En Liquen se unen la fotografía analógica de Nacho Martínez y el collage de Ana Moraleda. “Nos pusimos a bucear en la historia de la fotografía —apunta Martínez— y vimos que la naturaleza, la botánica especialmente, como en cualquier otro arte, tiene mucha influencia en ella”. A partir de ahí surge Liquen, como un homenaje a “grandes fotógrafos que conocíamos o que hemos ido investigando” y como usaban las plantas en su obra. “Lo que hemos hecho ha sido fusionarla, unir conceptos y hacer una obra propia”.

“Decidimos unir la fotografía de Nacho —reitera Ana Moraleda— y mis collages. Entendiendo como tal un campo muy abierto”. Así hay desde flores que han secado los artistas a recortes de revistas de segunda o encontradas en la basura. Son once obras, “únicas e irrepetibles por el hecho de ser collages analógicos creados a partir de materiales reciclados y plantas preservadas” de diez fotógrafos que registraron el mundo vegetal a través de su objetivo.

Fotógrafos que van desde Ana Atkins, que vivió en el siglo XIX y es considerada la primera fotógrafa, hasta Paul Hoffman, que establecía una metáfora entre los troncos de los árboles y los cuerpos humanos. “En este repaso de la historia de la fotografía lo que intentamos también plasmar es como cada uno los autores ha visto la botánica de manera distinta. Y eso es lo que, al final, nos ha inspirado a nosotros”, nos cuenta Ana Moraleda.

La exposición es un recorrido didáctico por la historia de la fotografía que sirve de homenaje a una decena de artistas de los que Martínez y Moraleda se han enamorado en este recorrido artístico. De hecho, han editado un cuidado fanzine en el que las obras de la muestra dialogan con las de los fotógrafos reconocidos, junto con una biografía de cada uno de ellos.

En ese sentido, Moraleda anima a leer la explicación de cada obra “es muy interesante contraponer el objetivo de los fotógrafos que hemos explorado con las once obras de la muestra. Es muy interesante para el espectador, le guste más o menos la fotografía, descubrir las metáforas que se han ido creando a lo largo de todo el proceso”.

Ana Moraleda y Nacho Martínez están contentos con el resultado de esta experiencia y no descartan llevar “Liquen” a otros espacios expositivos.