La
inmensa mayoría de nosotros, de una u otra manera, nos pasamos la vida ideando
formas para obtener el triunfo y dejar de ser pobres de una santa vez, de
lapidar el problema de cómo llegar a fin de mes, sufragar los malditos gastos
imprevistos que un día sí y al otro también surgen porque el coche se avería,
el frigorífico de pronto deja de funcionar, hay que comprar el material escolar
para los vástagos o el teléfono móvil, que ahora es artículo de primera
necesidad, no se te enciende ni a martillazos.
Así
es como nos embarcamos en aventuras variopintas para dar el pelotazo, el
clásico sueño americano que dirían algunos papanatas, en las que con un poco de
suerte y mucho esfuerzo logras incrementar tu poder adquisitivo, pero no así
dar el salto a ser una de esas personas podridas de dinero que salen en la prensa
especializada y en la del papel cuché. Es decir, al final el triunfo obtenido
es más que relativo y el capital acumulado logrado, una vez descuentas las
deudas que aún conservas por eso de la financiación ajena, da para una
jubilación algo más holgada en el mejor de los casos.
Resulta
curioso observar cómo en esas elucubraciones que tanto sueño nos quitan siempre
descartamos actividades que en el pasado eran muy rentables, por creerlas
superadas con la alfabetización, la universalización del conocimiento y la
evolución social, sin caer en la cuenta de que todo ello también es relativo y
que la duda existencial de la que ya hablaban los célebres y clásicos filósofos
sigue plenamente vigente en nosotros al día de hoy. A pesar de que, comparados
con nuestros antepasados, ahora somos unos lumbreras de la leche y de tener a
un golpe táctil tres mil años de historia, todavía llega un tipo o tipa
ataviada con el atuendo adecuado, con cara de haberse fumado de golpe medio kilo
de marihuana, diciendo que se le ha aparecido Dios con un mensaje más o menos
apocalíptico y todavía hay incautos suficientes que se lo creen y te donan
hasta la medalla del bautizo que conservan como tierno recuerdo de la santa
madre que los alumbro.
A
esta conclusión llegaba mientras en la televisión un excelente reportaje
periodístico me ilustraba como un fulano ha logrado amasar una verdadera
fortuna aquí, en las proximidades de una importante ciudad madrileña, viviendo
en una finca de varias hectáreas de extensión, con servicio doméstico incluido,
teniendo sucursales para su proselitismo en toda España, lo que complementa con
negocios mobiliarios e inmobiliarios de índole diversa. El caso es que el tipo
es un genio, aunque parece ser que carece de estudios avanzados, siquiera
teológicos, y para poner en funcionamiento su entramado carece de trabajadores,
sustituyéndolos por voluntarios/as que se prestan a hacer las tareas que sean
necesarias para obtener la anhelada salvación, a los que les da de comer y algo
de ropa. Los pocos voluntarios que se prestaron a responder las preguntas de la
periodista manifestaban haber alcanzado sublimes estados de felicidad por el
hecho de ser plenamente consciente de la dual finalidad de su abnegado
esfuerzo, ganarse el paraíso celestial y ayudar a la mejora de vida de los
desahuciados, aunque se demostró que esa ayuda iba a parar a las cuentas
corrientes del líder.
En
realidad estas personas son trabajadoras a tiempo completo del “iluminado”
de las narices y su descendencia, en la que una de las hijas parece tener un
papel relevante debido a su total ausencia de empatía para los que considera
sus esclavos, las cuales cuando se dan cuenta del timo es demasiado tarde,
viéndose inmersas en un leonino mercado de trabajo carentes de experiencia
laboral y quedando en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Días
después me entero de que algo similar está ocurriendo en Murcia, si bien en
este caso la propuesta religiosa tenía raíces orientales, con una estatua de un
tal Buda, que lo mismo les suena de algo, que se veía desde lejos por su gran
tamaño y aquelarres en los que utilizaba plomo que antiguos mineros de Almadén
le proporcionaban. El caso es que éste está de momento detenido, pues el plomo
es un material muy peligroso para la salud, mientras sus acólitas, y quien sabe
si amantes también, llamaban a la policía porque el reportero de turno estaba
haciendo su trabajo, informar desde el lugar de los hechos e intentar obtener
testimonios directos.
En
el plató analizan la situación expertos en la materia, con el presidente de la
Asociación de Víctimas de Sectas o algo así incluido, adelantando que se
personarían en la causa, ¡faltaría más!, en las que me dejaron noqueado el
disco duro. Mientras el forense afirmaba que era un demente mental, otros discrepaban
afirmando que se trataba de un listo de la vida con fines lucrativos. Sea como
sea lo objetivo es que el registro realizado por parte de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado duro la friolera de 12 horas, en el cual se incautaron,
entre otras cosas, 30.000,00 € en metálico.
Para
terminar de capar al gorrino, con esto de las entrañables fiestas navideñas y
los dispendios a ellas asociados, pues en su ausencia no hay celebración digna
de mención, decido ir a la capital del reino, Madrid, para ver como hacen caja
los de siempre y cambiar de aires. El caso es que, buscando una emisora de
radio, doy con una con un nombre ambiguo y por mera curiosidad la pongo y
bingo, una bonita y conmovedora voz de mujer cuenta su aciaga vida, malos
tratos del padre, violaciones, problemas de salud mental y esas cosas que
suelen ocurrir en el lado chungo de la vida. En el último intento de mandar
todo a tomar por el saco pide al demiurgo creador confirmación de que esta es
su voluntad, cuando de repente se encamina a una iglesia en que ipso facto queda
sanada.
Meses
después la susodicha cae enferma con un diagnóstico fatídico, morirá en las
próximas horas o días y ni el espíritu santo la salvará, palabras textuales.
Pero ella confía lo contrario y, efectivamente, para asombro de todos los
facultativos se sana sin aparente explicación científica, sintiendo una vital
necesidad de volver a ir al altar del monte Sinaí a agradecer la bendición, que
supongo será de forma metafórica, aunque no me queda claro el asunto.
¿Será
posible? ¿Estoy en presencia de mensajes subliminares para que cambie
radicalmente mis pecadores hábitos de vida? ¡Maldita sea mi estampa! Pienso.
Reconociendo que el testimonio me ha impresionado, e incluso perturbado, decido
seguir con mis planes y cuando me dispongo a tomar algo hecho un rápido vistazo
sobre la emisora y, ¡eureka!, son una confesión proveniente de Sudamérica a
cuyo supuesto dueño le adjudican el epíteto de “magnate”, matizando que
el “obispo”, textual, niega dicha conexión. Esta iglesia intentó por dos
veces entrar en la federación española de confesiones evangélicas, que tiene
miembros plenos e invitados, denegándosele su solicitud en ambas ocasiones y de
sendas formas. Teniendo en cuenta que nuestro país es indiscutiblemente de
tradición católica, no deben andar muy sobrados como para denegar así como así
a acólitos, pero parecen medianamente rigurosos y han pedido preceptivos
informes jurídicos y teológicos a personas independientes y los han mandado a
mamarla a Parla, dicho en corto y para entendernos.
No
deja de ser curioso, que en la última vez junto con su petición había otras 80,
solicitud arriba solicitud abajo, que fueron aprobadas todas ellas, lo cual ya
da indiciariamente pistas de que algo grave o escandaloso han de haber
detectado para no quererlos siquiera como invitados.
Como
tenía pensado escribir este artículo, es más lo tenía a medias, investigo por
encima, googleando que se dice ahora, y descubro que es el paraíso terrenal,
tal cual, con ellos no necesitas médicos, tienen cultos para sanación, para
encontrar pareja, para asuntos profesionales y financieros, con testimonio de
que un miembro por intercesión del altísimo encontró el trabajo que buscaba con
el salario que él consideraba que debía ganar incluido, estudios bíblicos, etc.
Hasta encuentros de solteros para encontrar la pareja adecuada, pues no son
aconsejables uniones sentimentales en yugos desiguales. Nada de
flechazos y enamoramientos locos para después por el divino amor cambiar al
reluctante y futuro cónyuge.
Elemento
esencial de todo el tinglado, y ahí es donde esta la madre del cordero que
dirían los más castizos, es que para obtener todas esas bendiciones hay que
diezmar, aunque vivas en la más absoluta indigencia y a pesar de que el
antedicho “magnate” tiene un capital tan cuantioso que le hace aparecer
como una de las personas más ricas del mundo en los distintos estudios de los
más reputados eruditos en la materia, tiene pasaporte diplomático del país de
donde es oriundo, otorgado por gobiernos democráticos de diversas, y hasta en
ocasiones antagónicas, ideologías, demostrando su conexión con el poder, y
lleva una vida versallesca. Al acólito también se le exige, ¿Cómo no?, que
dedique parte de su tiempo a la obra en el formato de voluntariado.
La
realidad de todos los casos es la ausencia de delito penal, pues toda práctica
está amparada por la libertad de culto, debiendo matizar que en las denominadas
confesiones oficiales también ahí abusos similares a los descritos y, en más
ocasiones de las deseables, verdaderos emporios capitalistas cuyo boato y
suntuosidad ponen de manifiesto la verdadera magnitud y prosperidad del
negocio. A ello hay que añadir que los/as insensatos/as que se adhieren son
mayores de edad y con plena capacidad para tomar sus propias decisiones.
Es
un negocio viejo que hoy por hoy funciona. Solo hace falta tener más jeta que
espalda, total ausencia de escrúpulos, una apariencia cuanto más estrambótica
mejor, cuatro conocimientos básicos de teología y un técnico en sugestión y
persuasión coercitiva. Si todo ello lo acompañan con un jurista especialista en
la libertad religiosa y sus matices para no incurrir en ilegalidades, tendrán
un negocio que a medio plazo terminará haciéndoles millonarios.
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Sábado, 4 de Mayo del 2024
Domingo, 5 de Mayo del 2024
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