Tomelloso

Miguel García de Mora, el periodista viajero que tendió lazos con Tomelloso

Apuntes de la trayectoria de un hombre que llevó siempre a la Mancha en su corazón

Carlos Moreno | Viernes, 3 de Octubre del 2025
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Contable de profesión y periodista de vocación, Miguel García de Mora Gallego desarrolló una vasta labor informativa en la provincia y numerosos periódicos del país que recogieron las noticias que redactaba para las agencias. Un incansable periodista viajero que escribía sobre los pueblos que visitaba y que, en cierto modo, fue un precursor a la hora de valorar ese mundo rural y España vaciada que se pretende recuperar ahora. Su hijo, Luis Miguel, al que su trabajo de empleado de banca llevó a Alcalá de Henares y que también escribe en prensa, nos ha contado la pasión con la que su padre se entregó al periodismo.

El diccionario biográfico de Castilla-La Mancha nos dice que Miguel García de Mora nació en Manzanares el 28 de diciembre de 1916 y falleció en La Solana, donde estuvo afincado y formó su familia, el 28 de diciembre de 2013. Desde muy joven sintió inquietud por la lectura, y de ahí su afición a escribir.  Colaboró en publicaciones locales hasta que redactó su primera crónica para el diario Lanza, de Ciudad Real, en el año 1946. En el diario provincial seguiría escribiendo hasta casi el final de su vida. Aún se recuerda su sección “Caminar y contar” que mantuvo en pie tantos años.

Colaboró en periódicos como el diario Madrid, La Vanguardia, de Barcelona; diario Pueblo y en otros medios de tirada nacional, algunos de ellos desaparecidos, como el semanario Dígame o los periódicos Arriba y Ya. El ABC, intento incorporar a Miguel a la redacción de Madrid, pero declinaría la oferta por su apego a la Mancha. También trabajo para las agencias  Cifra, Pyresa, Europa Press, Fiel, Logos o EFE, que distribuían sus crónicas sobre La Mancha, sus pueblos, sus costumbres y tradiciones, su historia, paisajes y  paisanaje a diarios de provincias como Ideal, de Granada, Jornada, de Valencia, Diario de Navarra, o La Nueva España, de Oviedo.

Un apasionado del periodismo

Su hijo Luis Miguel habla de su padre con emoción y lo recuerda como un hombre sencillo, apasionado del periodismo, gran amante de la Mancha y con una memoria prodigiosa. “El periodismo lo vivía día y noche”. Sus crónicas traspasaron fronteras y llegaron hasta el Diario de Caracas, en una sección que aparecía con el título “Desde un lugar de La Mancha”. Su firma apareció también en revistas de ámbito nacional como Semana, Ama, Caza y Pesca, Trofeo, y en otras cabeceras provinciales, como Amigos de los Castillos, La Voz de Villahermosa, o el semanario Puerta de Madrid, de Alcalá de Henares…. Siempre abordaba temas relacionados con la región manchega, exaltando sus lugares, monumentos más emblemáticos y el carácter de sus gentes.

“Cuando volvía de su trabajo como contable en una empresa de La Solana, se ponía ante la máquina de escribir, y le podía dar las 12 de la noche terminando crónicas; el intervalo de tiempo de comer y volver al trabajo a las 5, lo aprovechaba  para seguir escribiendo o para que le hicieran el revelado de unas cuantas fotografías. Las crónicas tenían que salir a las 6 de la tarde en el coche del correo a Manzanares para llevarlo al ferrocarril. Muchos sábados y domingos se desplazaba a visitar pueblos, ir a las lagunas de Ruidera o jornadas de caza.  Cuando llegó el fax le alegró, pues así podría  enviar con mayor rapidez sus crónicas. El ordenador no iba con él. Jamás lo tocó”, cuenta Luis Miguel.

Los ayuntamientos de muchos municipios le solían pedir una colaboración para sus publicaciones festivas. “En prosa o en verso. Hizo unos cientos de poemas, sobre todo para Lanza y esas revistas de pueblos que aparecían con motivo de sus ferias o la llegada de épocas tan señalas como la Navidad o la Semana Santa”.

En los años 70 acompañó en autocar a una expedición de suizos, japoneses y finlandeses recorriendo La Mancha durante quince días. Se le denominó “La gran aventura de La Mancha”. Naturalmente, escribió crónicas desde todos los lugares. Por otro lado, en Brihuega conoció al gran escritor y periodista, Manu Leguineche, con el que acabaría forjando una buena amistad. “Usted, don Miguel merecería un busto por la cantidad de pueblos que ha puesto en el mapa”, le dijo en una ocasión. Una actividad frenética que le llevó a ser  pregonero  en pueblos y ciudades y elaborar prólogos para libros escritores y poetas. Participó en numerosos certámenes literarios convocados por todo el país, y cosechó más de un centenar de premios, uno de ellos el Premio Periodístico de la Fiesta de las Letras de Tomelloso que compartió con Fernando Onega. Sus hijos Gloria y Luis Miguel han editado tres libros suyos, a título póstumo: Cuentos y relatos de ayer y de siempre (2016), Poesía en La Mancha (2019) y120 artículos, 120 aniversario del diario ABC (2023).

Lazos con Tomelloso

El premio que consiguió en aquella Fiesta de las Letras de Tomelloso en el año 1975 es uno de los muchos lazos que unió al periodista con una ciudad a la que admiraba. Cuando rodaron la serie “Plinio” fue a Tomelloso y pudo conocer a García Pavón y a los dos principales actores de la serie, Antonio Casal y Alfonso del Real que encarnaban a Plinio y Don Lotario. Y en la vecina Argamasilla de Alba mantuvo una buena relación con Pascual Antonio Beño y el que que fuera alcalde, Gerardo Serrano.

Conocería también a Juan Torres Grueso, mientras que su hijo Luis Miguel tuvo oportunidad de seguir esa gran época del C.F. La Solana en los primeros años 70 con mucho protagonismo tomellosero. Paco Gálvez era el entrenador y destacaban jugadores como Falín, Carlos Moya, Amadeo, Condés, Marcial, Pedro…”Jugadores muy buenos, que fui entrevistando en el Lanza, también a Gálvez que era un persona muy humana con la que me llevaba muy bien”.

Así escribía García de Mora sobre la Romería de Tomelloso. “Porque las habrá grandes y lucidas, pero como las de Tomelloso, pocas en libra, con su muchedumbre expectante, sus acompañamientos, sus mulas y su fervor consensuado, todo por una Virgen preciosa (…) Aquí en el trayecto de Tomelloso al Santuario de Pinilla, hemos visto a cientos de personas brotando de sus ojos lágrimas de emoción, cuando su Virgen desfila en la abrileña tarde romera”.

También hablaba de los bombos “edificados con lajas arrancadas del áspero terreno en el que luego hacín la plantación y que constituyen un alarde arquitectónico cuasi romano”.

Unos escritos que siempre destilaban una profunda admiración por Tomelloso, sus artistas más ilustres y sus habitantes. “Tomelloso es así…y con crecientes y sucesivas levas de artistas, prosistas, poetas, hombres y mujeres del saber y de la ciencia, vitalidad, optimismo hasta cuando advienen horas adversas, laboriosidad, seriedad, amor…”.

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