El pasado 4 de mayo Laborvalía recibía el Premio Reina
Letizia en la categoría de Cultura Inclusiva por el proyecto “Valorarte: la
creatividad del talento no explorado”. El director creativo del proyecto es el Tomelloso
Rafael Rodrigo, MeOne. En el caso de Rodrigo, calificarlo como un artista
multidisciplinar no es hablar en vano, MeOne lleva toda su vida unido al arte.
Pintor, grafitero, muralista, escultor, DJ, asegura que para el arte para él “es
la necesidad de contar”.
Valorarte es un proyecto de Laborvalia, asociación presidida
por el también Tomelloso, Raimundo Alcaide, liderado por personas con
discapacidad intelectual, TEA y enfermedad mental de la provincia de Ciudad Real.
Han participado en los últimos años más de 2.000 personas con discapacidad, más
de 30 artistas de prestigio internacional, más de 4.000 niños, jóvenes y
representantes de diversos colectivos, se han formado más de 100 personas y han
asistido a sus exposiciones más de 8.000 personas.
Licenciado en Bellas Artes, MeOne ha tenido trabajos
creativos desde que finalizó la carrera, fundamentalmente en diseño y moda.
Además, no ha parado de crear y explorar el mundo creativo en la búsqueda de
soluciones. El arte urbano, que lleva acompañando a Rafael Rodrigo toda su vida,
evoluciona en otros conceptos como la escultura de cartón y su trabajo en el
mundo moda ha devenido en patrones personales. En nuestro entrevistado el concepto
de artista multidisciplinar no es un concepto hueco, también es DJ, aunque con
la pandemia esa actividad se ha parado un poco.
—¿Tiene que ver Tomelloso con el arte urbano?
—Tomelloso tiene mucho que ver con el arte urbano. Tuvimos
que descubrirlo en medios como la televisión y después ir a investigar personalmente
sobre ese fenómeno. Principalmente a Madrid, llegar a la ciudad con ese caos
que me pone los pelos de punta. Ver una urbe con grafitis, con muros pintados,
me da la sensación de que está muy viva. Y todo aquello, intentamos traerlo a
nuestro terreno. No soy el primero que
pinta en Tomelloso, antes había mucha más gente. De hecho, pioneros como los DNI,
que además son familiares míos, ya trajeron cultura hip-hop a Tomelloso.
—Usted cuando ve un muro, ¿ve una futura obra de arte?
—Siempre tienes ideas en la cabeza. En Tomelloso echo de
menos cosas más grandiosas, aquí estamos acostumbrados a pintar paredes
horizontales. Sí que es verdad que la grúa engancha. Pintar un mural de 12 o 16
metros seduce. Tiene su punto de pánico o su punto de buscar la perfección para
conseguir la obra que quieres llevar a cabo. Pero sí, lleva razón, me imagino
obras que se podrían crear cuando veo muros y medianeras paseando por la calle.
Cada vez que viajo son los grafitis, los murales y las zapatillas lo que me
lleva por caminos artísticos.
—De hecho, usted ha contado que ha viajado solo por ver
murales.
—He ido a Lisboa solo para ver un mural de los Os Gemeos. Son
unos muralistas aclamados internacionalmente y que tienen un estilo propio. Eso
es lo que siempre me ha gustado, desde que veíamos la película “Style Wars”, la
búsqueda de un estilo propio. Sí que es verdad que el muralismo está muy
enfocado actualmente a lo preciosista, pero yo me quedé, tal vez por nostalgia,
en la búsqueda del estilo, de mi seña de identidad. Me gusta poder identificar
la obra de un artista solo con verlo.
—Algo que MeOne ha conseguido…
—Es fascinante ver a chavales jóvenes que están metidos en
el mundo del grafiti, que me manden fotos de mis obras que han reconocido. En
ese sentido, creo que estoy en el principio del camino, pero esto no para…
—¿Como se definiría artísticamente?
—No sabría decirle. Principalmente tengo la necesidad de
crear. Creo que el arte es la necesidad de contar.
—¿Cómo llega al arte?
—La vida me ha ido llevando por mil caminos, me empeñé en
que tenía que estudiar Bellas Artes. Pero acabas la carrera y no eres artista
ni tienes oficio. No siempre he podido trabajar de lo que gustaba, como todos,
he tenido que pagar las cosas de la vida. He hecho ventanas o he sido monitor
de tenis o de pádel para poder pagar las facturas, pero siempre he estado.
vinculado al mundo de la creación. Mientras daba clases de pádel pensaba en
como pintar las paredes del centro, haciendo ventanas nació mi inquietud
escultórica.
—Y aparece Valorarte…
—Cuando mi antiguo trabajo, estaba bastante estresado y
necesitaba un cambio, me empiezan a salir proyectos. Pero, de pronto, llega una
pandemia y todo se viene abajo. Entonces pienso “lo mismo la he cagado”. Cuando
ya estaba viviendo del paro, a través de las redes sociales conozco la asociación
Laborvalía y me pongo en contacto con ellos. Dio la casualidad de que
necesitaban un director artístico. Empezamos a trabajar online, haciendo
proyectos, y hasta un tiempo después no los conocí. Yo tenía muchas ganas de
hacer cosas y el recuerdo, muy bonito, de haber trabajado con chicos con
discapacidad.
—Supongo que tras el confinamiento llegó la liberación...
—Cuando empiezan a liberarnos nos enfrentamos al muro; con
un equipo de chicos majísimos. Empezamos a movernos con pequeños proyectos y
nos llega el encargo de AFAS. Un proyecto muy ambicioso, pintar todo en centro
Reina Sofía de la asociación en un momento que el planeta entero necesitaba algo
de alegría. Fue emocionante imaginar que podíamos meterles color a unos
edificios institucionales con más de 30 años. Acabó pintando a una Lola gigante
con mascarilla como homenaje a la sanidad pública. Aquello sirvió para que otras
instituciones y entidades supieran que Valorarte seguía adelante con un equipo
profesional que hacía cosas muy interesantes.
—¿Las personas del equipo son de toda la provincia?
—Hay chicos de Ciudad Real, de Herencia, de Tomelloso, de
Malagón, de Miguelturra. Además, cuando vamos a los centros, a pesar de que
trabajen usuarios de los mismo, es nuestro equipo el que, por decirlo de alguna
forma, lleva la voz cantante. Se trata de profesionalizarlos cada vez más y que
se vean implicados en los proyectos.
—Y el proyecto ha sido acreedor de uno de los premios más
importantes del mundo de la discapacidad.
—Pone los pelos de punta ver que han premiado a entidad como
Sanitas o la ONCE. Nosotros, al fin y al cabo, somos una pequeña asociación de
Ciudad Real que nace con el propósito de la búsqueda activa de empleo para
personas con discapacidad. El proyecto Valorarte es un punto creativo que
también busca una salida profesional. En maravilloso que nacionalmente se nos
pueda visualizar y conocer los proyectos que estamos haciendo, que la verdad
son muchos. Tantos como 50 en los que han trabajados 2.000 usuarios de centros
de personas con discapacidad.
—¿Cómo vivieron aquello?
—Aunque lo sabíamos un mes antes, hasta que no nos vimos en
Mérida con el despliegue que lleva la Reina alrededor, con las principales
cabezas de las instituciones y con las entidades de la discapacidad más
importantes del país, no nos dimos cuenta de la importancia. Fue emocionante
que Juanca, uno de los chicos del equipo, recibiese el premio de manos de la
reina y recordase a su padre fallecido por Covid. Fue espectacular el vídeo que
proyectaron con nuestros trabajos. Cuando estuve allí fue consciente de la dimensión
de los que estamos consiguiendo.
—¿Cuántas personas fueron a la ceremonia?
—El presidente de Laborvalía, Raimundo Alcaide, que también
es de Tomelloso; Alfonso Gutiérrez, el gerente y como parte del equipo
estuvimos Estefanía, Juan Carlos y yo como director artístico.
—¿Estará recibiendo muchas felicitaciones?
—Por supuesto y son muy importantes, pero lo principal es
que el proyecto Valorarte se tome en serio. En el equipo conjugamos la parte
creativa entre todos.
—Esta claro que el arte es integrador…
—Por supuesto, y es bueno que se sepa. El llamado arte
outsider, que esta muy poco explorado, está dejando a gente muy profesional y
gente que tiene mucho que contar. Me acuerdo de Antonio Madrid, uno de los
usuarios de AFAS, que sus obras son una maravilla, Y hay muchos más.
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Viernes, 20 de Diciembre del 2024
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