El viernes pasado nos separábamos habiendo disfrutado de la charla interesantísima, que tuvimos mi gran amigo Ciri y yo, como de costumbre. El compañero había argumentado la respuesta para una amiga, tras la pregunta de si Adán tenía ombligo puesto que, según la tradición, Dios lo había creado formando una figura de barro. Lo que en un comienzo parecía algo anecdótico y chistoso se convirtió en un tema interesante y desconocido. Es de recibo reconocer que me aportó una espléndida explicación.
Ya en la calle y con las ideas sin asentar en su totalidad sobre el relato citado, caí en la cuenta de que en la misma narración, había otro escollo absolutamente incomprensible e irracional para el “común de los mortales”.
Como el compañero es un nato investigador de biblioteca e internet, le planteé otra duda surgida al abrigo de la ya resuelta.
Se presenta esta tarde Ciri con un libro bastante grueso, se titula “Biblia de Jerusalén” y algunos folletos de ensayos escritos por biblistas católicos y protestantes, según me va aclarando.
Ahora bien, imprescindible una pausa para recibir los cafés y las magdalenas, como se debe. Importante es el tema que traemos, pero… no más que el refrigerio presente, como mucho “primus inter pares”.
Entorna los ojos y pasea por delante de su nariz el recipiente agraciado con el café vespertino, continúa el rito con el plato contenedor de la magdalena, repitiendo el movimiento; asemeja su concentración a la mismísima de Christian Thielemann instantes antes de arrancar con la “Novena sinfonía de Beethoven”. Expira todo el aire de sus pulmones, es el momento que Ciri regresa a este mundo. Evidentemente yo observo, callo y espero su vuelta.
—Como me había comprometido contigo a la salida el viernes pasado, —atestigua el amigo— me he fundamentado con alguna bibliografía, parte de la cual tienes delante, para proceder a un acercamiento inteligible y bien interpretado de la creación de Eva. Escucha el relato directamente de la Biblia: «Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.»» (1)
—Como expresión poética es preciosa, a la vez no podrás negarme que, de ningún modo, posee rigor histórico alguno, —respondo al amigo tras escuchar con atención su lectura pausada, enfatizada y algo teatralizada.
—¡Por Dios, compañero! Ya te recalqué, en repetidas ocasiones durante la charla pasada, que estos escritos están desarrollados utilizando el Género Literario Mítico. La expresión es muy bonita y a la vez simbólica. El trabajo ingente de los técnicos es conseguir descubrir lo que el hagiógrafo quiso decir, en su día, a las personas a las que se dirigía.
—Pues ya me dirás qué has descubierto bebiendo de las fuentes que has utilizado, después de escucharte continúo in albis.
—Estoy recordando que hoy se celebra el día de san Valentín, el día de los enamorados, aunque sea un día de tono más bien comercial, nos va a valer para entender mejor nuestra historia.
—Ahora es cuando más te has explicado, Ciri, debo entender que el día de los enamorados nos va a servir para entender el cuento de la costilla de Adán con la que Dios hace una mujer. “Ya… y del to”, como decimos aquí en el pueblo. No te aplaudo por vergüenza ajena.
—¡Responde, hombre de poca fe! ¿En qué lugar del cuerpo tenemos los humanos las costillas?
—Eso sí lo sé, en el tórax.
—Y ¿qué órganos imprescindibles para vivir guarda el tórax?
—El corazón y los pulmones.
—Perfecto, compañero, —añade Ciri con una carcajada— lo tuyo es la fisiología más que la exégesis. Continúa atento por favor. Si El hagiógrafo quisiera haber dicho que la mujer era inferior al hombre habría utilizado un dedo del pie; a los pies de los reyes y los amos, para aquellas personas del siglo XV antes de Cristo, se situaban los esclavos y habría sido más fácil la intervención quirúrgica.
»Si quisiera indicar superioridad, mayor inteligencia, mayor poder, dominio de la mujer sombre el hombre o viceversa, habría utilizado alguna imagen parecida a la del nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus. La mitología es otro modo de expresión para explicar los orígenes de dioses, titanes y semidioses humanos como Perseo, Helena, Pan.
»Toma una costilla del hombre, del tórax, del costado, de un elemento paralelo al humano; hasta el momento, con esta figura quiere poner en conocimiento que los dos humanos son equidistantes en dignidad entre ellos y ante Dios, ninguno sobresale por encima del otro, ni debe inclinarse ante el otro o la otra.
»Hay un detalle más. Has respondido, compañero que uno de los órganos vitales para la vida es el corazón, situado dentro del tórax. Si piensas un poco observarás, que el corazón es el símbolo del amor desde años infinitos, incluso en la Mitología griega, que hemos citado, a Eros se le consideraba el dios del amor, Cupido en la Romana. Cuando amas a alguien, el corazón se dispara en latidos, aumenta la presión arterial, se ruboriza la cara.
»Concluyendo y en pocas palabras, puedes entender que sería imbecilidad quedarnos con los chistes de la costilla de Eva. Cuando, en verdad, está hablando de dos personas iguales en derechos y dignidad, cuya relación más fuerte es el amor, por el que se entregan la una a la otra y con el que generan otras personas iguales a ellas.
»Entenderás ahora mejor, que el día de San Valentín, que celebramos hoy como patrono del amor entre personas y según lazos, nos aporta razones para entender el tema, tan escabroso, que me habías encomendado, compañero de cafés.
—Claro, claro, —respondo a Ciri, mientras mi cabeza intenta poner en orden las explicaciones de la tarde.
Mi amigo hace el entretenido recogiendo los libros que había desperdigado por la mesa, a la vez yo me acerco a la barra para saldar la cuenta. Me invade una interrogación malévola: ¿Utilizará Ciri sus explicaciones para hacerme pagar las meriendas? Creo que si así fuera, se lo tiene merecido.
1.- Gn. 2, 21-23 “Biblia de Jerusalén”. Editorial Española Desclée de Brouwer, S. A. Bilbao. Versión 1971. Desclée de Brouwer – Bruxelles (Belgium) 1967.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Miércoles, 19 de Febrero del 2025
Martes, 18 de Febrero del 2025
Martes, 18 de Febrero del 2025
Miércoles, 19 de Febrero del 2025
Miércoles, 19 de Febrero del 2025