José Manuel González (Pina de Ebro, Zaragoza, 1963) ha
ganado el Premio de Novela “Francisco García Pavón” de la Fiesta de las Letras
2019 con “Viaje a la locura”. Según nos explica el autor, la obra es una novela
policiaca con tintes costumbristas. El escritor —que se llama casi igual que
Plinio— habla con este digital del premio, de Pavón, de Tomelloso y de
literatura.
Licenciado en veterinaria, Máster en Gestión de Medio
Ambiente y escritor por vocación. Ha publicado: Sin franqueo (Mira Editores
2011), Los olvidados del frio (Alrevés 2013) y la novela colectiva 10 razones
para matar (Los libros del Gato Negro 2018).Ha recibido diversos premios en
relatos: I certamen de Relatos Ábaco 2006, el IV concurso de relato breve
Fernando Abraín 2009 o el V concurso Comarcal Enrique Jardiel Poncela 2010.
—¿Qué ha supuesto
para usted este premio?
—Este premio ha supuesto un espaldarazo a mi carrera
literaria. Viaje a la locura es mi tercera novela, pero es la primera en el
género policiaco aunque he escrito muchos relatos con ese tipo de temática.
—Y encima, en el
Centenario de Pavón.
—Es un gran orgullo haberlo recibido este año precisamente.
Siempre fui un admirador de García Pavón. Lo leí desde muy joven. A los catorce
años recibí una beca como ayudante de bibliotecario en mi pueblo, Pina de Ebro,
y entre los fondos de nuestra biblioteca las aventuras de Plinio y don Lotario
cayeron pronto en mis manos. Con ellos paseé por las calles de Tomelloso y
participé en sus andanzas.
—Como bien sabe,
García Pavón fue un pionero de la novela policiaca en España…
—Claro, para mí, que siempre he vivido en el mundo rural,
resultaba muy interesante encontrar un detective como Plinio, un Sherlock peculiar
que tenía un veterinario como doctor Watson. La forma de escribir de García
Pavón, tan original, costumbrista y cuidada me atrapó desde la primera línea.
Sus cuentos manchegos, sus ensayos y sus novelas, ahora que está tan de moda
hablar de la España Vaciada, deberían ser lecturas obligatorias en las
escuelas. Es curioso como las modas o la apabullante influencia de lo que nos
viene de fuera nos hace olvidar nuestras propias raíces y nos resulta más familiar
cualquier calle de Nueva York que un paisaje manchego, o monegrino como es mi
caso.
—¿Qué vamos a
encontrar en “Viaje a la locura”?
—Una novela policíaca con tintes costumbristas. Personajes
que actúan con medias verdades intentando escapar de sus vidas imperfectas. En
viaje a la locura los personajes principales se van pasando el protagonismo de
uno a otro: Gabriel Luna primero, con su amor a Agatha Christie y sus novelas
incruentas, después Martín Villanueva, el policía defenestrado por un sistema
que prefiere tapar sus vergüenzas antes de que el olor a podrido lo inunde todo
y Águeda Luna, la hija de Gabriel, jueza de Valdemoro que tiene que lidiar
venciendo los estereotipos e intentando sobrevivir en un mundo de hombres. Y
sobre todo Jacinto Méndez, el extraño pasajero detonante de la historia. Un
manipulador que ha vivido siempre del engaño y que tiene dignos sucesores…
—¿Cómo llega a la
escritura? Usted se define como escritor de vocación.
—Llegué a la escritura desde la lectura. Fui y soy un lector
empedernido, que empecé a escribir intentado imitar a los que admiraba. He
cultivado el relato, la poesía y tardé en dar el salto a la novela. En cuanto a
la segunda parte de la pregunta: siempre me he definido como escritor
vocacional. De hecho creo que no existe otra forma de abordar la literatura si
no es con la pasión del trabajo desinteresado, con la orfebrería que supone
crear una trama juntando palabras y desechando ideas que cuando las escribimos
nos parecen geniales y que cuando reposan se nos muestran simples y manidas.
—Hay quien dice que
para escribir es necesario tener un don previo…
—A mis alumnos de los talleres literarios siempre les digo
que escribir es una forma de artesanía, que todos tenemos historias que contar
y que solo hay que encontrar la forma de pasarlas a papel, pero es cierto que
hay que tener cierta predisposición. Como cualquiera de las artes, es necesario
tener una mirada distinta que consiga que el lector escuche de nuestras
palabras lo que él mismo sabe y no acierta a expresar. El oficio de escritor,
como cualquier otro, se aprende, pero no todo el mundo puede hacerlo.
—Por cierto, ¿novela
policiaca o novela negra?
—Es cierto que antes estaban muy diferenciadas, que la
novela negra tenía unos cánones muy marcados frente a la policiaca: los
ambientes sórdidos, la violencia, el sexo, las miserias humanas se aliaban para
hundir todavía más al desgraciado detective alcohólico y mujeriego. Frente a
este género, la novela policiaca nos mostraba un arquetipo de investigador
brillante, con gran sentido del deber que siempre estaba por encima del
criminal. En la literatura actual, a mi modo de ver, los dos géneros se han
fusionado y cada vez es más difícil de distinguirlos. Sin embargo, reconozco
que nuestro afán por poner etiquetas a todo puede hacernos decidir que
determinada obra literaria es negra, policíaca, histórica o cualquier otra cosa
cuando simplemente es eso, literatura.
—La Fiesta de las
Letras de Tomelloso es un referente literario y artístico ¿Qué le parecen
iniciativas como esta? ¿Había participado antes en ella?
—Me parece una
idea brillante, una apuesta que se aparta de lo común. Que Tomelloso haya
tomado como estandarte la cultura, en unos momentos como los actuales, me
parece algo extraordinario. Iniciativas como esta deberían ser un ejemplo para
otras ciudades, dar visibilidad a nuestras artes es dar visibilidad a nuestras
gentes y los que nos dedicamos a la literatura y otras parcelas artísticas
necesitamos que las instituciones apuesten por apoyar a los creadores, que
solemos ser el punto más débil de la industria cultural. Esta es mi primera
participación en la Fiesta de las Letras y estoy seguro que lo voy a disfrutar
como la mejor de las celebraciones.
—Tomelloso es un vergel para las artes, especialmente la pintura y
poesía, hay quien le puso “La Atenas de La Mancha”, seguramente con mucha
pretenciosidad ¿Conocía Tomelloso? ¿Sabía de ese “fenómeno” creativo?
—Lo
conocía precisamente por los premios que patrocina. Esa inquietud cultural de
Tomelloso ha dado sus frutos, una cosecha abundante que le ha dado personajes
tan ilustres como Francisco García Pavón, Félix Grande, Eladio Caballero,
Francisco Carretero, Antonio López Torres o Antonio López García.
—¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?
—Ahora estoy trabajando en una nueva novela que está basada
en un relato que publiqué hace unos años. Estoy todavía perfilando la trama,
los personajes, eligiendo la voz narrativa y el armazón que tiene que sustentar
la historia junto con la documentación. Es un trabajo un poco oscuro, pero muy
necesario para los escritores que como yo necesitamos un mapa para llegar hasta
el destino y no tenemos suficiente con la brújula.
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