro, guardianes de las tradiciones de Tomelloso. A la Asociación de Carreros de Tomelloso y a los Carreros Virgen de las Viñas que mantienen el saber hacer de nuestros gañanes… Al Ayuntamiento de Tomelloso, a la concejala de Cultura, Inés Losa, por permitirme estar aquí esta tarde. Y a todos ustedes que nos han acompañado.

¡¡Muchas gracias!! Y…. ¡¡¡JESÚS PARA HOGAÑO!!

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