La gente hace corro y Godoy se remonta a los orígenes, al sueño de Agustín Moreno Luján, el encargo de la imagen al escultor valenciano José Romero Tena, su llegada a la ciudad en tren, las primeras romerías sin la ermita que poco después sería construida en un altozano. El mayordomo  de la Virgen y conservador del Museo subraya en varias ocasiones la importancia de las mujeres en la vida de la Hermandad, “ellas organizaron la primera Romería y constituyeron una Junta de Señoras que realizó una gran labor”.

Félix Godoy empieza a mostrar el museo. Se detiene en un recordatorio del 50 aniversario de la Virgen, “donde observamos los cambios estéticos de la talla de la Virgen a lo largo del tiempo”. Muestra después el primer manto, de color rojo, que llevó, el primer frontal del altar bordado en oro; un precioso manto azul de 1945 y en riguroso orden cronológico se refiere después a un manto de seda en color marfil, más colorista, con el complemento de una mantilla de encaje granadino. Los asistentes escuchan atentos y admiran lo que ven; viejos recortes de prensa de días muy señalados; fotos de antiguas romerías, pañuelos ornamentales, los himnos que han ido experimentando cambios en sus estrofas, programas, carteles, otro valioso recuerdo de cuando la Virgen fue nombrada Patrona del Sindicato Nacional de la Vid. ¡Cuánta historia y qué bien contada!

En una  vitrina se exponen las joyas de la Patrona, “que son réplicas, lógicamente las originales están guardadas en una caja fuerte en otro lugar”, -explica Godoy-, que se muestra cercano y dispuesto a resolver cualquier duda que tengan los asistentes. La llamada vitrina de la Virgen  contiene medallas, bandas, condecoraciones y está construida sobre unas antiguas andas. “Aquí lo aprovechamos todo”, -señala con cierto tono de desenfado el mayordomo-, que después va aportando datos sobre el cetro de mano o el primer monedón de plata que se pujó en una feria. 

La  vista de todos confluye ahora en un antiguo pergamino con la lista de los primeros socios escritos a pluma, algunos se acercan esperando encontrar familiares o conocidos en ese vetusto listado.  Así, llega el momento de visitar la sala donde se exponen mantos y vestidos de los años 60 y 70, "que en cierto modo nos alejaban de periodos más grises". Félix Godoy sigue aportando, de forma amena y cercana, todo tipo de detalles, “este vestido era para cuando permanecía en la Parroquia de la Asunción”, vemos otros en rosa, en amarillos, lentejuelas en las mantillas y la aparición de los tejidos industriales que empezaban a desplazar a los artesanos.

La autorización del Obispado para que la Virgen de las Viñas fuera Patrona de Tomelloso, el libro de oro de la Hermandad del año 1946 y el original, en cinta de bovina, de una película sobre la Feria y la Romería despiertan también gran curiosidad. Tras una amplia explicación sobre los estandartes y las banderas, alcanzamos la última estancia, una sala sacerdotal, que alberga los ajuares de sacerdotes de distintas épocas. Sobre nosotros luce un antiguo palio de la Virgen de color verde y más al fondo hay un enorme arcón “que fue en el que viajó la Virgen a Barcelona en el año 1956”. 

Otro de los apartados del museo se dedica a los hermanamientos, algunos de ellos, con otras Vírgenes de las Viñas, la de Aranda del Duero, y la de un barrio de la localidad de Montilla. Concluye así una deliciosa visita de unos tres cuartos de hora duración, suficientes, para disfrutar con una historia de la Virgen contada magistralmente.