Bonilla ha enfatizado que en 2022 fueron expedidas 68.058.688 botellas, esto es, 59.779.200 litros, un 8,6 por ciento más que en el ejercicio de 2021. Un dato con lectura positiva, ha señalado el presidente, teniendo en cuenta las circunstancias de un 2022 marcado en 2022 por la irrupción de la guerra de Ucrania en febrero y la posterior escalada de precios. Dos circunstancias que terminaron por frenar lo que parecía “un prometedor inicio de año en la recuperación postpandemia”.

La DO La Mancha coincide con el juicio del Observatorio Español del Mercado del Vino sobre el consumo interno de 2022 y la ralentización del sector en ese mismo año cuando “el consumo parecía animarse y recuperarse, pero se frenó en los primeros meses por la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania y la subida de los precios”. En el caso de las bodegas manchegas, ha apuntado Bonilla “el que el mercado chino permaneciese prácticamente cerrado tampoco ayudo a la recuperación”.

Resulta esperanzador para el presidente de la DO haber “sido capaces de revertir esa tendencia negativa”. Pero, ha matizado, “aunque el último trimestre del año ha arrojado un ritmo positivo, con 18,4 millones de botellas, el de la comercialización está todavía lejos de los datos registrados antes de la pandemia”. Sobre todo, en el canal de hostelería “algo que se convierte en objetivo para los próximos meses”.

A la espera de poder establecer un análisis global con las estadísticas de exportación, los vinos de la DO La Mancha “esperan encontrar la senda de una paulatina recuperación en 2023”, a apuntado Carlos Bonilla, en un año “en el que resultará crucial el comportamiento de los mercados, todavía convulsos por la guerra de Ucrania en Europa y en Asia por la COVID en China.