Si regalas el ajuar, tu casa,

el patrimonio devengado

de tantos años reunido

¿Qué te queda?

 

Dejas el hogar inerte,

baldío, desabrigado,

en un caos inmerso

¿Qué meta se alcanza?

 

¿Naciste a esta vida?

o empezaste otra,

sin enseres, sin cavilaciones,

sin amores que vuelvan?

 

Aquí nos hallamos en el cementerio

frente a la fría tumba,

recapitulando nuestra historia:

la vida personal vivida,

enmendando errores

que ya no tienen enmienda.

 

Recordamos el pasado

como si ayer fuera hoy:

un pasado breve…

que se cierra al recuerdo

con goznes de acero.

 

Vendrán otros por estos lares

a decirnos quienes fuimos:

amigos, parientes, todos ellos

abrigando la tierra que nos cubre.

 

Otros nos calman con rezos,

nos avivan la esperanza

de un próximo mañana.

Mientras tanto soñaremos

con el cosmos, con sus espíritus,

que nos muestran…

caminos ciertos.

 

Aquí somos como niños,

el tiempo no es tiempo,

o pasa demasiado lento,

descomponiendo carne y huesos.

 

Somos nubes de fuegos fatuos,

somos polvo convertido en humo.

Somos buenos, somos amargos,

somos química pura que vuela…

sin rumbo claro,

hacia donde la energía no se destruye,

sino que se transforma,

según nos han dicho.

 

Se borrarán nuestras huellas…

y así seremos cielo, seremos uno

con un destino común de moribundos.