Opinión

Recuerdos de los pioneros del golf en Tomelloso, 35 años después

Antonio Muñoz Serrano | Lunes, 3 de Noviembre del 2025
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El pasado sábado 25 de octubre se celebró en Layos un encuentro entre los  jugadores de Golf que formaron el germen del actual club de golf de Tomelloso. Asistieron 6 jugadores por orden: (ver foto) José Luis Tello, Antonio Muñoz, Manuel Lahoz, Melquiades Ocaña, Jesús Alberto Moya y Pedro Luis Quevedo. Un reencuentro muy agradecido por todos tras mucho tiempo sin compartir partido.

Quizá sea el momento de hacer algo de historia de lo que sucedió hace 35 años, para comenzar esta ventura en una tierra donde precisamente este deporte no era practicado por nadie, el campo de juego es fundamental y no se tenían instalaciones para hacerlo realidad.

Todo empezó con la comida fin de temporada del Club de Baloncesto Tomelloso, en mayo de 1990, al finalizar la comida, surgió como nos planteábamos la siguiente temporada, los años ya no pasaban en balde para algunos, la familia, obligaciones laborales fuera de la comarca y otras cuestiones personales hacían imposible mantener el grupo, dando por finalizada aquella etapa para dejar paso las nuevas generaciones. Pero antes de despedirnos, surgió el comentario sobre próximas reuniones, tendríamos que buscar alguna razón para seguir compartiendo momentos, diversión, deporte, sobremesa, éramos además de un equipo un grupo de amigos, se hicieron varios comentario jocosos sobre juegos a practicar adecuados a la edad, el domino, el tute, la petanca, … y entre risas José María Buitrago planteo “porque no el Golf”, risas, bromas, pero vaya nos planteamos probar porque había comprado dos palos y unas bolas para su tienda de deportes, con el fin de que sirvieran de reclamo para la exposición de camisas polo en el escaparate, así que el sábado siguiente estábamos unos cuantos entusiastas buscando un sitio donde probar aquellos “artefactos”, se nos ocurrió la vereda real en el paraje llamado “La Media Legua”, entre Argamasilla y Tomelloso. 

Evidentemente los que fuimos a probar creíamos que aquello era fácil, varios de nosotros practicábamos deportes de raqueta y aquello del golf que depende de uno mismo lo veíamos sencillo, movíamos el palo, sopesábamos la bola y reconozco que mi primer pensamiento, fue “mando la bola pueblo a la primera”, pero no fue así, a duras penas tocábamos la bola, y cuando lo hacíamos eran rabazos y no logrando levantar la bola a más de medio metro de altura, nada comparado con lo que veíamos en la televisión. Nos marchamos frustrados y pensando esto no puede ser tan difícil, alguno dijo que eso no era deporte y directamente no volvió, pero a otros nos quedó ese gusanillo manchego de “esto conmigo no puede” y empezamos a documentarnos de forma autodidacta con lo que por aquella época había, un libro que pasaba de mano en mano, algún video, correcciones entre nosotros,… todo ingenio y tenacidad, sin ayuda técnica de terceros.

Pero fue con la llegada del Open de Tomelloso de Tenis cuando un habitual del torneo con categoría Nacional, el madrileño Chema Varas, apareció ese verano con unos palos de golf pidiendo algún sitio donde practicar, y le llevaron a la Vereda, aquel fue el primer swing decente que conseguía hacer volar la bola como Dios manda en la zona.

En septiembre a los que quedamos del grupo de Baloncesto, se sumaron aficionados al tenis y comenzamos a ir regularmente los fines de semana a la vereda, y una tarde de ese mes en la Heladería Don Gelato, acordamos crear el Club Deportivo Elemental de Golf “La Vereda”, las escrituras se firmaron unas fechas después por Darío Cañas, José María Buitrago, Javier Cepeda, Antonio Muñoz y Jesús Alberto Moya, tal fue el impacto cuando nos presentamos en Notaría a constituir el Club que el Notario no nos quiso cobrar. Pero cuando esta se presentó al registro de Clubs de Castilla la Mancha, nos lo devolvieron porque ya existía un Club de Golf la Vereda en Cuenca, con lo que tuvimos que cambiar al nombre de “La Media Legua”. Fuimos el primer Club de Golf de la provincia de Ciudad y cuarto de Castilla La Mancha. 

Siempre recodare al que primer torneo al que fuimos a jugar al Bonillo, nos habían dicho dónde estaba aproximadamente el campo, y preguntamos a un pastor, no dijo que allí mismo… no lo podíamos creer al comprobar como estaba aquello, el pastor en lugar de garrota llevaba un palo de Golf lanzaba la bola y sus perros la recogían y se las traían, nos dio un consejo para enmarcar de los que no se olvidan “esto del Golf tiene dos secretos echar bien la visual y sacudirle a la bola”, (filosofía popular)

A partir de ese momento los “fundadores” nos empeñamos en poder tener 9 hoyos para poder competir, se consiguió en la vereda previa limpieza de la escombrera en la que se había convertido, en tramo central se diseñaron 5 hoyos de ida y 4 de vuelta. Tuvimos ayuda del Ayuntamiento de Argamasilla y de Construcciones Lahoz, consiguiendo tener unos grenes de tierra con base de zahorra y polvo de cantera encima que más o menos garantizaba el rodar de la bola.

Y ¡¡¡homologamos el campo¡¡¡, solicitamos a la Federación Española la certificación en distancias y diseño, consiguiendo que el campo pudiese celebrar torneos oficiales que fuesen computables para bajar hándicap. La vereda en primavera y otoño estaba verde, y muy útil para poder jugar de forma parecida un campo de verdad. Contábamos con ayuda externa inesperada, los rebaños de ovejas que pasaban por allí nos abonaban la tierra con su estiércol y cortaban la hierba, toda una segadora ecológica. Aquel campo fue la base para poder conseguir títulos a nivel regional, en el año 1994 y 1995 conseguimos pleno, ganamos el campeonato individual celebrado en el club de Golf Lomas Bosque (Madrid), el de Parejas en el club de Golf de Villar de Olalla (Cuenca) y el campeonato por equipos en el club de Golf Los Retamares (Madrid), ¿todo un milagro?....  bueno algo teníamos, competitividad, tesón, habilidad, constancia, ánimo, entusiasmo … en aquella época cuando se estaba empezando los campos de césped en Castilla La Mancha no existían y estábamos en igualdad de condiciones que el resto, jugar en un campo verde era un privilegio para todos, todo cambio cuando se empezaron a construir campos, el primero fue el de Villar de Olalla y le siguieron los de Cabanillas en Guadalajara, Layos en Toledo y Las Pinaillas en Albacete.

El crecimiento de la afición en Tomelloso se desarrolló con la apertura del campo de Golf del circuito de karts, también llamado el “fullu”, era la época de mayor impulso, Pedro Luis Quevedo como presidente y su directiva hicieron de todo, desde dar clases, organización de competiciones, fomento del campo, consolidación del club socialmente, instauración de premios anuales, etc… y todo conllevo el cambio de nombre por el actual Club de Golf de Tomelloso. Esta circunstancia llevo al desuso de la vereda, la cual al tratarse de un terreno abierto y público sufría robos tanto de arena, como de las cazoletas de los hoyos donde colocábamos las banderas, lamentablemente eso no lo podíamos cuidar y ni vigilar para evitarlo, lo cual después de los esfuerzos que se hicieron resultó desesperanzador, abandonándose a su suerte.

De los últimos 20 años poco puedo explicar, lo he visto en la distancia, me quedo con el Campeonato de España Infantil conseguido por Gonzalo Rodríguez, una autentica proeza con los medios con los que se contaban. La creación de la cancha de prácticas debía haber significado el inicio de un campo estable para Tomelloso y su comarca, pero se quedó en palabras y un anteproyecto. 

Sigo creyendo que un campo de Golf es posible, se puede hacer con criterios ecológicos, un pulmón verde, un gigantesco parque de árboles y arbustos, donde solo se gaste agua reciclada en mantener los árboles y los grenes, eso supone mantener riego a no más de 1.500 m2 de césped con un consumo ajustado, el resto de campo a resultas de la meteorología, los laterales de las calles sembradas de pino autóctono, encinas, chaparros y olivos, y donde se golpea la bola, la calle, solo debería garantizarse que no tengan piedras y estén sembradas con grama para que cuando llegue la época de lluvia brille el verde y cuando llegue  la época seca la hierba parda, contra esto no puede haber perjuicios ecológicos, hídricos o ideológicos, que son factores que pueden influir en que una instalación de este tipo nazca y se desarrolle en la comarca, nuestro deporte sin duda proporciona a mucha gente salud física y mental y mucho más para quienes van alcanzando ya la mediana edad. Esperemos que algún día se pueda tener un campo, lo merecemos.

Por cierto, el resultado del torneo lo de menos, ganamos los 6, curiosamente terminamos empatados y recibimos una copia de este magnífico recuerdo.


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