En el Día de la Constitución, La Voz de Tomelloso ha entrevistado al profesor de Derecho Constitucional, Tomás Vidal. El periodista agradece la cercanía y buena disposición de un hombre con el que, seguramente, se cruzó en los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense en los últimos años de la década de los 80.  El profesor analiza nuestra Carta Magna y nos ofrece curiosas interesantes reflexiones sobre una materia que le apasiona y en la que sienta cátedra  cada vez que escribe un artículo o sale a luz una publicación con su firma.   

-42 años después ¿Se puede decir que nuestra Carta Magna goza de buena salud?

-Creo que sí y lo demuestra que ha resistido bien a los procesos tan difíciles que hemos tenido que afrontar. Afortunadamente, podemos decir que nuestra Constitución tiene muy buena salud.

-El texto ha servido para regular nuestra convivencia, pues apenas ha necesitado reformas...

-La reforma de la Constitución es un proceso que reviste mucha dificultad. Ella misma establece un procedimiento de reforma muy complejo. Al ser nuestra norma fundamental no se puede estar reformándose continuamente, entre otras cosas porque los ciudadanos tienen que conocerla, y esto no podría ser si se cambiara con frecuencia. Es cierto que tiene que adaptarse a una realidad social cambiante, pero el sistema evita que tenga vaivenes. Ahora en nuestro parlamento no se dan la circunstancias propicias para acometer una reforma. Se mayorías de tres quintos, de dos tercios las que se necesitan y ahora  con la composición que tiene el Congreso está claro que no es el momento.

-Suele decirse que una Constitución es una Ley de leyes que, en cierto modo, refleja el perfil sociológico de un país, ¿se adapta bien a los retos de los  tiempos actuales o necesitaría algunos cambios o retoques?

-Es una norma muy amplia, abarca un campo muy amplio, y los tribunales, empezando por el Constitucional, la van acomodando a esas circunstancias cambiantes de la realidad social porque la extensión del propio texto lo permite. Evidentemente, hay cuestiones que deben reformarse. La más sangrante es la de la sucesión a la Corona porque hay tenemos una norma constitucional que es claramente inconstitucional y que atenta claramente contra el derecho a la igualdad. Pero nos estamos refiriendo al título II de la Constitución que tiene un procedimiento de reforma todavía más difícil. 

-Y es evidente que la irrupción de la sociedad tecnológica obligaría a cambiar lo relacionado con los derechos fundamentales…

-Claro. Los avances de la sociedad tecnológica de la información y la comunicación obligarían a retocar lo relacionado con los derechos de protección de la vida privada de los ciudadanos. Y luego está el modelo territorial, que obligan a perfilar con más precisión las competencias del Estado y de las Comunidades Autónomas. Lo mismo que el Senado, un cámara que ahora mismo sirve para poco y que habría que reformarla para que fuera una cámara de representación territorial.  

-Hay corrientes y opciones políticas que ponen en cuestión algunos de sus preceptos, ¿Supone esto una amenaza a la pervivencia de la Constitución?

-En absoluto. La Constitución consagra precisamente la libertad de expresión y desde cualquier formación política o institución social puede opinarse y posicionarse con respecto a cualquier tema como consideren oportuno. Pero esto no la amenaza porque, como decía anteriormente, su reforma o cambio es un proceso muy dificultoso. Primero las Cortes tienen que aprobar la decisión de reformar, después se tienen que disolver las Cámaras, después el proyecto de reforma se tiene que aprobar luego por mayoría de dos tercios y luego tiene que haber referéndum para que se pronuncien los ciudadanos. La Constitución no se siente amenazada porque tiene unos órganos y un procedimiento que la protegen.

-Como profesor está en contacto con gente muy joven, ¿cómo cree que valoran ellos la Constitución?

-Los estudiantes que vienen a las clases de Derecho tienen muy claro que la Constitución es la norma suprema del Estado y la conocen y entienden bastante bien. Los jóvenes cuestionan muchas cosas, pero no la Constitución y el significado tan importante que tiene.

-Hablando en clave de Derecho Constitucional comparado, ¿Qué constitución se asemeja más a la nuestra?

-Es la de España la que se asemeja a otras Constituciones porque es mucho más joven.  La de España se inspiró en algunas de ellas como la alemana, también tiene influencias de la Constitución italiana, un poco de la portuguesa y también de la que se aprobó en la II República. Curiosamente, países como Alemania e Italia sentaron las bases de un Estado democrático de derecho porque surgieron después de regímenes dictatoriales y también sucedió algo parecido en Portugal.

-¿Considera que situaciones como la cuestión Catalana o la propia pandemia han sido pruebas de fuego para el sistema político del país?

-En cualquier situación que se haya podido plantear, se ha demostrado que España tiene una buena Constitución. Si tiene que retocarse o reformarse espero que sea para que dure otros cuarenta años más. El periodo que hemos vivido al abrigo de  la Constitución del 78 ha sido uno de los mejores de nuestra historia, sellando una buena convivencia democrática entre todos.