Una pregunta que bien puede trasladarse a las declaraciones que ayer mismo realizaba el presidente en funciones, afirmando que este país no puede retroceder cayendo en manos de la extrema derecha y la derecha extrema. Otra bobería que el personal ya no se traga, pues casi diez millones de personas no pueden ser consideradas con este calificativo.

Ayer, esa asignatura pendiente de nuestra democracia, a la que ya en otras ocasiones me he referido, cual es la creencia de que la izquierda española tiene la custodia casi exclusiva de las esencias democráticas, sin tope, incluso haciendo de la extrema o ultra izquierda su verdadero santuario, ese tufillo que no ha cesado en todos estos años, en los labios de Sánchez, se convirtió en una bofetada dialéctica porque conceptualmente no tuvo por dónde cogerse. .

Hay que tener cuajo y falta de coherencia política amenazar con la presencia de un partido, VOX, en las instituciones, cuando quién lo hace, lleva cinco años, sentado en un sillón, aupado por independentistas y filoterroristas, entre los cuales hay partidos más de derechas que el grifo del agua fría, léase PNV cuyo portavoz declaraba que Sánchez los había utilizado como un kleenex, algo que no merece comentario alguno.

El 23 J. está al caer y casi no existe tiempo para recomponer las naves. Es de suponer que buena parte de las candidatas y candidatos no elegidos en las pasadas elecciones se verán recompensadas y recompensados con su inclusión en las listas de las Generales. Políticos y políticas con indudable valía que debido al comportamiento, dejémoslo en heterodoxo, de su secretario general, hizo que las perdieran.

Los votantes tendrán como siempre la última palabra, a pesar de la fecha en que van a celebrarse; Colegios electorales sin aire acondicionado, campañas nocturnas, gente de vacaciones, unas elecciones generales realmente inoportunas por las fechas, aunque para quien las ha convocado, quizá sean todo lo contrario.