El Museo Infanta Elena de Tomelloso recoge los últimos años
del del recorrido artístico del asturiano Pablo Armesto. La muestra, titulada
“Espacio, geometría y luz. 10 años luz”, está compuesta de más de una treintena
de obras. Pinturas, esculturas y piezas más tecnológicas recogen las creaciones
más representativas del artista en la última década. La exposición, que no
dejará a nadie indiferente, se inaugura este jueves y se podrá admirar hasta el
18 de septiembre.
La obra de Pablo Armesto va desde la abstracción geométrica
hacia la escultura más contemporánea y experimental, con todo lo que ello
conlleva en lo relativo al estudio del objeto en sus tres dimensiones, su
relación con el espacio y la investigación de distintos materiales, como LEDS,
neones, cátodos y fibra óptica, combinados con madera, cristales y metales
lacados. El artista siempre ha estado interesado en la luz como elemento
plástico y material y la utiliza en todas sus variantes, del blanco al negro,
tanto en su ausencia como a través de los diversos matices que es capaz de
generar. Armesto atiende amablemente a los periodistas de La Voz de Tomelloso
mientras ultima los últimos detalles de la muestra.
—Diez años de trayectoria artística en esta sala del
Museo Infanta Elena…
—Recogida en 35 obras, de la pintura a la escultura y la
instalación. Habla de la transversalidad de las disciplinas.
—Usted utiliza todo tipo de materiales, LEDS, neones,
cátodos y fibra óptica, combinados con madera y metales lacados. Materias no
muy dadas al arte.
—Al final, como artista contemporáneo del siglo XXI, me
interesa incorporar materiales de mi época, como la fibra óptica, que además de
para transmitir datos sirve para transmitir luz. Es un proceso, cuando la incorporo,
para esculpir o dibujar la luz.
—No solo no usa materiales al uso, tampoco se circunscribe
a una técnica determinada, ¿no es así?
—Pues mire, la base en todas ellas es la misma. El dibujo,
la escultura, la informática, las maquetas a la hora de desarrollar los
proyectos… Incorporando todo el lenguaje clásico de las disciplinas, pero intentando
romper fronteras entre ellas y que se comuniquen trasversalmente. En el fondo
lo que me preocupa es el concepto de la obra y busco los materiales para
llevarla a cabo.
—10 años luz es el subtítulo de la exposición, ¿es ella,
la luz, su obsesión?
—La luz, y la sombra en este caso, no está representada,
sino que es real… Toda la exposición está en clave de luz y sombra, No hay
ningún cuadro de color es una paleta de grises; o blanco de la luz o negro de
su ausencia. Lo que sí me importa es ese juego que se establece por todas las lecturas
que tiene, metafísicas; la luz como concepto de energía; los fractales o la
escala de lo que acontece, lo macro o lo micro. Todas esas lecturas son las que
me interesan y esas reflexiones dan como resultado etas obras.
—Muchas de las obras que expone en el Infanta Elena están
vivas, han ido evolucionando…
—Esta muestra abarca diez años, coge mi época más lírica de
la pintura, también la más geométrica, la cinética o la del minimalismo. Además
incorpora las últimas que hablan del factor tiempo, sobre como te relacionas con
la obra, o bien porque llevan incorporada una programación. Etas últimas exponen
lo efímero, los distante, lo casual, lo azaroso. De lo irrepetible, en definitiva.
—¿Tiene que ser un artista total el creador actual en el
concepto más renacentista?
—Soy de los que piensan que el artista nace y luego se hace.
Para producir hay que investigar y poder desarrollar y llevar a cabo eso que es
tuyo y que te hace único. En ese sentido soy más que de títulos, de
conocimientos.
—¿Le costó mucho encontrar su camino artístico?
—(Se ríe) En mi obra siempre hay una referencia al camino.
El partir, el seguir avanzando y el no saber donde llegar. En el fondo,
encontrar el camino es dar un pequeño pasito y seguir avanzando. Pero es el
resultado de muchos años, de hacer obra, precisamente, como amante. Porque para
ser artista hay que ser amante del arte. Conocerlo, ver donde no había nada y
abrir un camino, no seguir el de otra persona.
—Tengo entendido que coincidió con Antonio López en la
galería Marlborough.
—Fui compañero del maestro Antonio López durante once años.
Con distinto discurso y generación, pero cada uno tiene su personalidad. Es un gran
artista y una persona muy cariñosa.
—¿Es tan complejo el arte actual como nos puede parecer a
los profanos?
—Para poder llegar al conocimiento se requiere de
ciertas claves o sensibilidad. Pero luego hay otra mirada, visceral. En ese sentido
tengo experiencias, sobre todo en museos, que se acercan los niños y con sus
miradas inocentes y viscerales, como digo, ven visiones cercanas a la obra, sin
ser eruditos del arte. Siempre son bonitas esas dos confrontaciones. Me gusta
trabajar las piezas en clave, dar referencias, pero no dar discursos. Pero hay
una reflexión anterior, muy pausada, para que todas las lecturas encajen en lo
que quieres transmitir.
—¿Se siente a gusto en el Infanta Elena? ¿Qué opina del
museo?
—Hice una visita anterior cuando me propusieron hacer la
exposición. He de decir que el equipo es magnífico y estamos en un espacio muy
bien dotado. De hecho, ay tiene una trascendencia y entre compañeros nos
hablamos de él… Estoy encantado de como ha quedado la muestra.
—¿Le sorprende la denodada apuesta de una empresa de
agricultores por el arte?
—Soy del norte, de Asturias vivo a 25 kilómetros de Gijón,
allí tengo mi estudio, en un entorno rural. Cuando presenté el proyecto para
reconvertir un antiguo lagar de sidra en un estudio artístico tuve que esperar
un año para que me concedieran el cambio de uso. No entendían que el arte se
pudiese desarrollar en un entorno rural. He de decir que es una experiencia
maravillosa.
—¿Conocía Tomelloso?
—Tengo amigos artistas de aquí… por supuesto que conocía
Tomelloso.
—Usted lleva su obra a cualquier espacio, no se limita
con mostrarla en un museo o una sala de exposiciones, ¿dónde se encuentra más
cómodo?
—Para mí son muy importantes los espacios, sea una sala o un
lugar público. Concibo todos los proyectos como muy específicos para el espacio
donde se van a exponer. De hecho, esta muestra tiene una itinerancia y una
cadencia que me interesaban. Si bien, es cierto que los espacios públicos tienen
algo muy característico, que la obra sorprende al espectador. Es más
democrático, creo yo, no necesita la predisposición del espectador para ir a
ver una obra, sino que la tiene ahí.
—¿Cuáles son sus proyectos?
—Este año llevo tres exposiciones individuales y tres
colectivas. Ahora me voy a tomar un descanso vacacional. Estamos en clave
internacional con proyectos en Suiza, México y algo más.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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