Para llegar vivo
al Cementerio de Tomelloso, hay que recorrer si se sale desde la plaza,
dirección calle El Campo, un largo paseo embaldosado en rojo y blanco; con su
fuentecilla al principio, sus bancos laterales y los continuos pinos de
diferente altura que dan colorido de esperanza al recorrido; sombra y frescor
en verano.
Antes de llegar
al final de dicho paseo y alcanzar el destino final, éste es atravesado por la
carretera que va para Argamasilla si quien cruza mira en dirección izquierda y
para Socuellamos si gira la cabeza hacia la derecha. Pasan por ella numerosos
camiones. Alguno va cargado de golosinas y bolsas de caramelos. En uno de los
numerosos baches, una bolsa cae junto a la cuneta y es recogida por dos
chicuelos curiosos que recorren el pueblo con sus bicicletas.
-Oye, mira, vamos dentro del cementerio y allí, tranquilamente y sin
que nadie nos moleste, nos la repartimos-. Antes de entrar, como la bolsa
está rota, se les caen dos de los caramelos -. Anda, déjalo; luego a la
vuelta los cogemos.
En el último banco, cercano a la puerta y de
espaldas a la pared que da al cementerio, se ha sentado Aquilino, de unos
setenta y pico años, cercano a los ochenta…, recientemente enviudado. Un
conocido se le acerca.
- ¿Qué pasa? ¿Cómo tú por aquí?
- Pues ya ves: la vida, que nos da estos
golpes. La mujer, que se me murió hace dos semanas y, como no puedo con las
piernas, antes de pasar me he dicho: siéntate un poco, Aquilino.
- Yo también me voy a sentar un “poquejo”. La mía ya va “pa” el año y esto es una pena; no hay quien lo resista. Solo y “desantedio”. ¿Ya “pa” que quiere uno vivir?
- Tienes razón, Lorenzo. No tenemos más que “achaques” y cuando se te
va la parienta, entre unas cosas y otras, le pierde uno el sabor a la vida.
Tras el muro se
oyen las voces de los chiquillos que se reparten los caramelos:
- Uno para ti, otro para mí.... Uno para ti,
otro para mí…Uno...
- Ya está bien; ahora reparto yo que tú te
estas quedando los mejores. Este para ti, este para mí.... y aquellos dos de la
puerta, uno para ti y otro para mí.
Al salir el camposantero, ya cruzada la carretera pudo ver cómo se alejaban, con su garrota y su boina, dos vejetes a toda prisa, como si de una carrera se tratase más que de un paseo...
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Viernes, 22 de Noviembre del 2024
Sábado, 23 de Noviembre del 2024
Sábado, 23 de Noviembre del 2024