Y describe este salvaje acto

Sí, es un acto cochino y cerdo

El sacrificio de un guarro.

Que venga el matarife

Y lo abra de un sajo.

Vida tan gorrina,

Final de espanto.

Gritos de agonía,

Chillidos de muerte,

Clama su último asalto.

Yace en la cruz

En la cruz del palo,

Yace el animal colgado,

Manantial de sangre

Que se mezcla con el llanto

bajo el fuego eterno

el humo encoge el ramo

de negros capullos

de sangre y llanto.

Clavan dagas plateadas

Sobre manteca y magro,

sajan puñales la suerte

de un animal desangrado,

pierde el alma, arranca entrañas,

líquido sin coágulo

no hay aire ni latido

olvidó los últimos pasos.

Mecen unos brazos desnudos

Rojas manos de trabajo,

Carne que sube y baja

Al vaivén de unos desnudos brazos.

Adobo que ruboriza

Vieja carne de guarro.

Aliño que enrojece

Bajo el pimiento encarnado.

Y embutes tripas de carne

Junto al vino y al ajo.

Largas ristras de ira

Anaranjada choricera de enfado

Cuelgan cerca del cielo

Bajo el palo del ahorcado.

Tus pasos enterrados

En ataúd de salitre

Cuatro perniles sabrosos

Que desaparece a cada rebanada

En una acuosa boca,

La nalga del gorrino

Inunda el paladar

De regusto y de sabor.

Estamos de fiesta en San Martín

Me pido la vejiga para el pandero

Tú ve friendo los chicharrones,

Y en las brasas, las “asauras” y el corazón

Y corta el pan en cubo

Prepara bota y uvas

Y las migas a la sartén

Paso adelante

Y retroceder.

Untó Quevedo de tocino

Las obras de su enemigo,

Y Rafael, corto jamón en Tierra firme

Para Nicolás que empinaba el codo

Con vino oloroso y fino

Que era menester a cada tajada

Lubricar bien el intestino.

La matanza invernal

Es la hucha del pobre,

El jamón junto al vino,

La morcilla cerca del humo,

El lomo en la orza,

El tocino en la brasa,

El chorizo en la olla

Y el torrezno frito.