El cielo de octubre en la mañana
es una impresionante tela damasquina
que alguna dama dejó olvidada.
Rosáceos pliegues intercambiados
con el dorado hilo que da puntadas de esperanza
en este día que promete
estar soleado y en calma.
Bonanza de octubre que nos llega al alma,
que augura frutos secos de corazón valiente
y de dorados membrillos que ambientan olorosos la mañana.
Han pasado dos días y, de nuevo,
observo el
espectáculo de tu cielo
fantástico y diferente en cada punto cardinal.
Al norte, nos lanzas palomitas que chisporrotean
alegres en su borboteo inquieto.
Al oriente, descubro escamas de un pez que nada
en un mar imposible de azul sereno.
En el occidente, aparecen ráfagas de flechas de Cupido
que marcan la trayectoria hacia algún corazón
que espera amar y
ser correspondido.
¡Amor amante que vibra en el cielo con mensaje de pasión!
¡Amor amado que rompe cadenas de odio y opresión!
Dirijo la mirada, por fin, al sur
descubriendo un alado dragón jugando a ser pegaso
en la blanca masa de nubes del urano cielo;
aleve peso que confunde a un viajero que incansable
observa su efímera y cambiante belleza.
En su conjunto, diferentes escenarios en el teatro
de la vida cotidiana,
para los que no hay entradas más o menos caras,
¡sólo una emocionada invitación para mirarla!
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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