En primer lugar, la Moción de Censura ha servido para que Abascal dijera a Sánchez sin límite de tiempo y ante las cámaras de televisión, aquello que consideró oportuno y el porqué de esa Moción. Sirvió para que cada partido convirtiera la sesión en sendos mítines dada la proximidad de las elecciones de Mayo, con la sorpresa de la no intervención de las ministras de Podemos y sí de Yolanda Díaz una vicepresidente preocupada por su estética política, así mismo comunista pero con más glamour y versatilidad, menos quemada políticamente, a la que Tamames aconsejó concretar sus propuestas. El detalle de Sánchez de ofrecer a la política gallega parte de su tiempo y los efusivos aplausos que le dedicó al final de su intervención, besos incluidos, dejó patente su apuesta por ella como futura socia o quizá militante socialista.

Sirvió también para que Tamames en unas intervenciones más apropiadas para ser pronunciadas en un salón de conferencias, dijera cosas que en otro contexto, hubieran tenido más credibilidad y peso, que razón no le faltaba. En esto, Tamames tiró de experiencia y sabiduría, aunque a determinados partidos no constitucionalistas lo dicho les escociera.

Por cierto, Ramón Tamames ha puesto a la venta por un módico precio, su discurso, versus conferencia con ocasión de la fracasada Moción de Censura.  Una decisión lógica que responde al deseo de todo escritor por ver publicada su obra. Ignoro cuántos ejemplares venderá, aunque me da que no serán muchos pues sus intervenciones pueden ser consultadas gratuitamente en las distintas plataformas digitales y en mayor detrimento según dicen, su obrita no recoge las improvisadas réplicas, lo que priva al escrito de frescura y actualidad. 

Pero como hay gente “pa tó”, que dijo el Guerra, habrá quien quiera conservarlas limpias de polvo y paja, cuan inversión o parte de una tesis doctoral. Que el futuro no está escrito y aquí en la España de ahora mismo siguen sucediendo cosas muy raras, entre ellas esta Moción.