La expresión “en tierra de nadie” se utiliza con frecuencia
para designar una zona en la que no hay un gobierno concreto que dicte las
leyes. También, en las guerras –de las que Dios nos siga librando por siempre
jamás-- se designa con esta frase
al área de terreno comprendida entre dos trincheras enemigas, en la que ninguno
de los ejércitos domina.
De forma metafórica, diremos en estas líneas que una parte
importante del Patrimonio de todos los tomelloseros se encuentra en tierra de
nadie.
La palabra bombo es citada en la Ley de Patrimonio Cultural
de Castilla La Mancha. También es sobradamente conocida en la zona central la
llanura manchega, en donde, aún en nuestros días, centenares de estas preciosas
construcciones decoran de forma inigualable el paisaje. Sin embargo, si
buscamos en el diccionario de la RAE, encontraremos una docena de definiciones,
ninguna de ellas referida a la construcción de nuestra llanura.
Nuestros antepasados, a veces no muy lejanos, construyeron
cerca de mil bombos en tierras que cultivaban, dedicadas sobre todo a viña,
melones y cereal. Como se dio la circunstancia de que nuestro término se les
quedó pequeño para los cultivos y la capacidad de trabajo que tenían, poco a
poco se fueron añadiendo, a las propiedades de los agricultores de nuestro
pueblo, tierras compradas o a rento. Estas propiedades eran cada vez más
lejanas y estaban situadas en varios términos municipales de localidades vecinas.
Los arrendadores –familias de terratenientes- de los pueblos de al lado
- dejaban a los tomelloseros las tierras más lejanas de alquerías y
caminos principales, así como también los terrenos más pedregosos. Nos dejaban
lo peor de sus fincas. Ponerlas en cultivo necesitó mucho trabajo y esfuerzo.
El desplazamiento que tenían los agricultores de hace 100
años era en carros tirados por mulas, evidentemente muy lenta pasada una
distancia de 4 o 5 Kilómetros. Y se compraban parcelas a 20, 30 o incluso 40 km
de Tomelloso. Los trabajadores no podían venir cada noche a dormir a su casa.
Era necesario construir refugios. Lo que en otros sitios se hacía con adobes de
barro no se podía hacer aquí, pues no hay ríos. Este fue el origen de los
bombos.
Al menos una cuarta parte de estas construcciones de
piedra vana-
levantadas por los tomelloseros, son muy grandes, de 80 o 100 metros cuadrados,
con dos o hasta tres cúpulas. Los grandes eran utilizados para entrar los
trabajadores y las mulas que ayudaban en las faenas agrícolas. Los hay también
medianos y preciosos pequeños. La época en que se levantaron está entre el
siglo XIX y hasta mediados del siglo XX.
Los bombos levantados por los tomelloseros- -como hemos dicho, en torno
al millar- -
están correctamente incluidos en la llamada “Arquitectura rural en piedra
seca”. Esta forma de construir consiste en levantar los muros y la
cubierta colocando piedra sobre piedra, sin poner entremedias ningún tipo de
barro o mortero que las una o facilite su apoyo. Construcciones en piedra seca
hay en muchos lugares de España y de otros países.
Es posible que alguien piense que nuestros bombos son
elementos de la arquitectura en piedra seca, igual que otros, ni mejores ni
peores. Nosotros defendemos la peculiaridad del bombo tomellosero por muchas
razones; entre ellas podríamos citar el hecho de que el habitáculo interior
esté dividido muchas veces en dos y hasta en tres estancias, cada una de ellas
coronada por su propia cubierta de piedra en forma de falsa cúpula.
La Ley de Patrimonio Cultural de Castilla La Mancha, de 16
de mayo de 2013, en la disposición adicional tercera, dice: “Los molinos de
viento, silos, bombos, ventas, manifestaciones de la arquitectura negra y otros
elementos etnográficos forman parte del Patrimonio Cultural de Castilla La
Mancha”. En el mismo apartado se dice: “Aquellos bienes entre los citados que
sean merecedores de protección específica individualizada en razón de sus
valores culturales podrán ser declarados en alguna de las figuras de protección
conforme a lo establecido en el Título I de la presente Ley”.
Del millar de bombos construidos por tomelloseros, una
tercera parte está el término de Tomelloso. Estos, además de la protección que
les otorga le Ley de Patrimonio, están protegidos también por acuerdo del Pleno
del Ayuntamiento de Tomelloso, catalogados e incluidos en el borrador del Plan
de Ordenación Municipal. Con los de Socuéllamos hay un intento de hacer lo
mismo. Si hay algún trabajo más sobre este tema en alguna localidad vecina,
nosotros no tenemos constancia de ello.
También están reflejados en las cartas arqueológicas de cada
una de las poblaciones manchegas en la que existen estas peculiares
construcciones, aunque estos documentos se manejan solo por personal
especializado.
Hemos podido ver meritorios estudios hechos en localidades
cercanas en los que se resaltan y catalogan pequeños chozos y construcciones
similares. Al llegar a la parte más lejana del término, en la que se encuentran
los bombos grandes levantados por los agricultores de nuestro pueblo, se los
menciona solo de pasada, adjuntando algunas fotos de los más representativos de
la zona. Se reseña, el paraje, el propietario y pocos datos más.
Nosotros confiamos en que se hará una catalogación de todos
los bombos levantados por los tomelloseros. . No queremos pensar que
nuestros antepasados de entre hace 50 y 150 años levantasen con piedra vana
1.000 bombos y nosotros, ahora, seamos incapaces de catalogarlos, protegerlos y
ponerlos en valor.
Entretanto lo hacemos, más de la mitad de estas preciosas
construcciones que decoran la llanura manchega seguirán estando en tierra de
nadie.
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