Hay un proverbio siux que dice que “antes de juzgar a
alguien camina tres lunas sobre sus zapatos”. Ponernos en el lugar del otro es
algo que nunca hacemos, por regla general no suele ser la empatía una de las
cualidades humanas más extendidas. Esa es la premisa —la comprensión de
nuestros semejantes— de “Entiéndeme tú a mí”, una comedia con cuatro historias
(todas distintas, pero muy parecidas), con la que la compañía cántabra Cocorotta
Teatro cosechó este sábado en el Marcelo Grande una sonora ovación.
Llegaba “Entiéndeme tú a mí” a Tomelloso como intercambio de
la Federación de Grupos de Teatro Aficionado de Castilla-La Mancha, FETEACLM, y
su homónima de Cantabria, FETEACAN. Hubo buena entrada el Marcelo Grande, casi
se llenó la platea para ver a la veterana compañía de Reinosa (fundada en
1985).
“Entiéndeme tú a mí”, con libreto de Eloy Arenas y dirección
de José Andrés García, ofreció cuatro cuadros, con diálogos ingeniosos, que
sorprenden, tienen mensaje y, lo más importante, divierten y hacen reír al
público. Ocho personajes a los que dan vida tres actores, David, Cobo, Javier
González y Antonio González Camacho, que divierten con su histrionismo, su vis
cómica y su buen hacer.
Los tres se recrean en situaciones inesperadas en las que no
falta el humor negro. Y es que, “Entiéndeme tú a mí” es un mosaico agudo e hilarante
sobre nuestra incapacidad de ponernos en el lugar del otro. Si la empatía
produce situaciones deseables, la falta de ella provoca escenas —cuatro sobre
las tablas del Marcelo Grande— torpes y descacharrantes.
Chema, que se le ha roto la computadora, recibe a Rom, un
singular ordenador de origen humano, un clon con cerebro, numerosos discos duros
y propiedades impresionantes. Manolo solo entiende la cultura masculina y
Lucía, su mujer, que lo quiere mucho, sufre un proceso de metamorfosis por el
que se convierte temporalmente en hombre.
David es un triunfador que no pueden entender como su mujer tenga
como amante a un vendedor de clínex en un semáforo. Y en la apoteosis final, al
estilo de “No me chilles que no te veo”, Mario y Pepe han tenido un accidente.
Uno ciego y el otro no puede mover los brazos; comparten piso y se necesitan
para sobrevivir… lo que provoca situaciones
inimaginables.
Los cuadros (que transcurren en un escenario prácticamente vacío),
se nos presentan con un rock and roll. En definitiva, la comedia, a través de
situaciones inverosímiles y descacharrantes, nos explica que la clave es ponerse
en el lugar del otro… A pesar de los limites que nos planteó Cocorotta. El
público premio a los reinosanos con una sonora ovación.
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Domingo, 14 de Septiembre del 2025
Sábado, 13 de Septiembre del 2025
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Domingo, 14 de Septiembre del 2025
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