El postureo, para quien no sepa qué significa es, simple y llanamente, comportarse de cierta manera por las apariencias más que por tu propia voluntad. Es decir, posturear es fingir que llevas una vida idílica en tu Instagram cuando, en realidad, no te soportas ni a ti mismo. 

Esto se ha dado de toda la vida de dios pero nosotros, los millennials, como lo llevamos todo al mundo de las Redes Sociales, le hemos dado un nuevo término. El hecho es que este neologismo ha traspasado internet y se ha colado también en la vida real. Quizá el refrán “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces” lo resuma bastante bien. 

Hace unos meses alguien me dijo que, estos últimos años, habían elegido a los pregoneros de la Feria por puro postureo. Es decir, que resultaba un poco “populista” elegir a gente tomellosera que hacía cosas —parafraseando a Rajoy— y que el único objetivo de todo ello era meterse a la gente en el bolsillo. No con estas palabras, claro está, pero esta persona que os digo me dio a entender eso. 

Mi objetivo aquí tampoco es alabar la labor del equipo de gobierno de nuestra localidad —me pongo muy solemne con estas cosas—. Dios me libre de tomar partido por uno de los dos partidos —valga la redundancia— que en los últimos años han gobernado Tomelloso. 

A lo que yo quiero llegar es “ar núcleo” —como diría la gran Rocío Jurado— de todo esto. A qué es exactamente lo que nos lleva a pensar que poner a un tomellosero que no es famoso, pero que destaca en algún ámbito, como pregonero de nuestras fiestas es solo para meterse a los ciudadanos en el bolsillo. ¿Qué nos hace creer que Joaquín Acedo, el pregonero de la Feria del año pasado, no se merecía ser pregonero y que lo fue solo por las apariencias? Hablamos de una persona que salva vidas en el mar. Un hombre que arriesga su propia vida para salvar la de los demás. 

Me inquieta un poco que alguien piense que Alicia Palacios es pregonera este año solo por “quedar bien”. Una mujer que es referente en investigación en el mundo de la Física Atómica y Molecular, y que tiene un currículum impresionante. Una tomellosera hecha a sí misma en un mundo, el de la Física, que sigue siendo de hombres. 

Quizá la elección del pregonero o la pregonera de nuestras fiestas haya adquirido una importancia mayor de que la que tenía antes. Que, oye, Luis del Olmo está muy bien y es un referente en el mundo del periodismo pero, a lo mejor mucho, lo que se dice mucho, con Tomelloso, no tenía que ver. 

Y quizá Isabel San Sebastián tuviera mucho que contar sobre un pueblo que no es el suyo, hablar sobre unas calles que no la vieron crecer o destacar la forma de ser de unos vecinos que nunca tuvo. 

Lo mismo es que necesitábamos que alguien de aquí nos dijera cómo está el mundo fuera, en vez de que alguien de fuera nos explicase lo que hay aquí. Quizá necesitábamos priorizar la excelencia en otros campos y premiarla, o mirar dentro, para valorar y ver qué hay en nuestra propia casa, y reconocerlo. Igual era primordial reconocernos a nosotros mismos en vez de a otros. 

Pues, si eso es postureo, no quiero que el postureo acabe nunca.