La Procesión del Silencio es una de las peculiaridades de la
Semana Santa de Tomelloso. En la madrugada del Viernes Santo al Sábado de
Gloria cientos de cofrades en absoluto anonimato y recogimiento, desfilan ataviados
con túnica negra, capucha monacal, cordón blanco y cruz a cuestas. Algunos
descalzos, tirando de cadenas hacen su estación de penitencia en medio de un
sobrecogedor silencio, únicamente alterado por el toque del tambor y el sonido
de las cadenas que arrastran por el suelo.
Ángel Luis Rodrigo Becerra es el Hermano Mayor de la
Cofradía de Penitencia de la Santa Cruz, una hermandad que se fundó en 1961 y
que, con poco más de sesenta años es una de las que reúne más participación
“nunca ha perdido desde su fundación el número de hermanos que participan en la
Procesión del Silencio, siempre con mucha afluencia”. Ha habido años en los que
ha desfilado cerca de seiscientas personas y en la actualidad se llega a los
cuatrocientos penitentes participando en la emblemática procesión.
Una cofradía, la de la Penitencia de la Santa Cruz, a la que
no es necesario estar inscrito ni pagar cuota anual “solamente registramos,
antes de la procesión, a los hermanos que van participar”. La única condición
para salir en la Procesión del Silencio es ser mayor de edad y estar bautizado,
apunta Rodrigo. Otra de las características de la Hermandad es que la
permanencia a la misma va pasando de padres a hijos, como es el caso del
Hermano Mayor, “mi abuelo fue uno de los fundadores, posteriormente perteneció
mi padre y yo desde que alcancé la mayoría de edad no he dejado de
procesionar”.
Hay tantos motivos como penitentes
Hay tantos motivos como penitentes para salir en la
procesión “hay muchas personas que cumplen promesas, por diversos motivos, para
llevar a cabo la estación penitencial. Aunque no podemos juzgar no nadie”. La
Procesión del Silencio comienza para los penitentes unas horas antes de la
procesión “preparamos el templo de la Asunción, protegemos el suelo y a las 1
de la madrugada abrimos las puertas para que los cofrades vayan llegando”. Cada
cual se coloca donde considera y aproximadamente a las 2 y media se cierran las
puertas y tras una oración se inicia el voto de silencio”. Aunque Ángel Luis
Rodrigo lleva bastantes años “en ese momento se me ponen los pelos de punta. Es
una vivencia única; el estar en silencio todos los hermanos unidos en templo,
preparándonos para cumplir nuestra estación de penitencia es un momento muy
solemne y que crea mucha unión”.
Otro de los votos es la caridad, “cada hermano cuando llega deposita en una urna su voluntad. El noventa por ciento de lo recaudado se destina a obras de caridad. Se reserva un pequeño porcentaje para mantener la cofradía”.
A las tres de la mañana se descorre el cerrojo de las
puertas de la parroquia de la Asunción y, a pesar de estar siempre abarrotada,
se hace el silencio en la plaza de España “cuando el Hermano Mayor descorre el
pestillo, toda la gente que espera en la plaza se calla con expectación y
respeto”. Solo roto ese estremecedor silencio por “el redoble del tambor y el
arrastrar de las cadenas por el pavimento”. La vestimenta y la cruz a cuestas
—que siempre se lleva en el hombro que da al centro de la calle— son obligatorias,
mientras que las cadenas son decisión de los penitentes. Asegura Rodrigo que la
cofradía habilita unos celadores “para velar por el bienestar de los hermanos
que desfilan con cadenas, dado el esfuerzo tan importante que llevan a cabo. Y,
por supuesto, para que todos puedan acabar su estación penitencial”.
Recorre la Procesión del Silencio unas calles poco
frecuentadas. Partiendo de la parroquia de la Asunción, el cortejo recorre
Independencia, Domecq, Carboneros, Carlos Morales, Doña Crisanta, Veracruz,
Socuéllamos y acaba de nuevo en la Asunción “sin hora de llegada”. Un recorrido
que, apunta el Hermano Mayor “no se hace largo, lo tenemos ya muy asimilado. Este
año vuelve al trayecto primigenio ya que, en los años anteriores, las obras
hicieron que se alterara un poco”. A lo largo del recorrido procesional solo se
hacen tres paradas, en memoria de las caídas de Cristo camino del Calvario.
Otro momento emotivo es el de la llegada de los penitentes a
la iglesia de la Asunción. “Los hermanos vamos entrando conforme llegamos al
templo. Nos esperamos hasta que llega el último y entonces se cierran las
puertas. Cuando se coge aliento se abren las puertas y cada hermano regresa a
su casa”.
En estos sesenta años ha tenido pocos cambios la Procesión del Silencio y la cofradía que la sustenta. Tan solo la incorporación en 1987 del paso de la Cruz Expiatoria del Pueblo “signo de la hermandad, que se hizo en representación del pueblo de Tomelloso”. No en vano, apunta el Hermano Mayor, se trata de una cofradía muy sencilla, con una finalidad muy clara “simplemente penitencia y caridad”.
La Procesión del Silencio sale a la calle haga el tiempo
que haga
La procesión solo ha dejado de salir durante la pandemia y
por el confinamiento “haga el tiempo que haga salimos. En la Semana Santa de
2019 se suspendieron muchas procesiones por la lluvia. A la hora de salir el
Silencio caía una tormenta importante, aun así, hubo muchísima afluencia”.
Para Ángel Luis Rodrigo es “una gran responsabilidad y un
honor” ser el Hermano Mayor de una cofradía “en la que llevo desde los 18 años.
Llevo prácticamente toda mi vida procesionando, he sido andero de la Cruz y he
llevado mi propia cruz. Ahora estoy en otro periodo diferente en el que me
encargo de velar por el bien de los hermanos para que puedan terminar su
estación penitencial”
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Domingo, 31 de Marzo del 2024
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Sábado, 27 de Abril del 2024
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