Era muy habitual utilizar un utensilio en forma de una palancana, con dos asas en los laterales, y que era conocido como brasero. Cada residencia poseía su propio aparato de calefacción, aunque en ocasiones distintas, no obstante, la función de cada uno de ellos siempre era la misma, la función de calentar, y el brasero fue, utilizado, de muchas formas y modelos eran muy iguales, aunque la función era idéntica. Lo hacían todos de la misma forma.
Recuerdo en mi infancia, la gente con los badiles, y los sacos de picón, previniéndolo para el invierno, que era un carbón que no procedía de las minas, ni de piedra, ni de bolas, que se utilizaban para el uso de calefacciones, sino que, para este tipo de calefacciones, se utilizaba el carbón vegetal. Se trataba de maderas, llamadas picón, cuyo objetivo era calentar, evitar molestias, olores, chispas y lograr un mayor confort. Se debe a que era un arte disponer de un brasero siempre a punto, ya que el tema se centraba en la higiene de la brasa, como se mencionaba en la antigua doctrina, y así evitaban el olor y el humo. No obstante, para la tarea en cuestión, se requerirían recursos técnicos indispensables, tales como para todo ejercicio. Las mesas camilla eran el mejor lugar para tener el brasero, calentaba y no molestaba ni el olor ni el humo. Y así debíamos tener cuidado por las cabrillas, que aparecen en las piernas al estar demasiado tiempo muy cerca del brasero, por la fuerza del picón.
De esta forma se calentaban las casas en aquella época. No obstante, había casas que contaban con calefacción, sin embargo, una ayuda del brasero siempre forma parte en atender las habitaciones, donde era necesario estar con la familia, más o menos juntos después de la jornada de trabajo. Esto del brasero sigue siendo utilizado actualmente de diversas maneras. Ahora imaginemos, si hoy tuviésemos que hacer esa obra de arte como era encender el fuego, encender el brasero, preparar la mesa camilla nos sería muy difícil, por varios motivos. No tenemos tiempo ni espacio para el carbón, no conocemos estos detalles, ni sus habilidades, los jóvenes de ahora, no se acostumbran a nada que no sea práctico… a la calefacción, el agua caliente, qué difícil sería en estos momentos, hacer todo eso, yo algunas veces les he dicho a los más jóvenes.
Hoy os vais a imaginar cuántas cosas, tendríais que dejar, para que os sintierais, como antes se vivía cuando yo tenía vuestra edad. Tenéis que dejar el teléfono, tenéis que dejar la calefacción, el televisor, tenéis que dejar el coche, tenéis que dejar internet, tenéis que dejar la ropa deportiva… También dejaréis el agua caliente y el frigorífico. El aseo y las necesidades personales se realizarán en un espacio en el que solo se disponía de una palancana, y un cubo de agua, junto a una letrina que consistía, en una madera con un agujero, para las deposiciones. Dado que podríamos deshacernos, todavía aún más del 50 % de los productos que hoy consumimos. Y ahora tenemos que comenzar a elaborar las comidas en una cocina con sarmientos, con unas trébedes, con una sartén que se adquirió de los padres, más o menos, y de esa forma, era como se guisaba en las casas. Estoy hablando de casas de mediana posición económica, no ni de pobres ni de ricos, y de esa forma, era como se guisaba en las casas.
Ahora, en este momento, expreso mi opinión respecto a la importancia de conocer y aplicar nuestras necesidades. Deberíamos ajustarnos más a la realidad, y llegar a la conclusión de que, en la vida, no existe ninguna verdad más verdadera que la paz y la felicidad. Deseo decir con esto que, con un brasero. Y sin toda esa cantidad de mejoras que hoy tenemos… También fuimos felices.
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Miércoles, 23 de Abril del 2025
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