"Nunca perdáis contacto con el suelo para tener una idea aproximada de vuestra estatura”. A. Machado
El suelo, ese testigo y a veces sufridor sólido y callado de nuestras
pisadas y andanzas cotidianas más o menos acertadas. Piel terrenal que
permanece omnipresente, que nos sigue a todas partes por lejos y deprisa
que vayamos, por mucho que subamos o bajemos,
por oscuros que sean los caminos, por altas que nos parezcan las
montañas o profundos nos parezcan los abismos.
Personas y y suelo así pegados, abrazados, enlutados, fecundados, unidos
desde Adán por genética y raíces, por los sueños y las sombras, por la
entereza y tierra firme, generosidad y frutos abundantes, por la
realidad y el horizonte; sudor y barro, origen y
final de la existencia.
Es el suelo el que da entereza al ser humano y es éste quien da sentido
al suelo, es la tierra la que ennoblece al ser humano y es el ser humano
quien la hace fructífera. Persona y suelo, tierra y carne en ancestral
alianza de color inmaculado que huelen a
vendimia, a siega, pan de trigo y de cultura, a aromas de aire y
libertad... Que después cuando dejemos el arado y regresemos al lugar
del que partimos solos quedarán los surcos preparados para que otros
mañana o quizá nunca recojan lo sembrado y lo que fuimos.
El suelo como punto de partida y meta común de todos los mortales en esa
etapa contra el reloj que marca nuestras vidas y en las que cada uno se
eleva cuanto puede pero al que a la postre todos acudimos para
descansar del largo día de afanes y esperanzas como
lecho generoso donde podamos volver a ser felices.
Diariamente utilizado por hombres y mujeres sin medida desde que el Adán
y Eva pisaron ya la tierra, es el límite de todas las realidades y los
sueños, el cielo que tocamos, inmediato y cotidiano.
Nada mejor que el suelo como medidor común y universal de nuestras
dimensiones personales; todos a la misma altura sin falsos púlpitos,
estrados ni escenarios, pero cada uno exponiendo ante los demás la suya
propia. Porque al fin y a la postre son los demás
los que nos miden y saben de nuestra verdadera y auténtica estatura.