Hay animaciones que se quedan contigo para toda la vida,
bien porque de pequeño las veías constantemente y te quedabas enganchado, o
bien por su historia y personajes. En mi caso, siempre he amado las series y
películas de animación, pero hay una que me pilló en mi adolescencia y que se
convirtió en una de mis favoritas, junto con la trilogía de Cómo entrenar a
tu dragón. Esa es Avatar: La leyenda de Aang.
Ya hice reseña en su día de su adaptación live action
en Netflix, comparándola con la horrible película que hizo M. Night Shyamalan,
y gracias a esta descubrí la maravillosa serie de Nickelodeon. Y no, no vengo
otra vez a repetir lo mismo.
La intención de esta reseña es comentar por qué me parece
una obra maestra en su género y, de paso, recomendárosla si aún no la habéis
visto.
Esta maravilla, creada por Michael Dante DiMartino y Bryan
Konietzko, cuenta la historia de justamente el Avatar, un ser cuasidivino capaz
de controlar los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire. Ahora, con la
amenaza de la Nación del Fuego, Aang deberá derrotar al Señor del Fuego y, de
paso, aprender a dominar los elementos.
Primero que nada, el mundo creado en esta serie es
increíble, basándose por completo en la cultura asiática. El Reino de la Tierra
se basa en los comerciantes chinos; las Tribus del Agua, en los inuit; los
Nómadas del Aire, en los famosos monjes shaolin y también en los monjes
budistas; y la Nación del Fuego no es más que un retrato del Japón imperial. El
estilo de lucha y las peleas no tienen nada que envidiar a otros animes porque
sí, aunque parezca mentira, Avatar es un anime occidental. Las peleas se
basan en el dominio de los elementos y cada una tiene su propio estilo, lo que
hace que sea dinámico y propio, a la par que original.
La historia creo que es de lo mejor jamás hecho en el medio
y, pese a que esta serie la vi en su día con 13 años, sabía que era buena, pero
no la recordaba tan buena. Es algo básico, pero el cómo está hecho y, sobre
todo, la dinámica y los arcos de los distintos personajes hacen que te
preocupes y te encariñes con ellos. No quiero hacer ningún spoiler, pero
os aseguro que el arco de Zuko es de lo mejor que he visto en mucho tiempo.
Añadir también el dilema moral del propio Aang y cómo este debe aceptar su
destino de ser el Avatar pese a negarse a serlo.
Incluso Sokka, siendo el alivio cómico de la serie, acaba
evolucionando y se vuelve un personaje entrañable. Y, por supuesto, no puedo
olvidarme del resto, como Katara, Toph, Azula y el mejor personaje jamás
creado: el tío Iroh.
Todos y cada uno de ellos tienen su propio desarrollo e
historia que contar y, en parte, es gracias a la amistad entre los personajes
por lo que sigues la historia hasta tener un desenlace satisfactorio.
Avatar también tiene sus mensajes y moralejas para el
público no solo infantil, sino también adulto, y que una serie de animación
tenga eso sin perder su identidad es para quitarse el sombrero. Porque donde
otras muchas, sobre todo actuales, se quedan en el humor o en los chistes
básicos, esta serie tiene momentos donde realmente acabas emocionándote, y eso
es de aplaudir. Ojo, esta serie es de 2005, cuando Nickelodeon competía junto a
Disney Channel y Cartoon Network, y es mil veces mejor que otras, sin menospreciar
a las que vinieron después, como es el caso de Hora de aventuras, Gumball,
Steven Universe, Gravity Falls o Historias corrientes,
quizá las últimas grandes en su género.
Y aunque esto suene a comentario de señor mayor, tengo que
decir que ya no las hacen igual. Ya no hay grandes historias animadas con
tramas maduras, aunque, bueno, Arcane me ha demostrado lo contrario.
El caso es que creo que la animación también se usa para
contar grandes historias y esta serie es la prueba de ello.
Avatar, como toda buena historia, es una trilogía
compuesta por tres libros: Agua, Tierra y Fuego. Como en
toda trilogía, tiene un inicio para conocer su mundo y personajes; una segunda
parte para dejarte con un nudo en la garganta y pensar cómo seguirán adelante
nuestros héroes; y, por último, un tramo final con una épica batalla y un
desenlace para hacerte llorar. Esto, en animación, solo lo he visto en la
trilogía de Cómo entrenar a tu dragón y en las tropecientas películas
que he visto, como la saga de Star Wars y El señor de los anillos.
Bien, Avatar lo hace, y además todos y cada uno de los personajes que
conoce Aang son importantes e imprescindibles. Esto solo lo he visto en una
ocasión: Fullmetal Alchemist: Brotherhood, anime que me encanta y cuyo
viaje me parece emocionante de principio a fin.
Avatar: La leyenda de Aang no es otra serie más; es
un viaje lleno de emoción, amistad, perdón, acción y, sobre todo, está hecha
con cariño y corazón. Es una serie que, si en su día te marcó cuando eras
pequeño, ahora de adulto, al verla, notarás más cosas que hace años no pillaste
y sacarás una lectura más extensa de sus personajes y su mundo.
Simplemente solo puedo decir que la veáis si sois de esos
que creéis que la animación es para críos: miradla y os puedo asegurar que no
es para nada lo que pensáis o hayáis visto.
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Lunes, 15 de Diciembre del 2025
Martes, 16 de Diciembre del 2025
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