La Voz de la ciencia

Feromonas humanas, ¿realidad o mito?

Chema Arcos Serrano | Jueves, 15 de Noviembre del 2018
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Probablemente la mayoría de nosotros hayamos visto, o por lo menos oído hablar de esos perfumes que aseguran que usándolos resultaremos más atractivos sexualmente, basándose en que contienen feromonas humanas. También es habitual escuchar que el sudor masculino contiene estas mismas feromonas. Pero antes de que nadie abandone su higiene personal, o se lance a comprar este tipo de productos, es importante saber si existe alguna demostración científica de la existencia de feromonas en los seres humanos.

FEROMONAS EN ANIMALES

En los animales la existencia de feromonas es muy habitual. Se trata de moléculas que actúan como señales químicas entre individuos de la misma especie. En muchas ocasiones se encargan de regular el comportamiento sexual. Es el caso, por ejemplo, de los ratones. Los machos de ratón expulsan a través de la orina feromonas que incitan a las hembras a reproducirse con ellos. Su efecto puede llegar a ser muy potente, ya que existen especies de mariposas en las que los machos son capaces de detectar a las hembras a kilómetros de distancia, gracias a las feromonas que éstas emiten.

Pero las feromonas también pueden actuar controlando otro tipo de comportamientos. Por ejemplo, las hormigas las utilizan para guiar y marcar el camino a sus compañeras hacia fuentes de alimento. También pueden servir como señal de alarma para avisar de la presencia de algún peligro, como un depredador. Incluso hay feromonas en mamíferos que sirven para reforzar vínculos afectivos entre las crías y la madre.

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 Las hormigas utilizan feromonas para guiar a sus compañeras hacia fuentes de alimento

HORMONAS Y FEROMONAS

Es importante matizar las diferencias que existe entre las hormonas y las feromonas. Las hormonas son señales químicas que actúan en el interior del propio organismo, controlando procesos muy diversos como el metabolismo, la madurez sexual, la sensación de hambre o el ciclo del sueño. En los seres humanos son producidas en glándulas como el tiroides o el páncreas, y son transportadas principalmente a través de la sangre.

Por el contrario, las feromonas son secretadas al exterior del cuerpo, y tienen efecto sobre otros individuos de la misma especie. La manera de expulsarlas es muy diversa. En algunos casos es a través de la orina o la saliva y, en otros, a través de glándulas especiales que pueden estar situadas en diferentes partes del cuerpo. Después, serán percibidas principalmente a través del olfato.

PERO… ¿EXISTEN REALMENTE EN HUMANOS?

Ha habido diferentes estudios científicos que han tratado de descubrir la presencia de feromonas humanas. Uno de los primeros fue llevado a cabo por la psicóloga estadounidense Marta McClintock, que buscaba explicar la sincronización del ciclo menstrual en las mujeres. En él, se mencionaba la posible existencia de sustancias de las axilas, transmitidas a través del olfato, que influían en ciclo menstrual de otras mujeres. Sin embargo, esta sustancia o molécula concreta nunca ha sido hallada.

También hubo un estudio, publicado en 2011 por la revista Science, que hablaba de que el olor de las lágrimas femeninas podría tener en los hombres el efecto de disminuir su excitación sexual. Incluso existe un artículo del año 2014 que menciona dos moléculas aspirantes a ser posibles feromonas sexuales humanas. Se trata de dos esteroides, la androstadionona y el estratetraenol, que podrían servir para identificar el sexo de alguien a través del olfato.

La primera de ellas, presente en el vello de las axilas de los hombres y en el semen, se asoció a reconocer a un individuo como masculino. Lo curioso, es que solo tenía efecto cuando era olido por mujeres y hombres homosexuales. La segunda, que se encuentra en los genitales y la orina de las mujeres, tenía el efecto contrario, permitiendo identificar a una persona del sexo femenino. En este caso, tenía efecto únicamente en hombres heterosexuales.

Lo que está claro es que los estudios sobre feromonas humanas no han arrojado hasta el momento datos demasiados claros. Aunque algunos de ellos sí que presentan indicios que parecen intuir su existencia, no hay por ahora un consenso firme en la comunidad científica.

Por ello, en caso de que encuentres por internet anuncios de perfumes de feromonas o “pócimas del amor”, lo más sensato será que te ahorres el dinero, ya que muy posiblemente se trate de un engaño para incautos. 

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