Tomelloso

“Olvidar el pasado hace que las heridas no se cierren”

Entrevistamos a los Manceau Espinosa, familiares de Valentín Espinosa, uno de los tomelloseros muertos en Mauthausen, venidos de Francia para el acto de reconocimiento, y a Vicente Jesús Díaz, autor del artículo que originó el homenaje

Francisco Navarro | Sábado, 4 de Agosto del 2018
{{Imagen.Descripcion}} Vicente Jesús Díaz y los Manceau Espinosa Vicente Jesús Díaz y los Manceau Espinosa

El pasado sábado la ciudad de Tomelloso satisfizo una deuda que tenía contraída con tres de sus hijos. Se restituyó la memoria de los tomelloseros muertos en los campos de concentración nazis. Así, se inauguró un sobrio monolito que recuerda a Fernando Ugena López y Valentín Espinosa Giménez, asesinados en el campo de Mauthausen y Abdón Alonso Casas, prisionero en Dachau. En el preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos se subraya —y en el monumento se recuerda—  que “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”.

Al acto asistieron los familiares de uno de los asesinados, Valentín Espinosa. Hubo parientes de Tomelloso y de Francia. Atendiendo a la invitación del Ayuntamiento de Tomelloso y recorriendo cerca de 2.000 kilómetros en coche, los Manceau Espinosa, Herminia, Régis y Eric vinieron al acto, viven al norte de Burdeos, cerca de Niort. No se quisieron perder el homenaje de la ciudad a su pariente. Eric Manceau Espinosa —que ha añadido su apellido español al francés—, investiga sobre el pasado de su tío-abuelo; ha venido a Tomelloso con su madre, sobrina de Valentín, y su padre.

Quedamos con ellos y con Vicente Jesús Díaz, autor del artículo que dio origen al homenaje, en una calurosa mañana del verano manchego. Durante cerca de dos horas hablamos del pasado cercano, de la peripecia de una humilde familia de Tomelloso y del futuro mejor que todos desean.

Eric y Vicente hablan de los fríos documentos oficiales que contemplan y repasan. El mal es exhaustivo, los verdugos dejaron constancia de su trabajo eficiente con neutro lenguaje administrativo. Eric muestra el expediente en el que a Valentín lo declaran prófugo, firmado por el alcalde de Tomelloso y escrito con perfecta caligrafía inglesa. En el documento se asegura que está “en Francia huido del Ejército Rojo” y que no se sabe nada de él, el oficio es del 17 de abril de 1940. En esa fecha Valentín ya está combatiendo al lado del ejército francés.

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Eric y Vicente repasando documentos

Valentín se enroló en el ejército francés y formó parte de las compañías de trabajadores. Estas unidades se encontraban desplegadas a lo largo de la Línea Maginot cuando se inició el ataque alemán. Espinosa fue capturado entre el 20 y el 26 de junio de 1940.  Nuestro paisano, como el resto de sus compatriotas, fue deportado al campo de exterminio de Mauthausen, de acuerdo con las directrices contra “los combatientes rojos españoles” que las autoridades nazis habían determinado en comunión con el gobierno franquista. De los 7.200 españoles que fueron deportados a Mauthausen murieron alrededor de cinco mil. Se da la circunstancia de que el abuelo paterno de Eric fue capturado esa misma fecha y estuvo trabajando en una granja en Austria hasta el final de la guerra.

Todo empieza con el artículo de Vicente Jesús Díaz

Eric investigaba sobre el hermano de su abuelo cuando se encontró con el artículo de Vicente Jesús Díaz. En un abultado dossier con pastas azules lleva cientos de documentos, ordenados, protegidos y que maneja con un devoto cuidado.

La madre de Eric, Herminia Espinosa, nació en Alcalá de Xivert, en Valencia. Allí se desplazó su padre —abuelo de Eric y hermano de Valentín Espinosa— a trabajar después de la Guerra Civil. La mujer nos cuenta que «sabía que mi tío había existido, pero no conocía nada de él. Ha sido mi hijo quien ha empezado a buscar porque le interesa mucho la historia de nuestra familia».  Eric, asegura su madre, «quiere saber de dónde viene». Todavía conservan familia en Tomelloso, «que estuvo en la inauguración. Venimos al pueblo de vez en cuando».

Eric sabía que su abuelo había tenido un hermano que desapareció durante la Guerra «comencé a buscar por internet y encontré el artículo de Vicente. Desde entonces no he parado en investigar». Para la familia fue una verdadera sorpresa, asegura Eric, «no conocíamos esta historia».  Cuentan Eric y Herminia que no ha estado excesivamente bien vista la recuperación de la figura de Valentín Espinosa, incluso la familia le intentó persuadir de que abandonase la búsqueda «déjalo, ya ha pasado mucho tiempo, me dicen»

Tampoco en Francia se conoce la trágica odisea de los republicanos españoles que se refugiaron en el país vecino  «ni lo que hicieron con ellos». Vicente Díaz apostilla que «no fueron bien recibidos, los metieron en campos de trabajo que ellos mismos tuvieron que construir», Eric asiente, «fueron tratados como parias, eran mano de obra barata», El Gobierno francés «tenía miedo de ellos».

Los dos jóvenes creen que la Guerra Civil Española se puede entender como un capítulo previo de la Segunda Guerra Mundial, como se afirma en la más reciente historiografía. «No fue una guerra entre hermanos, fue un conflicto que se definió por la intervención de una u otra forma del resto de potencias mundiales», dice Vicente. La de los republicanos españoles —y en este caso la de Valentín Espinosa—es una triste historia de derrota. Valentín Espinosa tenía 20 años cuando comenzó la Guerra de España, según los documentos de Eric, nació en abril de 1916.

«El siglo XX es muy convulso. Mi bisabuelo francés estuvo en la Primera Guerra Mundial y perdió a tres de sus hermanos. Mi familia ha estado muy marcada por la guerra, en Francia y España. Mi abuelo francés fue hecho prisionero en 1940», asegura Eric. Y es que, como dice Vicente, «es necesario recuperar estos hechos para los que van a venir después; es un elemento educativo».  Esta es la diferencia entre Francia y España, señala Vicente Jesús, «la relación que se ha establecido en uno y otro país en relación a un pasado traumático; aquí son muchas veces los propios familiares los que no quieren “remover”, un ejemplo más de la represión y el miedo del que se sirvió el régimen franquista para sostenerse», pero se trata «no sólo de recordar sino de que sus historias sirvan también de ejemplo en el futuro».  En ese sentido, la madre de Eric señala que su hijo siempre le ha interesado saber de dónde viene «pero nunca hemos podido contarle nada». Incluso, ha perdurado en algunos familiares que Valentín estuvo en la División Azul.  La construcción de ese relato, señalan «fue una manera de sobrevivir en unos tiempos difíciles».

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 Foto de Valentín Esposa con uniforme de las compañías de trabajo

El reconocimiento de Tomelloso es muy importante

Con respecto al reconocimiento que ha hecho Tomelloso a Fernando, Valentín y Abdón, para Eric «es algo muy importante, el monolito servirá para recordarlos. Es importante que sepamos nuestra historia y nuestras raíces y para el futuro de nuestros hijos».  Eric siente a Tomelloso como algo suyo «España es una de mis mitades y Tomelloso es una parte importante de mis raíces».

Eric y Vicente siguen repasando documentos, lo han hecho durante toda la conversación. Valentín Espinosa murió en 1941, llegó al campo de Gusen, procedente de Mautahusen, en diciembre de 1940. «En tres meses lo llevan a Gusen, un sitio donde los prisioneros iban a morir. Se lo cargan en tres meses», asevera Vicente Díaz.

Y no solo es eliminado físicamente «nos cargamos su memoria», señala Vicente Díaz, «hay que recordar porque olvidar esto es también una forma de condenarlos otra vez». Para el filósofo e historiador «es interesante ver que han sido los franceses los que han mantenido la memoria de los luchadores antifascistas». Un hecho que «dice mucho de la historia de España» —sigue Vicente Jesús— «que señala esa descompensación entre Europa y nuestro país. La cultura democrática que se construye en Europa está basada en los derechos humanos y la lucha antifascista. Algo de lo que carecemos en España por ir desacompasados del resto de Europa».   

No olvidar el pasado

La conversación se mete de lleno en la educación y, sobre todo, en que la historia siempre la escriben los vencedores.  Eric, nos cuenta su madre, es profesor  de instituto y trabaja con adolescentes difíciles a los que lleva a conocer los lugares significativos de su región como un pueblo donde los nazis, en su huida hacia Alemania, quemaron vivos a todos los vecinos, hombres mujeres y niños. En España parece —aseguran todos— que de miedo recordar el pasado, sobre todo en lo referente a los fusilamientos y la represión posterior a la Guerra Civil, durante el franquismo. «Olvidar el pasado hace que las heridas no se cierren»,  manifiesta Vicente Díaz. Para Eric ha calado la idea de que «hay que olvidar». De hecho hay quien cree que no es necesario este recuerdo a los represaliados y asesinados en los campos nazis. Para Vicente, «la única forma que a nosotros nos queda de ganar la batalla a los horrores del fascismo es precisamente no olvidar».

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Fotos de la familia Espinosa

El acto del sábado sirvió para homologar el espacio público español al europeo «ya tenemos un homenaje público a los represaliados por el franquismo, a los muertos en los campos de concentración. Además, con una referencia a los Derechos Humanos vinculándolos a los represaliados por el franquismo».

La familia francesa de Valentín Espinosa se lleva un buen sabor de boca de Tomelloso, la ciudad ha recuperado la memoria de un hombre que tuvo mala suerte, que perdió dos veces y pago con su vida, la lucha contra el fascismo y el nazismo.

Beneficio para Tomelloso

Tras una foto en la Posada de los Portales, a pleno sol y con cerca de 40 grados, nos quedamos con Vicente Jesús Díaz. El periodista le pregunta sobre el hecho de que su artículo haya tenido tanta repercusión. «Que tu trabajo tenga estos efectos es lo mejor que le puede pasar a uno como historiador». Pero más que eso «lo que ha quedado para Tomelloso, el homenaje, el espacio, el símbolo». A Vicente le enorgullece que el monumento inaugurado el sábado «sea el primero a los Derechos Humanos, un símbolo universal, de concordia, que está por encima de las banderas, de los credos religiosos, de las razas… es un símbolo que une y que debe ser de todos los demócratas. Y que se haga precisamente en referencia a tomelloseros víctimas de las mayores atrocidades cometidas en el siglo XX… creo que es un buen paso». Vicente Jesús Díaz se queda con lo profesional y con el beneficio que ha tenido para Tomelloso, «la parte personal hay que dejársela a los familiares que son lo que tienen que disfrutar con el reconocimiento».

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