Opinión

Viernes Santo vivido con nuestros nietos

Fermín Gassol Peco | Sábado, 19 de Abril del 2025
{{Imagen.Descripcion}} Foto de Maite Mesones Rojas Foto de Maite Mesones Rojas

Será un Viernes Santo que nunca olvidaremos. La vida nos ofrece unos momentos que se han de aprovechar, disfrutar, celebrar y agradecer.  Y la compañía de los nietos es uno de esos momentos. La mañana de ayer resultó ser proclive para la celebración procesional, un paréntesis en esta primavera excepcionalmente lluviosa que invitaba a la masiva presencia de gente en calles y plazas.

La familia de mi esposa María del Pilar viene participando de manera activa en una de sus hermandades, la oficialmente  llamada “Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas” fundada en 1.599, cuya imagen preside el altar mayor de la parroquia de S. Pedro desde tiempo inmemorial. Una hermandad conocida también por “Las Tres Cruces”. Mi suegro Carlos Rojas, así como su hijo Luis durante unos años difíciles en los que realizó un trabajo excepcional, han sido hermanos mayores y nuestro hijo Fermín lleva, junto a sus amigos Juan, Julio y Sergio, años empujando el paso; tres generaciones que de manera ininterrumpida participan cada año en el desfile profesional.

Una participación familiar que ayer inició su cuarta generación con la presencia de nuestros nietos Manu y Nacho.  A sus cinco años, asistían a la salida de la procesión, contemplando con detalle tanto los movimientos espectaculares, gigantescos para ellos, de los pasos, como la música y las órdenes de los capataces que dentro del templo sonaban rotundas.

Pero sobre todo, la curiosidad de ver a su padre dentro de una enorme caja envuelta con tela movida por ruedas y encima unas imágenes que atraían sus dos expectantes miradas. Y es que el templo de San Pedro esa mañana es un continuo  movimiento de penitentes, que en estos momentos previos están acompañados de familiares y algún curioso que contempla las tallas de los titulares de otras hermandades. Un bello espectáculo de vivencias y sentimientos religiosos del que nuestros nietos participaban y visualizaban dentro de su incipiente uso de razón.

Pero lo mejor para ellos estaba por llegar y fue al finalizar procesión. Y es que al levantarse la tela que cubría el interior de trono, su padre les dijo que pasaran…a empujar también. Sin tener conciencia de ello, Manu y Nacho, durante unos escasos pero fundamentales metros, participaban por primera vez de manera activa en la hermandad de la que su bisabuelo Carlos, hoy viéndolos complacido desde el Cielo, su abuela María del Pilar y su padre Fermín, y demás hermanos y hermanas la conforman.

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