Hay una frase que me saca de quicio, aunque parezca exagerado el planteamiento, cada vez que escucho o que directamente me han dicho aquello de “Tomelloso no tiene mucha historia, es un pueblo joven” me cambia el semblante. Quizás el amor a mi pueblo o tal vez por la idea de que la historia, su intensidad e importancia, no es sólo cuestión de mediciones cronológicas; hay lugares que tuvieron su época gloriosa en el acontecer de los años y posteriormente nada dieron que recordar, otros pueblos por un único suceso relevante pasaron a los anales históricos, por eso el simplismo de la expresión resaltada me chirría.
El acervo histórico de los pueblos puede verse desde muy distintas ópticas y una de ellas es por los personajes que tienen su origen en cada lugar. Desde esa idea me parece importante resaltar que Tomelloso ha aportado mucho y hay bastante que estudiar. Afortunadamente, en los últimos años, hay gente joven, buenos seguidores de Pavón o de Lorenzo Sánchez, que está profundizando en las personalidades nacidas en nuestro pueblo que han participado en importantes acontecimientos históricos y han dado renombre a nuestra ciudad.
En ese contexto, muchas veces he dicho que, junto a los premios literarios de la Fiesta de las Letras, sería importante convocar distinciones a la investigación histórica con más desarrollo que el galardón de artículos periodísticos en los cuales sí se ha tratado lo ocurrido en Tomelloso y sus gentes.
Hoy, por enésima vez, doy una vuelta al libro que me regaló Mari Blanco; una auténtica joya sobre la historia de la provincia de Ciudad Real: el DICCIONARIO HISTÓRICO, GEOGRÁFICO Y BIOGRÁFICO de la Provincia de Ciudad Real de D. Inocente Hervás y Buendía. Este profesor de Historia Eclesiástica estudió cada uno de los pueblos de nuestra provincia con los documentos de los cuales disponía a finales del siglo XIX (1898).
En la última parte del estudio mencionado hace referencia a personajes, hijos de cada lugar, que, hasta entonces, habían destacado en la historia de España.
Respecto de Tomelloso hace mención expresa a Fray Alejandro de la Madre de Dios, de la Orden de los Trinitarios.
Dice del referido fraile que nació en 1656, unos 130 años después de los datos que se plasman sobre Aparicio Quiralte y Martín Sánchez como primeros pobladores en el originario Tomelloso, aún bajo la jurisdicción de Socuéllamos y no habiendo alcanzado independencia eclesiástica.
Dice el profesor Hervás que Fr. Alejandro llegó a ser calificado como Alejandro el Magno, en la Universidad de Alcalá de Henares en la cual estudió Teología, ya que aventajaba a todos los doctores que poblaban aquel centro de estudios y por ser considerado uno de los mayores ingenios de su tiempo.
Colaboró de forma notabilísima en la redacción de la Crónica de los Padres Descalzos de la Santísima Trinidad.
La Orden Trinitaria o de los Trinitarios fue fundada en el S XII por S. Juan de Mata y por S. Félix de Valois. Fue la primera institución oficial de la Iglesia dedicada a la liberación de presos mediante medios no violentos. Es también la primera Orden religiosa no monástica y una de las principales órdenes religiosas que se extendieron por España y Europa durante la Baja Edad Media.
Juan de Mata quiso para los trinitarios una vida religiosa auténtica, volviendo al Evangelio y a la vida apostólica, desde la sencillez de las relaciones, sin desigualdades; también un carisma liberador hacia todo cristiano, y no cristiano, y así la Regla está impregnada del ideal del servicio, la humildad y la entrega al pobre y cautivo, esté donde esté; y en tercer lugar, quiere una devoción especial a la Santísima Trinidad, como fuente de toda la vida cristiana, y así en nombre de la Santísima Trinidad se fundan casas, se levantan iglesias, se rescatan cautivos.
El hábito consta, según la tradición recibida en la Orden, de túnica blanca con correa negra, escapulario blanco que lleva encima una cruz de color rojo y azul, y capucha igualmente blanca.
En la provincia de Ciudad Real ha habido Conventos Trinitarios en varios municipios y hay referencias en el Archivo Histórico Nacional relacionados con La Solana, Alcázar de San Juan y Villanueva de los Infantes; todas ellas con importante documentación que data de los siglos XVI al XVIII. Máximo exponente de la Orden, reformador y fundador de los Trinitarios Descalzos es San Juan Bautista de la Concepción, nacido en Almodóvar del Campo en 1561.
En ese marco histórico Fr. Alejandro colabora determinantemente en las Segunda y Tercera partes de la Crónica General de los Trinitarios (1706 y 1707).
También D. Inocente Hervás hace referencia a otras publicaciones de Fr. Alejandro: Luz del Alma (alcanzó 6 ediciones) y Manual del Cristiano (3 ediciones), ambas obras de 1707 y las dos traducidas al latín y al italiano.
Murió en Madrid en olor de santidad en 1708.
Son algunos más los personajes que D. Inocente Hervás relaciona con Tomelloso.
Hace importante alabanza a las virtudes de los tomelloseros y pone de relieve como el pueblo ha crecido al doble de su población en menos de 100 años, desde 1815 a 1897, pasando de 5.200 a 11.413 habitantes.
Tenemos importante historia que habrá que ir investigando, potenciando su estudio y publicando para su conocimiento.
El reconocimiento a la labor de la BAM lo he manifestado en múltiples ocasiones. Es un lujo que la Biblioteca de Autores Manchegos, de la Diputación Provincial de Ciudad Real, pusiera al alcance de muchos la edición facsímil del DICCIONARIO HISTÓRICO, GEOGRÁFICO Y BIOGRÁFICO DE LA PROVINCIA DE CIUDAD REAL en una excelente presentación publicada en 2003.
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Jueves, 2 de Mayo del 2024
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