"Descubrir la ciencia es
descubrir el mundo; ayudemos a que las niñas vean que ese mundo también es
suyo."
Hace poco tiempo estaba leyendo una noticia que decía
que los escolares fracasan en la asignatura de matemáticas y que a pesar de
tantas clases online y la gran inversión que hacen las familias en clases
particulares, siguen siendo las asignaturas de ciencias en las que sufren
fracaso escolar más estrepitosamente.
Algunos profesores han reconocido en algunos titulares
de periódicos que efectivamente se están enseñando mal las matemáticas en los
colegios y los institutos y quizá sea porque las metodologías no son las más
apropiadas o porque no se llega al alumnado del siglo XXI como se debería. Los
tiempos están cambiando, las familias están evolucionando en función del
contexto que nos rodea y si el profesorado se queda en las metodologías de
enseñanza aprendizaje de tipo receptivo, surgen los fracasos.
Nuestra sociedad necesita de personas motivadas y con
mentes brillantes, y desde luego tenemos que contar con las mujeres para ello,
sin ningún tipo de sesgo en plena igualdad de oportunidades. Nuestras actuales
niñas tienen que incorporarse al grupo de futuras mujeres científicas, siendo
este un objetivo irrenunciable en nuestra sociedad. Las cifras no mienten: solo
el 28% de los investigadores actuales, a nivel global, son mujeres, y aunque
hay avances, la desigualdad persiste, incluso en los países más desarrollados.
En más de un siglo, solo 24 mujeres han recibido el Premio Nobel de Ciencias,
un reflejo del reconocimiento limitado hacia su contribución histórica.
Si bien es cierto que no debemos culpar a la Academia
de Ciencias Sueca de estos bajos números de premios Nobel, sino a la propia
comunidad científica que debe nutrirse de mas investigadoras y desde luego a la
sociedad que de una u otra manera fomenta los clásicos arquetipos en relación
al hombre y la mujer. Nadie debe hablar de diferencias intelectuales, porque no
las hay entre géneros, es más bien una “herencia cultural” que ha marcado a lo
largo de la historia esta absurda discriminación ante las distintas áreas de
conocimiento.
Resulta digno de analizar la actual tendencia en países
en vías de desarrollo, como los de Sudamérica, que están teniendo un
considerable crecimiento en la participación femenina en ciencias, quizá
impulsado por la percepción de que estas disciplinas son un camino hacia el
progreso y la equidad. Aun así, los estereotipos y las barreras siguen siendo
obstáculos que debemos superar.
La Importancia de Cambiar el Rumbo
La ciencia no solo necesita más mujeres; necesita sus
puntos de vista, sus preguntas y una voz, la suya, que sirva de amplificador
para el resto de la sociedad. Las ideas preconcebidas, mitos o estereotipos que
crean únicamente barreras y relegan a las mujeres a carreras asociadas a las
ciencias humanas, las lenguas o los servicios a la sociedad deben quedar atrás.
Para combatir estos estereotipos debemos empezar creando condiciones que
favorezcan su desarrollo profesional: becas prolongadas, facilitar el acceso a
guarderías en centros de investigación y un entorno que valore tanto la excelencia
como la conciliación familiar.
El mito de la “mujer perfecta” también debe
desmitificarse. No es necesario ser excepcional en todo para triunfar, estas
aseveraciones son las que algunas científicas tales como Mª José Ruiz,
científica en física y química en la Universidad de Ciudad Real, afirmó
recientemente.
Otro claro ejemplo es Margarita Salas, quién tuvo la
oportunidad de viajar por dos años consecutivos a EE.UU para investigar y
trabajar con el insigne científico español Severo Ochoa quien afirmó que “Un
país sin investigación es un país sin desarrollo”.
La Ciencia como Derecho Universal
Las mujeres se enfrentan a obstáculos que les son propios, desde la falta de referentes en libros de texto hasta una herencia cultural que las desvincula del conocimiento científico. Iniciativas como Stem Talent Girl, Science for Her y Girls Who Code trabajan para cerrar estas brechas, ofreciendo mentorías, talleres y acceso a entornos científicos que demuestran que la ciencia no es solo un sueño, sino una meta alcanzable.
Además, integrar la metodología STEAM, que combina
ciencia, tecnología, arte y creatividad en las aulas y actividades extracurriculares,
puede despertar vocaciones científicas desde la infancia. Es importante
promover, desde talleres de robótica, programación y pensamiento computacional,
hasta visitas a museos y ferias de ciencias, estas experiencias muestran que la
ciencia está al alcance de todos.
Inspiración a Través de Ejemplos
La historia está repleta de mujeres que desafiaron los
límites de su tiempo. Desde Marie Curie, dos veces ganadora del Nobel, hasta
Rosalind Franklin, pionera en la estructura del ADN, pasando por Hedy Lamarr, inventora y actriz, Ada Lovelace,
etc. Sus vidas sirven de fuente de
inspiración. Sin embargo, muchas, han sido víctimas del "Efecto Matilda".
Matilda fue la primera mujer que se atrevió a denunciar esta injusticia que se
producía hace un siglo, cuando algunos hombres consiguieron el Premio Nobel en
Ciencias a sabiendas de que ese descubrimiento lo había realizado una mujer
como es el caso de Rosalind Franklin.
Dar visibilidad a estas historias es crucial para que las niñas se sientan identificadas y motivadas. Testimonios como el de Margarita Salas son ejemplares, qué duda cabe que tuvo la grandiosa suerte de asistir a una conferencia de Severo Ochoa, que la motivó a seguir los pasos de este genial investigador. Con su testimonio se muestra el poder de un mentor y la importancia de abrir puertas a nuevas generaciones.
El Rol de Padres, Docentes y la
Sociedad
El gran cambio, indudablemente comienza en casa y en
las aulas. El simple hecho de escuchar una conferencia, asistir a un museo de
Ciencias, a una feria de tecnología, o que te regalen un libro de mujeres científicas,
así como hacer algunos experimentos en
un laboratorio o taller tecnológico, tienen la magia de poder cambiar el futuro
de una persona. Un taller de programación sobre robótica, jugar con Lego,
programar con mBlock o una conversación alentadora pueden marcar una diferencia
crucial. Tanto las familias como los docentes tienen que trabajar en esta
dirección.
La participación de científicas locales regionales o
del propio país en las escuelas es una valiosa aportación para promover
vocaciones, de la misma manera, es muy importante participar en programas de
intercambio entre centros educativos y
comunidades, enfocados a la divulgación de la ciencia y también promover la
cultura Maker para desarrollar actividades prácticas son herramientas efectivas
para conectar a las niñas con el mundo STEM.
Es importante que nos fijemos en este nuevo paradigma
de la Cultura Maker. Un maker es la persona que adapta una filosofía
DIY (Do it Yourself o hágalo-usted-mismo) en el ámbito de la tecnología. Es
decir, aquella que aprende de forma autodidacta la tecnología más innovadora y
avanzada para desarrollar proyectos de impresión 3D, programas de código
abierto, impresoras láser o productos de robótica (Wikipedia).
Bien es cierto que existen factores importantes por
parte del profesorado como evitar prejuicios de género, tales como comentarios
o actitudes desmotivadoras que pueden desalentar a las niñas. Es importante
tomar este tema con la seriedad que merece y alejarnos en su abordaje de meros
discursos políticos o populistas que no terminan calando en la sociedad precisamente
por su carácter panfletario.
En el hogar, en
el aula y en la calle hay que abordar este tema de la integración de la mujer
en la ciencia con objetividad, valorando no solo el aspecto puramente “mediático”
del hecho sino el compromiso de todos para la lucha contra los roles
preestablecidos. No olvidemos la perniciosa influencia de las modas, la
televisión, la música, el cine y otras cuestiones sobre los roles y los sesgos
de una cultura que está impregnada de tópicos. Hay una responsabilidad ineludible
por parte de las autoridades para controlar el mal uso de la tecnología y los
medios de comunicación.
Sería muy interesante el incentivar con científicas de
nuestra región o de otras regiones de España para visitar las aulas y contar
sus propias experiencias sobre como comenzaron a interesarse por la ciencia.
Promocionar modelos femeninos de mujeres científicas en las aulas, científicas invitadas que sirvan
como ejemplo a imitar, libros o material educativo inclusivo.
Actividades prácticas en clase que despierten el interés por la ciencia y eliminen la idea de que “es difícil” o “es solo para chicos”. Aunque sea una verdad evidente y constatada es importante decir que “la inteligencia es intrínseca al ser humano y cualquier persona puede adentrarse en ese maravilloso mundo con tesón, inspiración y ganas de aprender”.
Conclusión
El progreso no es gratuito, y el mundo necesita que
todas las mentes posibles trabajen juntas para enfrentar los retos del futuro.
Inspirar a las niñas a imaginarse como científicas, ingenieras y tecnólogas no
es solo una meta educativa, es una misión social.
Verdaderamente, es la propia necesidad de progresar y
la curiosidad del ser humano el motor que subyace en los grandes cambios. Si pensamos que todo lo
podemos conseguir en un “click” y que el cosmos se muestra a nuestros pies,
seremos incapaces de progresar.
Para finalizar, me gustaría terminar con una
frase muy emblemática de una científica actual: Una frase inspiradora de Donna
Strickland, ganadora del Premio Nobel de Física en 2018:
"Siempre supe que quería ser científica.
No lo hice porque alguien me dijera que debía hacerlo; lo hice porque me
emocionaba descubrir cómo funcionaba el mundo."
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Miércoles, 18 de Diciembre del 2024
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