Tengo la impresión, muchas
veces, de que estamos viviendo cada día en un lodazal de ideologías. No niego
que en otros tiempos hubiera convicciones inmundas, que las hubo y sin
interrupciones. Lo que ocurre es que también se aprovechan algunos grupos de
influencia del extraordinario entramado, que nos han dado los avances técnicos
para las comunicaciones.
Hay un anuncio de la ONCE
para el sorteo extraordinario del “Día de la Madre”. Es casi idéntico en el
texto que usaron cuando el “Día del Padre”. Te habrás dado cuenta que en unos
segundos relata ciertos detalles mimosos en la actitud de respuesta de una
madre (antes de un padre) frente a la petición de sus hijos. Posteriormente el
hijo o la hija responden de modo airado a una deseo o un favor que su
progenitora necesita. Una voz en off dice: “¿Te has preguntado si ser madre
compensa?”. “Un premio tan grande como el amor de una madre”. “Diecisiete
millones de extra, casi tan grande como el amor de una madre”.
Vaya por delante que tal
empresa, a mi juicio, realiza un trabajo exitoso con la sociedad y en medio de
ella con las personas ciegas o con alguna discapacidad. Mi deliberación no es
sobre la labor de la ONCE, si no sobre el anuncio.
No soy madre, sólo soy
padre. Si hiciésemos una encuesta a las madres de cualquier país con la
pregunta: “¿Te compensa ser madre?”. ¿Qué conclusiones saldrían?
Ser madre no es un negocio
que remunere el esfuerzo con una cantidad determinada de dinero. Gestar en tu
vientre una nueva vida no tiene precio, aunque los egoísmos materialistas sí le
han puesto e incluso le han dado nombre eufónico “vientres de alquiler”, que
manifiesta el intento de ocultar la verdadera realidad. Muy mal se tiene que encontrar
una mujer como para “alquilar” una de las cualidades más fabulosas que tiene:
DAR LA VIDA. Mucha pobreza debe sufrir para llegar a eso. O demasiada violencia
a su maternidad. Obligar, aconsejar o inducir a una madre a vender el hijo de
sus entrañas es una de las mayores aberraciones de los humanos.
¿Cómo compensar tantos
momentos de dedicación, entrega, sacrificio, atenciones, trabajos, entusiasmo,
y mil cosas más? ¿Con dinero? Ni los millones que ofrece el anuncio pueden
pagarlo.
El único modo, que se me
ocurre, de poder compensar la figura de una madre no es otro que, reconociendo
su labor, intentar amarla de la misma manera que ella lo hace. No valen
riquezas, ni buenas palabras ni mejores intenciones. Una actitud de cariño,
hasta el extremo, es el único camino factible para “compensarla”.
Habiendo tenido la
experiencia y la dicha de disfrutar de la figura de “MADRE” en tantas mujeres de
nuestro alrededor. Viendo cómo se transforman ellas y sus vidas en favor de sus
bebés es como se comprende tal dicha.
Incluso cuando los hijos
tienen conductas muy equivocadas por cualquier razón, la mayoría de las madres siempre
estarán a su lado, esperando el milagro
del cambio. “¿Qué te puedo dar que no me
sufras…qué te puedo dar que no te hundas, que me mata tu angustia que me puede
tu mal?” decía la canción de Víctor Manuel “La Madre”, en un suspiro-plegaria
a su hijo esclavo de la droga.
Siempre atentos a los
mensajes y propagandas que intentan manipular nuestra mente y nuestro
comportamiento, con caretas inocentes. En este caso, me parece sibilino este
modo de machismo: poner precio a una de
las mayores cualidades de una mujer.
Ni con los millones que
ofrece el anuncio se puede comprar lo que es una MADRE. Un gran abrazo y beso
de corazón serían los umbrales del reconocimiento que debemos a las Mamás.
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Martes, 29 de Abril del 2025