Como aún no han terminado las navidades, Manolo y un servidor hemos decidido tomar una copichuela para celebrarlas y así aprovechar el rato para intercambiarnos la lotería que llevamos para el Niño, porque en la del veintidós nos ha tocado la pedrea y hemos vuelto a echar lo jugado. Seguro que al final nada de nada, pero en fin, que la ilusión nunca se pierda.
Hemos quedado en el "Carrefur" en una anodina cafetería de las múltiples franquicias que acaparan la restauración en los centros comerciales. Ambos comentamos con nostalgia el sabor de las viejas tascas donde nuestros paisanos echaban las horas charlando y arreglando el mundo con un vaso de vino en la mano.
Nosotros, que ya estamos mayores, nos conformamos con un descafeinado de máquina con sacarina y una cerveza cero-cero. En el ambiente resuena a toda pastilla "Todo lo que quiero para Navidad eres tú", el famoso villancico de María Carey, o Caralla, o como se diga. Aunque le digo a Manolo que a mí el que más me gusta es "Last Christmas" de Wham y sobre todo si lo cantan en la Plaza Roja de Moscú un coro del ejército ruso con sus gorras de plato tan características. Ah, y cayendo la nieve. Le digo a mi amigo que hace unos años lo vi en el "Yutube" y me encantó la versión, y no soy el único al que le gusta, eh, que se hizo viral.
Mi comentario sobre el coro ruso le viene de perlas para darme su opinión sobre la política internacional. Mira, me dice, desde lo del Brexit, Europa anda como pollo sin cabeza, la guerra de Ucrania no se acaba, Alemania no tira del carro y Francia está sin rumbo.
Asiento con la cabeza su razonamiento y añado que además aquí tampoco estamos mucho mejor, que con una legislatura tan compleja y endiablada la cosa está difícil.
Ante el confuso panorama, Manolo me enumera algunas causas como, por ejemplo, la polarización, también porque sin consensos es muy complicado negociar. Y, recalca, feo está el asunto cuando cada grupo va a lo suyo, que la pregunta más repetida es: ¿Qué hay de lo mío?
Joder Manolo, le digo, de fiesta y tan pesimistas, vaya unos carcas que estamos hechos. Y mi amigo me rebate, pesimistas no, realistas, somos realistas, no te confundas.
Así que menudo año nos espera con este panorama. Porque en realidad la vieja Europa de raíces judeocristianas y repleta de historia ahora tiene muy poco peso en la política mundial y no hace falta ser un lumbreras para tener esta percepción. Aquí, y resignados, el personal trata de obviar la política y solo se moja debatiendo si eres más de la Revuelta o del Hormiguero, aunque tampoco está la tele para tirar "cobetes"
Volviendo a las fiestas que nos han convocado, ambos coincidimos en que ya no tienen cabida los viejos villancicos que cantaban nuestros abuelos al calor de la lumbre; coplillas atrevidas y casi obscenas que no serían acertadas en un entorno donde todo se cuestiona. A lo más que me atrevo, y solo lo pienso, es a fantasear que los peces en el río beben en una fuente rebosante de ginebra, vodka o anís que, por color, es lo más parecido al agua. Además, del anís ya ni me acuerdo porque, años ha, en estas celebraciones, tras un par de copas me daba ardor de narices, así que no he vuelto a probarlo.
Como está a punto de iniciarse el 2025 nos reímos del topicazo sobre las buenas intenciones para la añada que se avecina, noticia tan recurrente como frívola que cada año repiten en los informativos.
Evidentemente, y no sin esfuerzo, ambos dejamos de fumar hace ya casi una década y nuestras bebidas habituales son sin alcohol y sin azúcar, vamos, puro "aguachirri" en pos de la salud. Así que para que no aumente el pastillero, y a regañadientes, también nosotros hemos hecho unos cuantos propósitos de enmienda a nuestra medida y en función de nuestras posibilidades.
De momento hemos decidido reforzar algunos hábitos saludables como salir a caminar más y si puede ser, más deprisa. También vamos a disminuir el consumo de embutido, a poder ser unas lonchitas de pavo o jamón york, poco jamón y del bueno, por lo de la sal. Nos planteamos alimentarnos con menos precocinados y más purés de verdura, así evitaremos problemas con una dentadura que ya tiene algunas bajas. Y, por supuesto, beber cada día más agua, si es embotellada mejor, no vaya a ser que la cal nos afecte negativamente al organismo; ah, y utilizar el ascensor solo en caso necesario.
También nos hemos propuesto, si es posible, vencer nuestra apatía y apuntarnos a bailes de salón para mover un poco el esqueleto, ir más al cine y al teatro, ver menos tele y leer un poco más. Menos "wasaps" y quedar más con los amigos, aunque sea para cortar trajes.
En un plano más íntimo y personal voy a intentar hablar menos y escuchar más. Y, sobre todo, tengo que dar más besos y abrazos a los míos, estar atento a las pequeñas cosas y obviar en lo posible los contratiempos. Creo que debo aceptar con resignación mi torpeza y vencer la desgana de afeitarme. Ah, y el tema de la brecha digital, que se me resiste.
Seguramente todos estos objetivos se irán devaluando en el transcurso del año, es normal. Pero debo, debemos intentarlo, le digo a Manolo, porque la vida es un caer y levantarse constante, como el propósito de enmienda ante los pecados que nos contaban los curas de pequeños.
Hemos de mantener la curiosidad como un objetivo al que nunca debemos renunciar para tener una buena salud mental, e imprescindible, creo que debemos renovar la ilusión cada día; porque me da a mí que este año sí que sí el Atleti puede ganar la liga.
El Globosonda: Texto para la Caja Negra de enero del 2025.
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Sábado, 4 de Enero del 2025