“El orgullo es una forma de
insatisfacción consigo mismo; el que se enorgullece de sus propios logros depende
de la aprobación de otros.” Marco Aurelio
Muchos de ustedes recordarán aquel joven de la
mitología griega llamado Narciso, el cual quedó prendado ante su propia belleza
reflejada en un lago y no pudo apartar la vista de su imagen hasta perderse en
ella. Esta leyenda nos pone en alerta de los peligros del “ego desmedido” que
lamentablemente, sigue sucediendo en nuestra sociedad. En este caso el lago en
el que se miraba Narciso se ha sustituido por las pantallas y los espejismos
que producen las RR.SS (redes sociales).
Pero, ¿es realmente el ego nuestro enemigo, o
simplemente un reflejo necesario para conocernos mejor? Ya en el siglo
XVII, Baltasar Gracián, nos dio un gran consejo que sigue vigente: “Nunca
perderse en la opinión ajena”. En este aforismo perteneciente a su libro: El
arte de la prudencia, nos advierte de los peligros de depender demasiado de
lo que otros pueden pensar de nosotros. Basta con echar un vistazo al mundo de
las RR.SS en el que surge un hambre feroz de los “followers” (seguidores), los
“likes” o incluso los “haters” (los que nos odian) hasta tal punto que se puede
llegar a desperdiciar una vida entera sin sacar nada en claro.
¿Qué es el ego?
En primer lugar y para abordar el tema que nos concierne, deberíamos definir lo que es el “Ego”, el cual desde el ámbito de la psicología es aquello que nos hace capaces de reconocernos a nosotros mismos y a nuestra personalidad, vendría a ser esa autoimagen del “quién soy”. Desde nuestra más tierna infancia ya empieza a manifestarse ese “ego” y nos sirve para reafirmarnos. Es muy importante como mecanismo de defensa, sin embargo, también debemos ser conscientes cuando actuamos desde el “ego” de forma negativa deseando únicamente el reconocimiento y no admitiendo las críticas, sintiéndonos superiores a los demás.
Algunos expertos, como Sigmund Freud estudiaron desde
el psicoanálisis este fenómeno. Lo definieron
como algo similar a ese conjunto de máscaras que nos vamos creando para
relacionarnos con los demás y que muchas veces se convierten en la causa de
nuestros propios conflictos personales. Cuando no nos salen las cosas como
queremos, el ego busca la solución en el exterior, en la aprobación y
reconocimiento de los demás. Por el contrario, deberíamos de buscar la esencia
que llevamos dentro, esa “chispa divina” para conseguir la paz y la auténtica
serenidad.
¿Qué ocurre
cuando más engordamos ese “ego”? Pues que va en detrimento de nuestra esencia
ya que nos volvemos más vulnerables con respecto a los fracasos; entonces
vienen las depresiones y la ansiedad. Lamentablemente, nuestra sociedad solo
elogia a las mujeres y hombres de éxito, guapísimos/as con grandes dotes de aparentes
triunfadores “montados en el dólar” y arrasando con bienes materiales, fiestas
y viajes que impresionan. Además estos encantos deben desplegarse públicamente
para alardear y darse a conocer, y si son con imágenes públicas, fotos y en las
redes sociales, más que mejor. Pero evidentemente, esto que nos venden es un
engaño, muchas de estas personas tienen unas vidas vacías.
Los diez tipos de ego
A continuación me gustaría que prestasen atención a
algunos “tipos de ego” que quizá nos puedan servir para identificarnos muchos
de nosotros. Comencemos con estos 10 tipos de Ego propuestos por Daniel Colombo:
1.
El sabelotodo
que siempre opina sobre diferentes temas y lo sabe todo.
2.
El insaciable,
quiere ser siempre el centro de atención para que todo el mundo esté pendiente
de él/ella. Desean ser el foco de atención.
3.
El interruptor,
el que siempre te interrumpe sin apenas
escucharte.
4.
El ego envidioso
que siempre está compitiendo en términos de rivalidad. Ellos siempre tienen
algo mejor y se consideran que están por encima de los demás, sin escuchar tu
opinión.
5.
El prestigioso,
son esas personas que buscan que los adulen y los aplaudan. Son los típicos que
siempre llevan la razón y que posiblemente ya te lo advirtieron y después
te dicen: “Te lo dije”.
6.
El ego jinete:
son copiones y te toman ideas y se las apropian.
7.
El ego sordo:
no te escucho. Jamás te escucha, hace como que te escucha.
8.
El ego manipulador,
va tejiendo redes, es mentiroso, se hace la víctima. No es confiable. Quizá sea
uno de los más dañinos y peores.
9.
El orgulloso
que siempre quieren ganar a cualquier precio.
10. El ego silencioso: no habla pero es criticón y por debajo es malintencionado.
¿Han sido capaces de identificarse con alguno de ellos? Puede resultar muy divertido. Seguro que muchos de nosotros nos reconocemos con varios de estos egos. Eso sí, siempre y cuando seamos lo suficientemente humildes para aceptarlo. Lo importante es utilizar el sentido del humor y saber reconocerse y por supuesto, rectificar y enmendarse, eso todavía tiene más valor y nos honra.
Alto nivel de Autoestima frente al
narcisismo:
Las
personas con un alto nivel de autoestima
sana son generosas y cooperativas. Saben reconocer sus virtudes y defectos. Se
preocupan por sí mismas y les interesan los demás. Aceptan las críticas
constructivas y saben que nadie está por encima de nadie. Dan desde su mejor
versión, aceptando sus errores e imperfecciones. Por el contrario, el ego no te
deja avanzar. El egocentrismo es la causa del malestar y el sufrimiento. Se
necesita salir más de uno mismo y fomentar la empatía.
Algunas actitudes que nos ayudan a
conectar con nosotros mismos son el poder de la gratitud, ¿cuántas veces al día
somos capaces de agradecer las cosas positivas que nos pasan?. El
agradecimiento va ligado a la armonía y nos ayuda a disminuir el dolor físico
mejorando nuestro sistema inmunológico, liberando así dopamina, la hormona de
la felicidad. Mejora la calidad del sueño y reduce el estrés.
Y
por último, me gustaría dejarles unas recomendaciones para dominar ese ego:
escuchar antes de responder; meditar todos los días unos minutos; evitar sacar
conclusiones rápidas; eliminar por completo la palabra “yo”, lo que quiero
aportar, desde mi perspectiva; mantener la calma y no responder con
agresividad; valorar nuestro espacio y tratar de no juzgar precipitadamente.
¡Quiéranse
mucho y valoren a los demás!
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Miércoles, 29 de Enero del 2025
Jueves, 30 de Enero del 2025
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