La elaboración del vino, generalmente, corría a cargo de
hombres con experiencia en la tarea. Muy ocasionalmente, alguna mujer elaboraba
su propio vino.
Las cuevas de Tomelloso son otro prodigio -uno más- del
enorme sentido práctico de los tomelloseros. Estas peculiares construcciones
destinadas a la elaboración y almacenamiento del vino aprovechan una capa de
terreno existente en los primeros metros del subsuelo de nuestra localidad: la
tosca.
La tosca es una capa de roca caliza de extraordinaria dureza
y entre 1´5 y 2´5 m. de espesor que se encuentra muy cerca de la superficie.
Esta capa apenas se perforaba, y con mucho cuidado. Se sabía de su función para sostener las
viviendas situadas encima del vano de la bodega-cueva utilizada para elaborar y
conservar el vino en tinajas.
Los picaores más veteranos eran los que dirigían la excavación. No era igual una zona en la cual la tosca tuviese 1´5 metros de espesor que otra que tuviese 2´5 metros. En donde era mayor el espesor se podía dejar más vano entre tinajas. Hacer la cueva más ancha.
La tosca, como se ha dicho, se dejaba casi intacta. Y la excavación necesaria para instalar las tinajas se hacía en capas de arcilla roja situadas inmediatamente debajo de esta.. En un nivel inferior y justo debajo de la tosca se situaba una capa de arcilla roja de entre 2 y 3 m. de espesor, de textura blanda y fácil de excavar.
Más abajo junto a la arcilla blanda, venía otra de arcilla
dura de varios metros de espesor. Era necesario excavar también esta arcilla
dura para dar la altura necesaria al hueco de las tinajas, unos 5 o 6 m. Aquí
los picaores abrían pequeños huecos y colocaban barrenos explosivos de
cloratita o dinamita.
El papel de las
mujeres en los trabajos agrícolas en nuestro pueblo ha sido siempre
fundamental. Vendimiando, cosechando melones, recogiendo piedras en las tierras
y tantos otros trabajos. Sin embargo, en las cuevas, es posible que sea en
donde tengan un mayor protagonismo.
Las cuadrillas que excavaban las bodegas-cuevas en Tomelloso
tenían las faenas diversificadas: por un lado estaban los picaores y por otro
las terreras.
Los primeros eran los que utilizaban los picos, piquetas y
otros instrumentos para hacer las excavaciones. La tierra que arrancaban estos
la sacaban toda un grupo especializado de mujeres: Las terreras.
Si se llena una tinaja con mosto de la variedad blanca airén
que tenga entre 11 y 12 grados de azúcares, a los dos o tres días comienza a el
mosto comienza a fermentar llegando a hacer unos enormes y llamativos
borbotones.
La fermentación alcohólica la provoca una levadura ubicada
en los hollejos –las pieles- de la uva, de forma natural. Las tinajas había que
dejarlas no llenas hasta arriba, pues en caso contrario se derramaban cuando
estaban hirviendo a tope.
Las bodegas-cuevas de Tomelloso se mantienen entre los 12 y los 14 grados centígrados, independientemente de la temperatura que haga fuera. Esto las hace ideales para la elaboración y la conservación del vino durante meses.